La ironía ciudadana alcanza a todos
Comentario para Cangas del Narcea en la Onda, de Onda Cero Radio (11/02/2014)
Tardó, pero al final se enteró de
lo que es importante y lo que no. Me refiero, como no, a la infanta Cristina.
Es el tema de estos días. Medios
de comunicación, redes sociales, en los bares, todos hablamos de la declaración
real. Eso de real es por lo de realeza, nada más.
Pero a lo que iba.
Por fin fueron capaces de meterle
en la cabeza a la infanta que lo importante es la institución. Para eso la
educaron, para que fuese capaz de discernir lo importante de lo accesorio. Lo trascendente
es la monarquía, lo prescindible son las personas.
Vamos, que le recordaron a su
bisabuelo Alfonso XIII.
Con la declaración de doña
Cristina ante el juez Castro han sido muchos los que han pregonado que se ha demostrado que la Justicia es igual para todos.
Lo hemos comprobado. Lo estamos
viendo.
La verdad es que no esperábamos
menos de ella y sus respuestas ante el juez, por lo que sabemos, han sido
claras. No dejan lugar a dudas.
No se enteró de que los ingresos
familiares le proporcionaran una mejor calidad de vida. No me extraña. Todo el
dinero se lo llevaba el palacete de Barcelona.
Cuando se le preguntó por las
actividades de su marido, no pudo concretarlas, aunque se supone que eran de
mucho éxito.
Como fue bien “educada”, siguió a
rajatabla la estrategia que le aconsejó su defensa.
Afirmó que tenía suficiente trabajo con cuidar a sus cuatro hijos, trabajar en una entidad bancaria y
participar en los actos representativos de la Casa Real. Lo entendemos, es
imposible que tuviese tiempo para hablar con su marido de su empresa.
Que su nombre apareciese en los
folletos de publicidad de Nóos, de ninguna de las maneras contribuyó a que su
marido pudiera realizar negocios con más facilidad. Desde luego, faltaría más.
Eso sí, la infanta defendió la inocencia de su marido en todo momento. El “no me consta”, “no lo conozco” y “no sé” fue de enorme ayuda para don Iñaki. Es más, estoy seguro que cuando llegó a casa se lo agradeció enormemente.
Por lo que sabemos, su
declaración viene a confirmar lo que Mariano Rajoy, nuestro presidente, ya
afirmó: “estoy convencido de que las cosas le irán bien”.
Aunque no debe extrañarnos. Tanto
la Fiscalía Anticorrupción como la Abogacía del Estado han repetido hasta la
saciedad que no hay motivos para enjuiciar a doña Cristina.
Tal es así, según nos cuentan,
que don Pedro Horrach, fiscal anticorrupción, quiere que el juez reflexione
sobre la situación y desde su soledad salga del atolladero como considere
oportuno para que acabe dictando un sobreseimiento de oficio.
Que quede bien claro, don Pedro no pretende presionar al juez.
Por su parte, el gobierno confía
en una rápida desimputación.
Tampoco quiere presionar.
No me extrañan estas declaraciones. Dicen, nos cuentan, que la infanta ha vivido esta situación como una conspiración.
La presunción de inocencia se
aplica a todos los ciudadanos y tal es así que tanto la Fiscalía Anticorrupción como la Abogacía del Estado están dispuestas a apelar a la doctrina Botín y a la Atutxa en
caso necesario.
Vamos, que harán lo que sea para
que doña Cristina no sea juzgada.
Para que veamos que la Justicia
es Justicia, el señor don Pedro Horrach, fiscal anticorrupción, reclamará a la
infanta 600.000 euros de responsabilidad civil por ser socia de la sociedad
familiar Aizoon.
¿Ustedes lo entienden, verdad?
Lo dicho, todos iguales ante la
Ley.
El “martirio” de la infanta a punto de finalizar by M. Santiago Pérez Fernández is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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