La identidad de los pueblos se asienta, entre
otras, en su cultura, tradiciones y personajes más relevantes. Podríamos
englobar esos conceptos en uno: la Historia, que será local o universal, pero
que nos explica las razones por las cuales somos como somos, como colectivo
social, en la actualidad. Quienes exacerban esos rasgos acaban, en muchos
casos, blandiendo un nacionalismo identitario del que no depende el tamaño del
territorio.
La exaltación de personajes destacados en la
Historia es recurrente, pero no todos los pueblos tienen un elenco del que
presumir, sobre todo si son pequeños y geográficamente se encuentran apartados.
No es el caso de Tineo. Valgan como ejemplo los tres más destacados, aunque hay
más: José Maldonado, Rafael del Riego y Pedro Rodríguez, Conde de Campomanes.
Tres siglos, tres hombres que trascendieron las fronteras españolas. Son, sin
duda, tres figuras universales.
En 2020 el Ayuntamiento de Tineo celebró,
tarde, la conmemoración del bicentenario del pronunciamiento de Riego en Las
Cabezas de San Juan (Sevilla). Vuelven a llegar tarde para celebrar otro
aniversario muy relevante: el nacimiento, el 1 de julio de 1723, de Pedro
Rodríguez, Conde de Campomanes, en Santa Eulalia de Sorriba, Tineo. Y si
alguien no lo remedia llegarán a destiempo, si es que lo hacen, a recordar que
el 7 de noviembre de 1823 fue ejecutado, ahorcado, Rafael del Riego (Tuña,
Tineo, 1784). Estamos pues en un año en el que se podría destacar la enorme
talla de estos ilustrísimos tinetenses. ¿Perderán la ocasión?
La figura de Rafael del Riego es mucho más
conocida ya que su nombre se asoció, desde muy pronto, con la lucha por la
libertad y los republicanos hicieron de él un símbolo contra el absolutismo
borbónico del pérfido Fernando VII y el poder totalitario en general.
El caso del Conde de Campomanes es sangrante.
No es que sea una figura importante a nivel local, lo es a nivel universal. Fue
una de las personas más influyentes en su época en Europa. Desempeñó los más
altos cargos públicos. Fue un ávido lector y escritor de informes y libros que
traspasaron nuestras fronteras.
Campomanes fue el gran reformador, el
impulsor de las grandes transformaciones ocurridas en la España de su época. Se
dice que Carlos III fue el mejor rey que tuvo España, pues si tal afirmación es
cierta lo es en la medida que tuvo como ministros o asesores a ilustrados como
Esquilache, Aranda, Floridablanca y Campomanes.
Las mejoras en la administración de justicia
o correos se debieron al Conde de Campomanes. Medidas como el libre comercio de
cereales y el comercio con América supusieron un enorme avance para la economía
del país y fue gracias al tinetense. La Ley Agraria, el Banco Nacional de San
Carlos, antecedente del Banco de España, las Sociedades de Amigos del País, el fuero
de las Nuevas Poblaciones en Sierra Morena y Andalucía son algunas de las
iniciativas en las que participó activamente. Su obra como pensador y político
es inmensa y, sin embargo, es un personaje que no recibe la atención que se
merece, empezando por su Tineo natal.
Este es un buen año para recordar a estos dos
tinetenses universales que son Rafael del Riego y con más ganas aún a Pedro
Rodríguez, Conde de Campomanes. Pero que no se quede en alguna celebración
puntual, que sirva de trampolín para iniciar un camino de recuperación de la
figura de Campomanes, la más olvidada, sin dejar de lado a Riego, desde luego.
Ambos personajes históricos merecen ser conocidos, y reconocidos, en Tineo,
pero también en el resto de España por lo que representan para el conjunto de
la sociedad. Uno, Riego, luchó contra el poder absoluto y apoyó la Constitución
de 1812, llegando a convertirse en un símbolo para las generaciones
posteriores como luchador por la
libertad. El otro, Campomanes, fue un ilustrado, en el más amplio sentido de la
palabra, reformador, que desde sus puestos públicos realizó enormes esfuerzos
para mejorar la vida en España. Sus logros fueron tan enormes que por primera
vez el país dio un salto de gigante hacia adelante. Luchó contra las fuerzas reaccionarias
que detentaban el poder y ello le costó, probablemente, no solo sus cargos, si
no su ostracismo histórico. Su trascendencia social es tan enorme que no se
merece el olvido en el que se encuentra sumido.
En ocasiones ensalzamos a lo irrelevante y
nos olvidamos de lo verdaderamente importante. El 2023 es un año para recordar
a Riego y especialmente a Pedro Rodríguez, al Conde de Campomanes, que nació en
Santa Eulalia de Sorriba hace trescientos años, el 1 de julio de 1723.
Que los ciudadanos de hoy honremos el
recuerdo de estos tinetenses universales e inmortales.
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