Publicado en La Nueva España el 21 de febrero de 2019
La calle es suya. Oigan, que ni
siquiera lo consiguió Fraga, lo cual ya es mucho decir. Las calles son para los
coches. No, las calles son de los coches. El urbanismo de pueblos y ciudades se
ejecuta en función de sus necesidades no de las vecinales.
No es nada nuevo. Desde la década
de los setenta del siglo pasado, grosso
modo, los coches particulares se fueron haciendo dueños de las calles
españolas. Las ciudades crecían, se extendían creando ciudades dormitorio para
las que no existía un sistema público de transporte y la única solución de
movilidad fue el vehículo particular. Mal negocio para los ciudadanos y
magnífico para las empresas automovilísticas, petroleras y grandes
constructoras de obras públicas.
Cuanto más crecen las ciudades
más carreteras, más carriles, autovías superpuestas, enlaces o aparcamientos.
No parece tener fin. Da igual que las consecuencias sean atascos, contaminación,
horas perdidas, mala leche. Nada importa, ¡más carreteras!
Desde hace unos años se está
extendiendo la idea de modificar los usos y disfrutes de la ciudad, y eso pasa
inexorablemente por cambiar los hábitos de movilidad. Tenemos que racionalizar
el espacio urbano y reducir el uso del automóvil. No se trata de eliminarlo,
sino de utilizarlo de una manera más sensata, lo cual conlleva menos contaminación,
más ahorro y más salud.
El último ejemplo de plan de
tráfico que hemos conocido ha sido el de Madrid Central y los ánimos de algunos
se soliviantaron. Pero no nos vayamos tan lejos. ¿Y a mí alrededor que pasa?
Si me centro en Asturias veo como
en general el espacio dedicado al coche retrocede y los ciudadanos cada vez
disponen de más zonas peatonales, aceras más anchas, más zonas verdes, carriles
bici… Y esto en ciudades y pueblos. No en todos, desde luego.
Hay casos, como la villa de
Tineo, en que no es así. Aquí el coche es dueño y señor de las calles y aceras.
La villa de Tineo se puede
recorrer de una punta a otra en menos de media hora. No parece que el coche sea
muy necesario. Pues al parecer lo es ya que hubo que implantar la zona ORA en
2008. Se argumentó que con ello se agilizaría la renovación de vehículos en los
aparcamientos y facilitaría el acceso a los comercios. La estancia máxima era
de dos horas. Pues bien, en 2013 se amplió la estancia a cinco horas con la
finalidad de favorecer el estacionamiento a quienes trabajan en las distintas
zonas, eso se dijo. Según la ordenanza fiscal municipal para 2019 la estancia
máxima de estacionamiento es de cuatro horas.
Es decir, pasamos de pensar en los
ciudadanos y sus compras a centrarse en los trabajadores de esos
establecimientos. Pues vale.
Está claro que ni uno ni otro, la
zona azul tenía, y tiene, un claro afán recaudatorio. Y aquí me topo con otra
cuestión. ¿Quién lo gestiona? Una empresa privada. ¿Una empresa local? Solo al
principio, luego pasó a manos de grandes empresas nacionales y quien sabe sí
internacionales. En la actualidad lo administra Estacionamientos y Servicios.
Esta concesionaria no tiene oficina en Tineo. Es más, el único local que
dispone para sus cosas se encuentra situado en la planta baja del Ayuntamiento
tinetense. Eso no es ocupación de espacio público. Cosas veredes.
¿Tan difícil es para el
Ayuntamiento gestionarla? Se necesitan unas
pocas máquinas expendedoras de tiques y dos personas para el control. Las
multas las ponen los policías locales. Ya de pagar por aparcar ¿no sería más
rentable para los vecinos del concejo la gestión municipal?
La actuación más relevante en
esto del tráfico fue la de habilitar, nuevamente, una zona libre de estacionamiento en la plaza del
Fontán, frente al Ayuntamiento, Curiosamente a su alrededor es todo zona azul e
incluso a muy poca distancia se encuentra el aparcamiento público de pago.
Realmente curioso. ¿La explicación? Se puede suponer.
Esto de la zona azul tinetense da
para bastante. Otra de sus características es que se dijo que se podía utilizar
la tarjeta para el pago. Todos pensamos al principio que se referían a las que
todos tenemos, pues no. Se trata de una tarjeta de prepago, que será muy cómoda
pero adelantas el dinero a la empresa. Más negocio para ella. También se puede
utilizar el móvil, pero según me comentan – no lo he utilizado nunca – sale
unos céntimos más caro.
Hoy en la villa de Tineo nos sale
más barato aparcar en las aceras que en la zona azul. En unas no multan y en la
otra como te pases del horario abonado sí.
Lo de la ocupación del espacio
público en Tineo es peculiar: no a todos los que lo ocupan se les cobra, aunque
sean negocios privados y entorpezcan el deambular. No parece muy justo, pero
esa es otra historia.
De momento los estándares que hoy
se consideran importantes para determinar la calidad de vida de un pueblo o
ciudad aún no han llegado por estas tierras. Ya llegarán.
La calle es suya by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
No hay comentarios:
Publicar un comentario