Dicen que las armas o las
palabras las carga el diablo, pues para Benjamín Prado Todo lo carga el diablo. Ese es el título de su última novela, en
la que nuevamente el protagonista es Juan Urbano, profesor de lengua y
literatura y además investigador esporádico, que se enfrenta a un nuevo
desafío. Su trabajo consiste en investigar sobre la vida de las personas y
luego redactar una biografía. En esta ocasión, Diego Raúl González, empresario
farmacéutico, le encarga recabar información sobre su madre desaparecida,
Caridad Santafé.
La vida de Caridad Santafé,
personaje ficticio, se entremezcla con dos personajes reales, Margot Moles y
Ernestina Maenza. Las dos últimas fueron las primeras mujeres españolas que
participaron en unos Juegos Olímpicos, en la modalidad de esquí alpino, en los
Juegos de Garminsch-Partenkirchen en Alemania en 1936. Fue la primera ocasión
en la que España estuvo presente en unos juegos de invierno.
Las mujeres han sido marginadas y
relegadas al olvido en la Historia y España no ha sido la excepción. Fue en la
etapa de la II República cuando empiezan a tener entidad y presencia por sí
mismas, pero duró muy poco y tras la Guerra Civil su papel fue reducido a la
nada. Esa es una de las claves de Todo lo
carga el diablo.
La novela se desarrolla en la
época de la II República, la Guerra Civil y la posguerra, así como en la
actualidad. A través de ella descubriremos a mujeres olvidadas o casi, no sólo
del mundo del deporte sino en el de la literatura o el arte. Todas ellas fueron
mujeres fuertes, lo tuvieron que ser a la fuerza. No les bastó tener unas
grandes cualidades artísticas o deportivas, además tuvieron que luchar contra
una sociedad profundamente machista que no las dejaba desarrollarse como
personas.
El relato deambula entre el
pasado y el presente y al tiempo que narra las indagaciones de Juan Urbano nos
presenta lo que será el informe que presente a Diego Raúl González, con lo cual
tenemos una visión de conjunto.
El narrador no es neutral, toma
parte y nos hace advertencias de lo que nos iremos encontrando.
En Todo lo carga el diablo nos encontraremos con otros dos temas
relevantes: los hospitales psiquiátricos y las farmacéuticas. Ambos son muestra
de las aberraciones cometidas por el franquismo.
Los hospitales psiquiátricos se
utilizaron como instrumentos de represión política y fueron muchos los
republicanos encerrados en ellos sin enfermedad alguna. La aplicación de la ley
de vagos y maleantes confinó sin motivo a homosexuales, vagabundos o madres
solteras, a las que además robaban a sus hijos.
La política psiquiátrica en la
España franquista tuvo su máximo exponente en Antonio Vallejo Nájera, que según
los especialistas en la materia importó técnicas de la Alemania nazi.
En la novela también se recoge la
relación entre los prebostes franquistas y las farmacéuticas. Uno de los casos
más sangrantes de corrupción y desprecio a la vida fue la propagación del
poliovirus.
El último brote de poliomielitis
en España tuvo lugar entre los años 1950 y 1964. Jonas Salk descubrió la vacuna
contra la polio en 1955, hasta 1964 no se empezó a emplear de forma masiva y
gratuita en España lo que provocó que miles de niños enfermasen y muriesen. El
régimen franquista no quiso afrontar el gasto de la vacunación. La vacuna era
inalcanzable para las clases populares debido a su coste. Pero había algo más.
Tras esa actitud miserable había también una guerra interna por hacerse con el
control de la Sanidad. Por un lado esta el SEO (Seguro Obligatorio de Empleados),
controlado por Falange y por otro, la Dirección General de Sanidad (DGS),
gestionada por sectores militares católicos.
Como pueden ver Todo lo carga el diablo da pie a que nos
adentremos en algunos temas de nuestra Historia, nada gratificantes, por cierto.
Regresa un personaje muy
importante en la vida de Juan Urbano, Isabel Escandón, que apareció en Ajuste de cuentas. La verdad es que su
relación me parece un poco ñoña. Bueno, todo sea por el amor.
La quinta entrega de Los casos de Juan Urbano, al igual que
las anteriores, es entretenida y aporta muchos datos históricos. Benjamín Prado
es un escritor que no esconde sus opiniones, es lo que se ha dado en llamar un
escritor comprometido.
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