Publicado en La Nueva España el 5 de marzo de 2019
En teoría los políticos están al
servicio de los ciudadanos, en la práctica ya es otro cantar. No es fácil eso
de conjugar los intereses de los ciudadanos, desde luego, pero para eso está la
política y las personas que se encargan de llevar a la práctica las propuestas
programáticas de los diversos partidos políticos.
Vale, dejaré de reírme.
La política es una cosa seria,
los políticos son de risa. Y me refiero a los de los últimos años. La cosa
pública está plagada de arribistas, mediocres, ególatras, simples, iluminados…
Sólo tenemos que echar una ojeada a nuestro alrededor.
¿Cuándo fue la última vez que les
oyeron hablar de los problemas de nuestra sociedad? Todos sus esfuerzos están
encaminados a perpetuarse en el poder y mantener sus estatus social y
económico. Hay algunos que le tienen tanto apego a la poltrona que cuando la
dejan profetizan el advenimiento del fin del mundo o poco menos. El señor
Casado es su profeta máximo y tiene como acólito al señor Rivera, y ambos los
dos están casi abducidos por el poltergeist
de la extrema derecha.
Fenómenos extraños, no diré
paranormales, se producen en los lugares más insospechados. Ahí tenemos lo
sucedido en Valdés.
La Nueva España nos contó que
Simón Guardado, alcalde de Valdés, retiró las competencias delegadas a tres
concejales que apoyaron la candidatura a la alcaldía de Óscar Pérez, el rival
que le derrotó en las primarias.
A eso se le llama encajar una
derrota democráticamente.
El alcalde explicó los motivos:
“falta de confianza”. Se explicó aún más: “Sin acritud, creo que se deben
centrar en otro proyecto político que no es el mío, es del de Óscar Pérez”.
Desde luego, sin acritud pero
dándoles una buena patada.
Yo pensaba que el proyecto
político del alcalde era el del PSOE de Valdés para su concejo, ya veo que no.
El personalismo se está cargando una forma de entender la política. Los
partidos políticos están siendo relegados a meras comparsas que se activan en
períodos electorales para captar votos, el resto del tiempo hibernan. Es el
modelo estadounidense.
Da igual que el partido sea de
derechas o de izquierdas, todos buscan líderes carismáticos con buena imagen que
más que hablar tuitean. Los programas electorales o los gobiernos no son de tal
o cual partido, son de Sánchez, Casado, Rivera, Iglesias… La táctica es en
todos igual. Los partidos depositan en ese líder todas sus esperanzas, lo
alaban, le obedecen con mayor o menor devoción, y cuando se quema o no cumple
las expectativas lo chamuscan y buscan otro.
Como últimos ejemplos de ese
personalismo populista, todos lo son, tenemos a Manuela Carmena con su
plataforma Más Madrid e Íñigo Errejón que abandona el paraguas de Podemos y se
pone al sol que más calienta.
De aquí a junio veremos cosas que
ya no nos sorprenderán… como lágrimas en la lluvia. Será hora de votar.
¡Qué pobreza de políticos! by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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