3 ago 2018

La verdadera cara de Pablo Casado

Los actos califican y cualifican a las personas. Pablo Casado ya dio suficientes muestras para saber con quién nos la jugamos. La verdad es que me tenía bastante engañado. No pensé que fuera así. Vamos, lo que quiero decir es que no sabía que estuviera tan escorado a la derecha derecha.

Hay que tener una cara muy dura para afirmar que no se benefició para nada en sus estudios. Miren, eso no se lo cree ni el que asó la manteca. En cuatro meses aprobar doce asignaturas pues como que no. Lo de convalidarle dieciocho asignaturas de veintidós en un máster como que tampoco. Además libró con cuatro trabajos que sumaron entre todos noventa páginas. No me fastidien, eso no hay quien se lo trague.

¿Van a decirme que no miente?

Miren, Pablo Casado dijo tener un posgrado realizado en Harvard y se quedó tan contento. Oigan, se trató de un cursillo de cuatro días, entre el 16 y el 19 de junio de 2008 que realizó en Aravaca, en Madrid.

¡Anda que no los tiene bien plantados ni nada!

Aquello de integrar se lo pasó por el forro. A la primera de cambio ya avisó: nada de corrientes internas. Disciplina férrea y se hace lo que él ordene y mande. ¡Faltaría más! para eso ganó el voto de los compromisarios, que no el de los afiliados.

Imagino que todos recordamos las hostias que solmenó Aznar al Partido Popular en los últimos tiempos. Pues nada, borrón y cuenta nueva. No pasó nada de nada. Casado se reunió con José María Aznar en la sede de Génova y estuvo dos horas de charleta con él. Hablaron de los retos y desafíos que afronta España. Nadie mejor que Aznar, su mentor, para asesorarle acerca de lo que tiene que evitar para no ver a sus ministros – si llega a ser Presidente – en los tribunales.

Ni corto ni perezoso se alió con la extrema derecha europea cuando dijo que “no hay papeles para todos”. Todo el mundo le entendió pero unos días más tarde se planta en Algeciras y se fotografía saludando a varios africanos.

¡No tiene morro ni nada!

Hace gala de nacionalismo españolista que se manifiesta en antinacionalismo catalanista.

Pablo Casado pertenece a esa hornada de nuevos dirigentes de la derecha derecha europea que basan sus actuaciones y discursos en el populismo más descarado. Son producto de la mercadotecnia y tienen una confianza ciega en ellos mismos. Estos neocom son ultraliberales en lo económico y en lo que se refiere a las libertades de las personas son tan restrictivos que asustan. Ven con buenos ojos la política de “mano dura”. Tienden al mesianismo político.

Con darse una “vuelta” por las redes sociales comprobamos que los postulados de la extremaderecha están calando en la sociedad y en los partidos políticos que se definían como de centro derecha. El PP se adentra cada vez más en esa senda y Pablo Casado da el perfil: sus valedores dentro del partido han sido los más derechistas, es joven, tiene una cara más dura que un diamante y sólo le falta el estar preparado. Esto último no es un requisito imprescindible en política.

La demagogia política avanza y con ella el populismo, la xenofobia, el racismo, el machismo.

Pienso en los líderes de este país y los veo con camisa blanca con mangas arremangadas, pantalón vaquero o informal. Jóvenes. Con confianza en sus capacidades. ¿Cuánto les separa y cuánto les une? No es necesario que respondan.

Pablo Casado representa a la derecha más derecha y eso me preocupa.

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