Publicado en La Nueva España el 25 de julio de 2018
Su brillo deslumbra y obnubila
los sentidos. Por él se han conquistado países, se sigue matando y destrozando
territorios: es el oro.
El Suroccidente asturiano aún
alberga este preciado metal en sus tierras y ríos y parece que algunos ya
sienten la febrícula del oro.
La cuenca fluvial del Arganza, el
puerto del Palo, la cuenca del Narcea o la del Esva conservan restos de
explotaciones romanas. Las cantidades de oro extraídas debieron ser tan
importantes que a aquellos locos romanos les compensó el esfuerzo de conquistar
el norte peninsular. Inicialmente Roma pretendía defender la cuenca del Duero
de los ataques de los astures y cántabros luego, y sobre todo, la explotación
de los recursos mineros, los auríferos especialmente.
La comarca suroccidental
asturiana forma parte del filón esquistoso de oro que se extiende por el
noroeste de la Península Ibérica y que comprende una parte de las provincias de
Asturias, León, Zamora, Lugo y Orense hasta llegar al cauce del río Duero en
Portugal. Se trata de una franja de unos 250 kilómetros y una
anchura que varía entre los 50 y los 130 kilómetros ,
según nos cuenta el profesor Narciso Santos Yanguas.
Centrándonos en el concejo de
Tineo las minas fueron aprovechadas por los romanos durante los siglos I y II.
Esas explotaciones estaban ubicadas en la cuenca del Narcea: Arganza,
Lavadoira, Porciles, La Mortera, Santiago Cerredo, El Peligro, Gera y en la
cuenca del río Esva: Collada, Zardaín, Navelgas. De todas ellas destacan las
explotaciones de la sierra de Louro, entre Naraval y Navelgas.
En Navelgas se pueden visitar los
restos de esas explotaciones romanas en una ruta que han denominado Ruta de la
Huella del Oro. Es un pequeño recorrido, aproximadamente un kilómetro y medio,
que parte del área recreativa de Navelgas. Podrán ver, si la vegetación lo
permite, restos de las obras de canalización y de un depósito de agua. El
sistema de extracción del mineral fue el denominado ruina montium, que consistía en la utilización de la fuerza del
agua para desmontar el terreno.
La fiebre del oro nunca abandonó
Navelgas. Dando un enorme salto en el tiempo llegamos a 1950. En esa fecha se
constituyó la sociedad Aurífera Asturias, S.A. que centró sus trabajos en la
mina La Luarquesa.
La Aurífera, como era conocida la
empresa, realizó en primera instancia lavados de arcillas residuales en la zona
de la “Cueva del Avilés” y en 1952 iniciaron los trabajos mineros en el interior,
que tuvieron que paralizar por problemas de todo tipo. Volvieron a lavar
aluviones en el río Navelgas, en la zona de la Vega, pero con resultados
negativos. En 1954 abandonaron los trabajos y se liquidó la sociedad.
Coincidiendo en el tiempo con los
trabajos de la Aurífera se realizaron labores en el río Bárcena, entre Bárcena
del Monasterio y Riocastiello.
En 1974 la Real Compañía
Asturiana de Minas, S.A., a través de su filial CEMIM, S.A., retomó la
investigación en la zona e intentó recuperar la explotación. El proyecto fue
abandonado en 1975.
Más recientemente Río Narcea Gold
Mines realizó investigaciones en la zona de las cuales no supimos nada.
El oro sirvió como excusa para
plantear algunos proyectos que revitalizasen el Cuarto de los Valles - así se
denomina la zona de Navelgas y pueblos limítrofes – pero la mayoría se quedaron
en el papel.
En 2004 se planteó la creación de
un museo del oro que sería el primer paso de un proyecto más ambicioso. La idea
era rehabilitar el edificio de la antigua Escuela Hogar con el fin de adecuarla
como alojamiento y restaurante. Tenían hasta el nombre: La Casona Museo de los
Bateadores.
Todo estaba estudiado. Las dos
primeras plantas estarían ocupadas por el museo y el restaurante, con 270 metros cuadrados
por planta para cada actividad. En la tercera planta y la bajocubierta se
habilitarían 32 habitaciones con baño. Las habitaciones tendrían una decoración
relacionada con la búsqueda del oro.
Por tener tenían hasta
presupuesto: 2.800.000 euros para la rehabilitación y el equipamiento.
Aún había más. Contaría con un
área de aventuras en los alrededores del río, que también tenía nombre: El
Puente de los Aventureros. Todo ello se remataría con un Parque Infantil de la
Minería del Oro, ubicado en la zona donde hoy se encuentra la bolera, el área
recreativa y al lado de las antiguas minas romanas.
Al conjunto del proyecto lo denominaron
“Navelgas Territorio del Oro”. Para ponerlo en marcha pensaron en una empresa
mixta integrada por el ayuntamiento de Tineo, el Principado de Asturias,
empresarios y entidades financieras.
En 2006 se inauguró el Museo del
Oro de Asturias (MOA), en la Casona Capalleja, y ahí se quedó el proyecto. Esa
veta fue un espejismo.
Ya que el oro no brilló, en 2007
se planteó recuperar la mina La Luarquesa con un fin turístico. La idea era
adecuar los veinticinco primeros metros y permitir el acceso a la galería.
El 12 de noviembre de 2007 se
publicó en el BOPA (Boletín Oficial del Principado de Asturias) la información
pública sobre la licitación de las obras de recuperación de las antiguas
labores mineras en el lugar de Entrepeñas-Navelgas.
Las obras tenían un plazo de
ejecución de siete meses con un presupuesto de contrata de 444.701 euros,
repartidos en dos anualidades.
Una vez más el filón no llegó ni
a ser de pirita. A la primera de cambio se comprobó que el proyecto era
inviable ya que resultaba muy peligroso debido a “problemas geológicos y
geotécnicos”.
La historia no podía acabar así.
Los precios del oro fluctúan pero
sigue siendo un valor seguro a largo plazo, al menos eso dicen los que pueden
invertir en él. Allí donde pueda existir un yacimiento rentable siempre habrá
una empresa dispuesta a exprimir ese territorio. Navelgas y el suroccidente
siguen estando en la mira de las multinacionales.
De momento la empresa canadiense
Emerita Resources Corp. inició investigaciones en busca de oro. La compañía
obtuvo el permiso de investigación en 2014 pero hasta 2016 no se puso a ello.
La vigencia de ese permiso era por tres años, prorrogables año a año hasta un
máximo de seis. A este proyecto lo denominaron “Sierra Alta” y el ámbito de
actuación abarca 2.500
hectáreas en los alrededores de Navelgas. Los
resultados, hasta ahora, son una incógnita.
Esta misma empresa, Emerita
Resources Corp., obtuvo permiso de investigación para Montefurao, Pola de
Allande, así se publicó en el BOPA de 2 de octubre de 2017. Por cierto, en el
BOPA el epígrafe con el que aparece es “Anuncio de otorgamiento de Permiso de
Investigación”. No lo hicieron por oscurantismo, desde luego.
¿No resulta curiosa la concesión
de este tipo de investigaciones que tantas suspicacias despiertan? ¿No creen
que esas explotaciones, de llegar a realizarse, enfrentan a los vecinos? ¿No
les resulta aún más curioso que sean empresas extranjeras las que obtienen
estas licencias? Casualidades, seguro.
Cuando entra la fiebre del oro es
difícil frenarla. La avaricia se desmanda y no hay nada que hacer. Habrá
quienes aleguen que se pueden explotar esos recursos, si los hubiere, por
medios ambientalmente sostenibles. Argumentarán que se generará empleo y que lo
importante son los intereses generales. Pues bien. Pues vale. Pues eso.
Las posturas entre defensores y
detractores son irreconciliables, para muestra ahí tenemos a Tapia de
Casariego.
Mientras tanto Navelgas celebró
en 2008 y 2015 sendos campeonatos mundiales de bateo de oro. Anualmente acoge
el Campeonato Nacional de Bateo de Oro que los próximos 27, 28 y 29 de julio
alcanzará su decimoctava edición.
De momento en Navelgas se puede
ir al río con una batea y con suerte igual aparece alguna pepita. No es
Klondike ni falta que hace. La fiebre del oro nunca fue buena.
Fiebre del oro en Navelgas by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional License.
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