Pues nada, el Partido Popular me
sigue dando sorpresas. La llegada de Pablo Casado a la presidencia del PP
barruntaba giros importantes hacia la derecha pero no, lo suyo fue parar en
seco, dar media vuelta y enfilar setenta años atrás. Tan joven y está demostrando
ser un carpetovetónico de tomo y lomo. ¡Va revolucionao!
Es lo que tienen estos jóvenes
cachorros que sin oficio ni beneficio se han tomado la política como una
profesión. Por mantenerse y medrar hacen lo que haga falta. Casado, siguiendo
esa estela, representa lo más burdo de la política.
De su boca salen
mentiras, insultos, y cuando hace una propuesta la extrae de la caverna. Me
produce sarpullidos. No tiene ideas y carece de pudor y vergüenza. Casi, solo
casi, hace bueno al maestro Aznar.
Y lo más preocupante es que
Casado está sacando a relucir temas zanjados que por mor de su insistencia, y
de sus jóvenes compañeros de viaje, se vuelven a convertir en temas de
enfrentamiento entre los ciudadanos. Destilan ese rancio odio que acumula la
derecha más intransigente, la directamente heredera del franquismo.
En competencia directa tiene a
Albert Rivera, anteriormente Alberto Carlos Rivera Díaz. Uyy, otro que
catalanizó su nombre. ¿Dónde queda su compulsivo españolismo? Este anda azotao.
Rivera y Casado podrían
intercambiarse sin ningún problema. Representan la misma derecha. Escupen barbaridades
reaccionarias que provocan estupor, risa y que acaban en miedo. Sí, miedo. Me
asustan. Les oigo arengar y me recuerdan lo que escuché a los franquistas en mí
niñez y juventud. Veo día a día como mucha gente, vecinos, se alimentan de esa
ponzoña y luego vomitan intolerancia, xenofobia, racismo, machismo.
Culpo a Casado, a Rivera y a
todos los que les siguen por esa senda.
Más allá de estos jóvenes
retrógrados se encuentra esa extrema derecha que tanto les motiva. La benevolencia, la complacencia,
con la que Rivera y Casado ven los desatinos de esa ultra derecha son
alarmantes.
Las dos derechas, cada vez más
escoradas a la derecha extrema, compiten en votos con los reaccionarios entre
los reaccionarios y eso les está llevando por un camino que mete miedo.
No quiero volver a los frentes.
Lo único que me importa es la convivencia pacífica, la democracia y su
permanente mejora. Casado y Rivera están apostando por todo lo contrario.
Las nuevas viejas derechas by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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