Laura e Iván decidieron dar un paso cargado
de incertidumbre y de temores. No fue para menos.
Laura Lorences Fernández (Tineo) e Iván
Rodríguez Morales (Oviedo) son pareja desde hace veinte años, andan por los
cuarenta. Ella es de sonrisa fácil, dulce, pero que nadie se equivoque, es de
carácter firme, con ideas claras. Iván es más parco con las sonrisas. Al hablar
no se anda con tapujos. Forman un tándem muy sólido. Escuchándoles se aprecia
que las decisiones que han tomado han sido meditadas y acordadas. Son una
pareja muy maja.
Si han llegado hasta aquí se habrán
preguntado que tienen de especial, se lo cuento.
Laura realizó estudios de diseño gráfico en
la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra. Iván trabajó en empresas del metal.
Con la crisis de 2008, y la falta de perspectivas laborales, emigraron a
Hamburgo. Las cosas no les fueron bien,
estuvieron unos cuatro meses. Iván comenta que allí supo lo que era el
racismo, lo sufrió, sus compañeros de trabajo le hicieron el vacío. A su
descontento en el país se unió la enfermedad de un familiar y decidieron
volver, estaban de acuerdo.
A su vuelta, ante la falta de trabajo, se
plantearon cosechar arándanos. Después de echar cuentas no les salía rentable.
Laura empezó a trabajar en Morés, empresa dedicada a la reprografía e
impresión, y eso cambiará su vida.
En 2014 se lanzan y deciden abrir PrinTineo
dedicada al diseño gráfico e impresión en la villa de Tineo. Sin ser un negocio
redondo estaban satisfechos con la marcha de su apuesta. Y llegó la pandemia.
El maldito bicho se llevó a muchas personas, pero también negocios, a pesar de
las ayudas que recibieron. En mayo de 2020 no pudieron asumir los gastos, el
alquiler del local les estranguló. Volvió la incertidumbre.
Durante las restricciones sanitarias
empezaron a recibir encargos por internet. La inquietud por el futuro hizo que
Iván propusiese trasladar el negocio a Modreiros (Tineo). La idea era
arriesgada, pero la experiencia adquirida con las peticiones recibidas por
internet les animó, se arriesgaron.
Para quienes no conozcan Modreiros les diré
que desde la villa de Tineo, en dirección a Oviedo, se llega a El Pedregal,
tras pasar la iglesia hay una carretera que lleva hasta Modreiros, en total
unos nueve kilómetros. No es un pueblo propiamente dicho, es lo que denominamos
en Asturias una casería en la que vivían los padres de Laura. Actualmente son
dos casas, una para Laura e Iván y otra para los padres de Laura. Reformaron el
bajo, de buenas dimensiones, y continuan arreglando la casa. Aquí hay que hacer
una puntualización, la renovación la están haciendo ellos, con ayudas paternas.
No se les pone nada por delante.
Desde aquel mayo de 2020 están trabajando en
Modreiros. Están contentos con la marcha del negocio. Aseguran que trabajan
más, no les importa, les emociona que sea así, confirma que su decisión fue
acertada. Realizan las entregas personalmente. Afirman que ahora hacen el
trabajo con más calidad y hacen más diseño. Así rotulan maquinaria, camiones,
las lonas para tráiler. Realizan carteles, folletos, tarjetas de visita,
identidades corporativas, invitaciones de boda...
No se olvidan de quienes les ayudaron en sus
comienzos y hacen mención especial a Tukán, empresa de artes gráficas,
herederos de la antigua Morés. En la actualidad les siguen haciendo algún
encargo. Esto es posible por la importante inversión que realizaron en los
equipos que necesitan para ofrecer un trabajo de calidad.
Las empresas de Tineo les hacen pedidos, al
igual que desde otros concejos: Salas, Belmonte, Pravia, Oviedo o Gijón. El
trabajo que realizan es más personalizado y eso les gusta. Además, ahora se
ahorran el alquiler, aunque gastan más en gasolina, no les importa ya que así
tienen contacto directo con quienes les dan trabajo.
Ser mujer, joven, sigue siendo una
desventaja, dice Laura con tristeza, pero esa circunstancia no la amilana. En
estos momentos está realizando un máster de IA (Inteligencia Artificial).
Confiesa que era un poco reacia a su uso por la creencia que su utilización le
podría restar iniciativa, hoy está muy satisfecha con lo que está aprendiendo.
Reconoce que es una herramienta que le abre infinidad de posibilidades que no
le va a restar ninguna capacidad de crear, todo lo contrario.
La conversación, acompañada de un café, la
realizamos en una mesa en el exterior de la casa, al sol se estaba muy bien. A
nuestro alrededor dos jóvenes pastores alemanes y un perrito más esquivo. Les veo alegres con el trabajo y la vida
que llevan. Iván construyó un pequeño corral para las gallinas. Tienen una
buena montonera de leña para la calefacción. Las casas están rodeadas de praos,
un poco más allá está el monte que Iván recorre con sus perros. Sí te gusta
la tranquilidad es un lugar perfecto para vivir.
Las circunstancias de la vida hizo que esta
pareja diese algunos tumbos, pero parece que han encontrado su lugar para
compartir lo que les une y trabajar. La mayoría de las personas de su edad han
abandonado el concejo de Tineo, unos por imposibilidad de encontrar trabajo,
otros por ir a una ciudad que les ofrece más expectativas laborales y
especialmente más alternativas de ocio. Nunca hablamos, o pocas veces lo
hacemos, sobre los costes no solo económicos, sino también personales que
condiciona la forma de vivir de esas personas, no siempre para mejor.
Laura e Iván son la demostración de que en la
España vaciada es posible la vida. Una vida sin ornamentos, la mayoría
innecesarios, y que no les conduce a la vorágine consumista.
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