Los actos califican y cualifican
a las personas. Pablo Casado ya dio suficientes muestras para saber con quién
nos la jugamos. La verdad es que me tenía bastante engañado. No pensé que fuera
así. Vamos, lo que quiero decir es que no sabía que estuviera tan escorado a la
derecha derecha.
Hay que tener una cara muy dura
para afirmar que no se benefició para nada en sus estudios. Miren, eso no se lo
cree ni el que asó la manteca. En cuatro meses aprobar doce asignaturas pues
como que no. Lo de convalidarle dieciocho asignaturas de veintidós en un máster
como que tampoco. Además libró con cuatro trabajos que sumaron entre todos
noventa páginas. No me fastidien, eso no hay quien se lo trague.
¿Van a decirme que no miente?
Miren, Pablo Casado dijo tener un
posgrado realizado en Harvard y se quedó tan contento. Oigan, se trató de un
cursillo de cuatro días, entre el 16 y el 19 de junio de 2008 que realizó en
Aravaca, en Madrid.
¡Anda que no los tiene bien
plantados ni nada!
Aquello de integrar se lo pasó
por el forro. A la primera de cambio ya avisó: nada de corrientes internas.
Disciplina férrea y se hace lo que él ordene y mande. ¡Faltaría más! para eso
ganó el voto de los compromisarios, que no el de los afiliados.
Imagino que todos recordamos las
hostias que solmenó Aznar al Partido Popular en los últimos tiempos. Pues nada,
borrón y cuenta nueva. No pasó nada de nada. Casado se reunió con José María
Aznar en la sede de Génova y estuvo dos horas de charleta con él. Hablaron de
los retos y desafíos que afronta España. Nadie mejor que Aznar, su mentor, para
asesorarle acerca de lo que tiene que evitar para no ver a sus ministros – si
llega a ser Presidente – en los tribunales.
Ni corto ni perezoso se alió con
la extrema derecha europea cuando dijo que “no hay papeles para todos”. Todo el
mundo le entendió pero unos días más tarde se planta en Algeciras y se
fotografía saludando a varios africanos.
¡No tiene morro ni nada!
Hace gala de
nacionalismo españolista que se manifiesta en antinacionalismo catalanista.
Pablo Casado pertenece a esa
hornada de nuevos dirigentes de la derecha derecha europea que basan sus
actuaciones y discursos en el populismo más descarado. Son producto de la
mercadotecnia y tienen una confianza ciega en ellos mismos. Estos neocom son ultraliberales en lo
económico y en lo que se refiere a las libertades de las personas son tan
restrictivos que asustan. Ven con buenos ojos la política de “mano dura”.
Tienden al mesianismo político.
Con darse una “vuelta” por las
redes sociales comprobamos que los postulados de la extremaderecha están
calando en la sociedad y en los partidos políticos que se definían como de
centro derecha. El PP se adentra cada vez más en esa senda y Pablo Casado da el
perfil: sus valedores dentro del partido han sido los más derechistas, es
joven, tiene una cara más dura que un diamante y sólo le falta el estar
preparado. Esto último no es un requisito imprescindible en política.
La demagogia política avanza y
con ella el populismo, la xenofobia, el racismo, el machismo.
Pienso en los líderes de este
país y los veo con camisa blanca con mangas arremangadas, pantalón vaquero o
informal. Jóvenes. Con confianza en sus capacidades. ¿Cuánto les separa y
cuánto les une? No es necesario que respondan.
Pablo Casado representa a la
derecha más derecha y eso me preocupa.
La verdadera cara de Pablo Casado by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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