En las últimas fechas ha
adquirido nuevo brío la propuesta de construcción de la autovía La
Espina-Ponferrada y eso que el tema viene ya de largo.
Allá por el año 2005, recién llegado José Luís Rodríguez Zapatero a la Moncloa se comprometió a la realización de esta autovía y de ahí para acá la cuestión vuelve a la boca de los representantes políticos periódicamente.
Allá por el año 2005, recién llegado José Luís Rodríguez Zapatero a la Moncloa se comprometió a la realización de esta autovía y de ahí para acá la cuestión vuelve a la boca de los representantes políticos periódicamente.
Ahora se pide que la autovía La
Espina-Ponferrada se incluya en la Red Transeuropea de Transporte y que el
Ministerio de Fomento la incluya en el Plan Estratégico de Infraestructuras y
Transporte (PEIT). Esta demanda no es nueva. Ya en marzo de 2009 no fue posible
su inclusión y así y todo se dijo que “no dudamos de que esta obra, estratégica
para Asturias, se hará con independencia de que se incluya o no en el PEIT…”
Con esta vía de comunicación se
pretende vertebrar el territorio y mejorar las comunicaciones del suroccidente
asturiano a la par que Asturias tendría una nueva salida hacia Castilla-León y
hacia Portugal. Su coste ascenderá a unos 700 millones de euros, según
estimaciones oficiales.
Estamos en el año 2012 y seguimos
prácticamente igual que en el 2005. Peor aún, ahora tenemos una crisis de
órdago que complica, por no decir imposibilita, cualquier inversión. Las
expectativas no resultan nada halagüeñas.
El Ministerio de Fomento,
dirigido por Ana Pastor, rechaza la construcción de esta autovía y para ello
alega dos razones: el elevado impacto ambiental y el tráfico escaso. Dicho así
parecen argumentos de peso.
Ante este panorama, yo me
pregunto ¿y no hay más elementos de interés para la construcción de esta
autovía? Yo creo que sí.
Si ponemos encima de la mesa
aspectos como el energético o el impulso de los puertos de El Musel o Avilés entonces
la autovía La Espina-Ponferrada toma otra dimensión que no es solo de mejora de
las infraestructuras.
Vamos por partes.
El 1 de octubre de 2004, España y
Portugal suscriben un convenio internacional relativo a la constitución de un
mercado ibérico de la energía eléctrica entre ambos países, se firmó en
Santiago de Compostela. Este convenio se denominó MIBEL y suponía el inicio de
un proceso de integración de los sistemas eléctricos de los dos países. El 22 de
mayo de 2006 el BOE publica este convenio.
En el documento Planes de
actuación de la Comisión Nacional de Energía (CNE), de diciembre de 2009, la
propia CNE recoge que entre las actuaciones para cumplir sus objetivos tienen
que responder “a las nuevas atribuciones del Derecho español (en materias tan
señaladas como puede ser, por ejemplo, las subastas de contratos financieros
relativas a la interconexión entre España y Portugal)…”
La misma CNE reconoce que quiere
“influir, a través de la cooperación en organismos internacionales, en el
proceso de creación del Mercado Interior de la Energía, así como en la puesta
en marcha del MIBEL…”
En este mismo plano energético
hay que destacar que la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional
quieren que se cree el MIBGAS (Mercado Gasístico Ibérico) a imagen y semejanza
del MIBEL.
Tras este limitado acercamiento a
la planificación energética pensemos en el puerto de El Musel -con su
ampliación y la regasificadora- y entonces todo adquiere otra dimensión.
En las cercanías de esta vía de
comunicación se encuentran algunas centrales térmicas. En el concejo de Tineo
tenemos la Central térmica de Soto de la Barca y en los alrededores de
Ponferrada se ubican la de Anllares y la de Compostilla.
Volvemos al mapa peninsular de carreteras y comprobamos que para abastecer a estas centrales, tanto de gas
como de carbón, el de importación de precio más reducido que el nacional, el
puerto de El Musel está muy bien situado.
La negativa inicial del
Ministerio de Fomento a incluir esta autovía en el PEIT teniendo en cuenta esta
hipótesis es bastante incomprensible. A no ser que entren otros factores, como
por ejemplo que pensemos en el puerto de A Coruña y rizando aún más el rizo
pensemos en Alberto Núñez Feijóo y Javier Fernández.
Tal vez todo sean coincidencias y
el proyecto tenga solo un sentido
social, y no digo yo que el económico sea malo, pero si lo vendemos en el primer sentido queda mucho mejor. Esto es como las
guerras: es mucho más fácil movilizar a los ciudadanos en nombre de una guerra
santa o de una guerra justa que apelando a intereses económicos.
La importancia de la autovía La Espina-Ponferrada por M. Santiago Pérez Fernández se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
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