9 mar 2025

El adiós de Casa Emburria

 

Publicado en La Nueva España 8 marzo 2025

  La tarde va avanzada. Las mesas del comedor ya están montadas y el suelo recién fregado. Comen tarde, cuando se fueron los últimos clientes. Ángeles y «Manel» me están esperando. Estoy en el restaurante Casa Emburria (El Crucero-Tineo). A finales de mayo pondrán fin a 132 años de historia. Los años han pasado y llegó el momento de descansar.  Se lo han ganado. No hay nadie que continúe con la tradición familiar. El único hijo del matrimonio decidió ya hace tiempo encaminar sus pasos en la vida por otros derroteros.

                                 Ángela y Manel en la cocina

  Ángela Pérez (Valcabo, Cangas del Narcea) y Manuel Arias «Manel» (El Crucero-Tineo) llevan al frente de Casa Emburria desde 1984, año en que se casaron.
  Ángela, de sonrisa fácil es el contrapunto a «Manel», más serio. Pareja y compañeros de trabajo resistieron el paso del tiempo. La peor etapa de su vida profesional, no tienen duda, fue el cierre durante la pandemia y los meses posteriores. «La vuelta a la normalidad» ha supuesto un incremento notable de clientes.
  Ángela lleva toda su vida laboral en la hostelería. Comenzó a los diecisiete años trabajando en el restaurante La Casera, en Soto de la Barca. Allí hizo trabajos de todo tipo. Tras casarse con «Manel» se metió en la cocina y entre cacerolas y fogones fue desarrollando sus capacidades hasta llegar a ser la gran cocinera que hoy es. Tenía nociones de cocina, pero su maestra fue  «Tilina», su suegra. Habla de ella con orgullo, «era una gran cocinera». Convivieron desde aquel momento. Fueron una familia muy unida.
  «Manel» ha estado al frente de la barra y del servicio en el comedor. Junto a él está David, que trabaja con ellos desde hace muchos años, es uno más de la familia.
  Ángela, junto a «Tilina»y otras trece cocineras fueron las fundadoras del Club de Guisanderas hace 26 años. Sí, la cocina de Casa Emburria tiene su base y fundamento en los platos tradicionales, pero eso no le impidió actualizarse. El potaje de berzas, plato típico de Tineo por antonomasia, es fijo en el menú, al igual que la fabada. No falta la lengua estofada o la carne en rollo, platos casi desaparecidos de las cartas pero que siguen teniendo su público. Cabrito guisado, lechazo, platos de caza como la perdiz con verdura, el jabalí o el corzo no faltan en su época. No sabe decir que plato le gusta cocinar más, pero sí que le entusiasma la repostería.
  Estos platos tradicionales son los más consumidos por los foráneos, los de casa y alrededores suelen degustar otro tipo de platos que no consumen en su casa. Me comenta que la época del año que más fabadas sirven es… agosto. Ángela sonríe. Tal cual.
  «Manel», que se había ausentado un momento, se reincorpora y aprovecho para preguntar por la carta de vinos. Le pregunto por el número de referencias, David, allí presente, dice que unas cien. Eso no es todo, en la bodega en estos momentos habrá unas tres mil botellas, pero llegaron a tener unas seis mil. No creo que haya muchos restaurantes en Asturias que los superen. En relación a los vinos lo mejor es pedir consejo a  «Manel» y seguro que la relación calidad precio es muy buena, lo digo por experiencia.
  Con el prestigio, bien ganado, que tiene la casa me intereso por los posibles ofrecimientos de recalar en otros lugares y así fue, tuvieron unas cuantas. Les propusieron trasladarse a Madrid, Málaga, Oviedo, Marbella… ninguna aceptaron, lo cual agradecemos.
  Para llegar hasta aquí hubo otros que trabajaron duramente y es justo reconocerles ese esfuerzo. Ángela y «Manel» son la última generación, pero la saga familiar tiene una historia íntimamente unida a Casa Emburria.
  Esa historia comienza con Manuel de Emburria y Pilar, matrimonio que no tuvo descendencia. Esta circunstancia será muy relevante para el futuro de la casa. El matrimonio llevó a su casa a un crío, «Manolín», como heredero. Era usual que en caso de no tener descendencia un matrimonio optase por nombrar un heredero, que podía ser un pariente o no, con el fin de que no desapareciese la propiedad ni se disgregase.

Antigua zona de cuadra de Casa Emburria 

  El nombre de Emburria proviene de una casa de El Pedregal (Tineo). «Manolín» fue tratante, se dedicó a la compra de cerdos que alojaba temporalmente en El Crucero, punto intermedio entre los pueblos de los alrededores y los jueves los llevaba al mercado de la capital tinetense. Inicialmente contaba con una cuadra, viendo la necesidad de que la gente pernoctara y pudiese comer ampliaron el negocio. Con posterioridad se convirtió en parada de postas.
  El Crucero era un punto estratégico del comercio. Allí llegaba el carbón y la cal que se extraían en El Rodical (Tineo) que posteriormente se repartía por los concejos limítrofes, Salas y Luarca.

Manel y su abuela Mercedes tras la barra

  «Manolín» se casó con Mercedes, de casa «El Bicho», de Santa Eulalia (Tineo). Son los abuelos de «Manel». Tuvieron cinco hijos. Las fechas no las saben con exactitud , pero la sitúan hace unos cien años. El negocio seguía funcionando.
  Con la llegada de la Guerra Civil una camioneta propiedad de la familia fue incautada por los republicanos y «Manolín» se fue con ellos. Regresó enfermo y al poco tiempo murió. En aquellos momentos el padre de «Manel», José Manuel, tenía unos seis o siete años, era el mayor de los hijos.
  El tiempo pasa y José Manuel - el nombre Manuel se repite en la saga familiar- se dedicó al transporte de carbón. Gracias a esos viajes conoció en El Pontigón (Valdés) a la que sería su esposa, «Tilina», tenía diecisiete años cuando contrajeron matrimonio. En aquellos tiempos las parejas se casaban a edad muy temprana. «Tilina» pasó a vivir en El Crucero, en una casa donde había mucha gente, bisabuela, abuela, los hermanos de José Manuel, algún criado, además había que atender a las vacas y estaba la casa de comidas.

Boda de Tilina y José Manuel 

  José Manuel además de dedicarse al transporte con camiones fue taxista, incluso fue cartero. La familia tuvo negocios de tienda, estanco. La casa de comidas fue una constante e iba adquiriendo más importancia.
  José Manuel dejó el taxi y el camión y «Manel», ya adulto, estuvo cinco años trabajando con el camión hasta que su padre le pidió que lo dejara y trabajase en casa. El negocio crecía. Según confiesa «Manel» a su padre no le gustaba mucho el restaurante a «Tilina» sí.
  Más adelante, como queda dicho, Ángela pondrá a Casa Emburria en el Olimpo de los restaurantes de comida tradicional y ahí lo mantendrá hasta fines de mayo.
  Les echaremos mucho de menos, ahora que disfruten de la vida.

 

 

                                                                                                  

 

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