No me quedó otro remedio, frené. Miré la desolación del tramo que tenía que atravesar. Comprobé que la ventanilla estuviese cerrada y solté una maldición.
Ha llovido y los socavones
engañan. Nunca se sabe cuando te vas a dejar la rueda del coche ahí.
Son unos cien metros de recorrido
pero cada vez que lo atravieso me gustaría hacerlo en un todoterreno o incluso,
y tal vez mejor, en un tractor.
Miro a lo ancho de la carretera y
busco el mejor lugar por el que transitar. No lo encuentro. No lo hay. A la
derecha socavón, a la izquierda más socavones y en el centro tampoco libras. Me
pongo el salacot y ya estoy preparado para la aventura.
Meto primera y el bamboleo surge
en los primeros metros. Sujeto el volante con firmeza. Me hago la pregunta de
siempre ¿libraré las ruedas? Meneo la cabeza en señal de duda.
Me arriesgo y meto la segunda. El
coche llega a los veinte kilómetros por hora y las sacudidas hacen que surjan
infinidad de ruidos. Una nueva maldición. No dejo de pensar que me estoy
dejando la mitad de las piezas del coche en el suelo.
Me cruzo con otro vehículo y los
conductores nos miramos, nos encojemos de hombros y maldecimos al unísono.
A mitad del trayecto la cosa se
complica aún más. El sinfín de sacudidas, que más bien parece una desde que
inicias el tramo hasta que lo finalizas, va acompañado de un variado repertorio
de términos soeces. No lo puedo evitar.
Los baches y desniveles se
terminan pero aún se mantienen las imprecaciones.
No estoy relatando una travesía
de montaña. No es una carreteruca de
pueblo aislado. Nada de eso. Les hablo del tramo de carretera en el centro de
Tineo donde se encuentra el Ayuntamiento.
La remodelación de esa zona incluyó
una nueva calzada. Se sustituyó el aglomerado por adoquines. Y ahí empezaron
las maldiciones.
Ese adoquinado fue reparado en
varias ocasiones, al igual que las baldosas de su entorno. Eso sí, los arreglos
a cargo del Ayuntamiento. Da igual. No tiene arreglo.
Cuando finalice este invierno nos
va a dar la risa.
Son ese tipo de obras que están
gafadas. Empezaron mal, continuaron mal y acabarán peor.
La travesía de las maldiciones by M. Santiago Pérez Fernández is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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