Publicado en La Nueva España el 18 de octubre de 2017
Enciendo la radio y al mismo
tiempo entro en las redes sociales. Los incendios siguen devorando los montes
del suroccidente asturiano. Una vez más el fuego nos engulle.
Las horas van pasando y el cielo
se tiñe de colores que le son extraños: amarillos, anaranjados, ocres. Colores
desvaídos, cenicientos. El sol no se ve por ninguna parte.
Las gentes, las casas están
ahumadas. Los coches están recubiertos por una fina película de polvo que es
casi hollín.
Llega el mediodía y siguen siendo
necesarias las luces. Tengo la lengua pastosa. La luz en la calle es tan irreal
que hasta da un poco de miedo.
Las noticias son alarmantes. Los
fuegos siguen devorando hectáreas. De momento hay suerte y por estas tierras no
hemos tenido ningún muerto ni herido grave.
Los bomberos siguen enfrentándose
a un adversario más poderoso y cruel, pero ellos no se arredran. Las gentes de
los pueblos se afanan también en defender su vida, lo suyo, su casa y su
hacienda. Algunos cabrones han decidido joderles.
No sé quienes son los culpables,
solo sé que una vez más se repite este drama.
¿Tendrá algo que ver la actual
ley de montes? ¿La supresión de los acotamientos? ¿El cambio climático? ¿La
escasa o nula limpieza de los bosques? ¿Qué los montes ya no son un recurso
importante para los pueblos? ¿El despoblamiento? Y así podría seguir.
Tal vez estos, y unos cuantos
más, nos puedan llevar a entender este mal endémico.
Hay quien recurre a los
trastornos de conducta de algunas personas para explicar muchos de los
incendios. No digo yo que no para unos
pocos, pero si lo reducimos solo a eso mal vamos.
El suroccidente asturiano una vez
más es castigado. La mayoría, según nos dicen, son provocados. ¿A quién o
quienes beneficia? Si se descubre tal vez se encuentre a los culpables.
La tarde avanza y la oscuridad hoy
es más oscura. Sé que tampoco veré la luna. Miro hacia el cielo y espero que
una gota me anuncie la llegada de otras muchas. Me iré a la cama con un regusto
muy amargo de boca.
Tal vez recuerde el día de hoy
como el día que no salió el sol.
El día que no salió el sol by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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