22 feb 2018

¡A morirse rapidito, ea!



Publicado en La Nueva España el 22 de febrero de 2018

En 2013 el ministro japonés de Finanzas, Taro Aso, dijo aquello de que los mayores deben “darse prisa y morir”. Vale, con eso solo pretendía aliviar los gastos del Estado en su atención médica y a mí me viene bien el argumento. Lo mismo podemos decir a los pensionistas españoles, pero eso sí, dicho con más cariño: ¡A morirse rapidito, ea! ¿A qué el diminutivo lo enternece? Pues eso.

De momento no lo dijo ningún ministro español. ¿O sí? No, faltaría más. Los nuestros son otra cosa. Aquí nos dicen que el envejecimiento de la población está generando problemas muy serios en la viabilidad del sistema de pensiones.
Oiga, un momento, pero eso no es una perífrasis. Pues ahora que lo pienso va a ser que sí, o al menos se le parece.

El Fondo de Reserva de la Seguridad Social – la hucha de la pensiones – se la han pulido con gran alegría. No nos pongamos trágicos, para eso estaba. Vale, pero ahora hay que volver a llenarla. ¿Cómo? Creando empleo. Bueno, así cualquiera. Y empleo de calidad. ¡Venga ya!

Señor Rajoy, Presidente, los españoles están preocupados por las pensiones ¿qué nos puede decir para tranquilizarnos? ¡Hum, hum! La aplicación del 155 en Cataluña está siendo muy…

Nuestros jóvenes están encantados con los consejos que les están dando sus mayores: hay que destinar una parte del salario al ahorro. Bien, buen consejo, hay que ser previsores.

Perdón, los jóvenes están emigrando, es que no hay trabajo para ellos. ¿Y eso es un problema? Así aprenden idiomas y se desarrollan como personas. ¡Siempre poniendo pegas a todo!

Discúlpeme, es que cobrando quinientos o seiscientos euros es imposible ahorrar. ¡Ya estamos otra vez! Eso es que no se administran bien. Siempre se puede hacer más. ¡Acuérdense de sus abuelos! Con poco hicieron mucho.

Estamos intranquilos por nada. Ya nos han dicho economistas, pesebreros varios, presentadores de variedades y demás que lo mejor que podemos hacer es liarnos con un plan de pensiones privado. En estos momentos oigo una música celestial y una luz me deslumbra. Contemplo mi vejez en una paradisíaca isla, con tumbona y cervecita en la mano. ¡Qué felicidad! ¡Cómo voy a querer morirme! ¡Pongan un plan de pensiones en su vida, verán la vida de otra forma!

Sé que soy muy pesado, permítanme otra pregunta: cincuenta euros mensuales de ahorro ¿qué les parecen? Muy bien. Cuando llegue su jubilación tendrá un capital para complementar su pensión pública. Tienen razón, sí señor. Aunque… un momento. Si ahorro cincuenta euros al mes, durante cuarenta años, eso son… un segundo… eso son 24.000 euros. Pues no me parece mucho, la verdad. Oigan ¿y la inflación? Pues no sabemos cómo podrá ser. ¿Y Hacienda me va a cobrar cuando rescate ese dinero? Desde luego, que en todos esos años no contribuyó. Pero, pero es que entonces me va a quedar muy poquito. No se lamente tanto. Menos da una piedra. Una vez más tienen razón. Ahora me acuerdo de Cristina Cifuentes, Presidenta de Madrid.

Mire, veo que no le convencemos así que lo mejor que puede hacer es morirse rapidito, ea.

P.D. Cualquier parecido con la realidad es una puñetera coincidencia, la realidad es mucho más jodida.

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