Comentario para el programa Cangas del Narcea en la Onda, de Onda Cero Radio ( 08/05/2012)
Las convulsiones económicas han
sido, son, el caldo de cultivo de posturas integristas en lo religioso, xenófobas
y racistas en lo social, proteccionistas en lo económico y radicales en lo político. Con eso de radical en lo político
me refiero a posturas intransigentes y excluyentes. No aludo a esas tonterías de
lo políticamente correcto o al talante.
Lo dicho, la situación de los
últimos años está haciendo que fructifiquen como las setas los partidos de
extremaderecha. Solo hay que dar un pequeño repaso para comprobar que nuestro
entorno, el de las democracias occidentales, está plagado de grupos fascistas y
nazis que cada día son un poco más fuertes.
El caso del Frente Nacional en
Francia era hasta hace poco el más llamativo, pero no el único. Ahí están el Partido
del Progreso en Noruega, el partido de los Auténticos Finlandeses, la Liga
Norte en Italia, el Partido de la Libertad en Holanda, la Alianza para el
Futuro de Austria o Amanecer Dorado en Grecia, que el pasado domingo obtuvo el
6,87 por ciento de los votos y logró 21 diputados. Estos solo por mencionar algunos. Eso sin
olvidar al Tea Party de Estados Unidos y su influencia mundial.
En España la derecha más
extremista está atechada. No da la
cara. Se infiltra en organizaciones de todo tipo y algún que otro partido.
Últimamente hemos visto su capacidad para
liarla y recordarnos que todavía pueden dar mucha lata. El ejemplo del sindicato Manos Limpias es ilustrativo.
Más discretos son las gentes de Foro Español de la Familia que escudados en la
sacrosanta familia tradicional católica nos retrotraen a oscuros tiempos.
Ultrabeligerantes son los acólitos del Camino Neocatecumenal, los kikos, que se han convertido en el brazo
armado de Rouco Varela. No omito a los numerarios, agregados y supernumerarios
de la Obra. Estos siguen a lo suyo: trabajando el poder terrenal para mayor
gracia de Escrivá de Balaguer y por lo tanto de Dios.
En todo este batiburrillo pierde
la democracia, perdemos todos. Estas gentes se aprovechan de la democracia para
intentar aniquilarla. Hay quienes defienden su presencia pues en caso contrario
dejaríamos de ser demócratas. Vale. Como teoría está muy bien, pero a poco que
no les apliquemos la ley, que transijamos como demócratas con ellos, nos comen
la merienda y aplican sus doctrinas, y ya sabemos lo que eso significa.
Las democracias occidentales son
fuertes pero no tienen que ser tontas. Ya hemos estado bajo su bota ¿queremos
volver a eso?
No nos despistemos, seamos
demócratas hasta la médula pero no imbéciles y no nos dejemos arrastrar por el
populismo más negro. Recordemos la historia, empezando por la nuestra.
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