Ricardo Piglia (Adrogué,
1941-Buenos Aires, 2017) dejó todo preparado para que a su muerte se publicasen
algunas de sus últimas obras. Entre estas se encuentra Los casos del comisario Croce.
A Piglia le preocupaba, y así lo
dejó escrito, si su forma de escribir en la última etapa de su vida habría
cambiado. ¿Motivo? Utilizaba un hardware de alta tecnología de la empresa sueca
Tobii que le permitía escribir fijando la mirada en las letras de un teclado
que aparecía en la pantalla de su ordenador. La Esclerosis Lateral Amiotrófica
(ELA) era la causante de esa “innovación tecnológica”. Hasta el último momento
trató de comprender.
Tuve que comprobar lo de esta
empresa sueca. No tenía ni idea. Se presenta diciendo: “Ayudamos a empresas y
profesionales de la ciencia a obtener una visión real del comportamiento humano
con soluciones y servicios de seguimiento ocular líderes en el mundo. Tobii Pro
Insight, nuestra consultora de investigación, realiza estudios basados en la atención
que ayudan a las organizaciones a tomar mejores decisiones críticas para el
negocio”.
Comprendo la inquietud de Ricardo
Piglia. Los poetas hablan de la importancia de la mirada, Tobii es capaz de
estudiar nuestros últimos pensamientos a través de la mirada. Asusta un poco.
Vuelvo a Croce.
Los casos del comisario Croce recoge doce investigaciones que desde
luego son atípicas. Croce no es el característico detective que se guía por
pruebas, ni siquiera aplica alguna lógica, lo suyo es la intuición. Sí, podría decirse
así. Imagina las motivaciones que conducen al crimen, busca comprender la
realidad, aunque en muchas ocasiones no entiende las razones de los hechos pero
siempre busca comprender al hombre.
Croce es ese tipo al que siempre
recurren y que nunca niega ayuda. La política, el peronismo, la filosofía, todo
lo que rodea al hombre es objeto de análisis para el comisario. Sus relaciones sexuales tienen
también cabida, aunque con un afán informativo.
Me gustó mucho el caso titulado La
conferencia. Un viejo escritor va a dar una conferencia al pueblo donde
vive Croce. Solo cinco personas se acercaron a escucharle y le invitan a él a
asistir, el resto de los vecinos han ido a escuchar a un entrenador de fútbol.
El escritor va a hablar de las novelas policíacas: “… nos hemos reunido esta
noche para celebrar, más que comprender, un arte menor. Quizás habría que decir
una artesanía, pero sin amilanarnos y con coraje la nombraré el arte de
componer relatos policiales o, mejor –titubeó y tartamudeó lento-, el arte de
componer felices y/o asombrosos relatos o, más modestamente, cuentos
policiales, lo que los ingleses llamaban detective
fiction”.
El escritor es ciego, como
Borges. Le gustan las novelas policíacas, como a Borges. Escritor, comisario
entablan conversación y…
Y luego está la introducción del
libro. Es un texto de Karl Marx sobre el crimen. No tiene desperdicio. Busque
su fecha de publicación y me encontré con una referencia en el periódico
mexicano El Universal de hace varios
años: “… fue publicado en el New York
Daily Tribune el 16 de septiembre de 1859, luego incluido como apéndice en “Teorías
de las plusvalías (1861-1863)” bajo el título “Concepción apologética de la
productividad de todas las profesiones” y finalmente reeditado por la editorial
Sequitur y nombrado como Elogio del crimen (Marx, 2010)”.
Remata el libro una nota del
autor que explica algunas cuestiones interesantes para los lectores.
No busquen casos detectivescos al
uso, no los encontrarán. Me gustó.
Lo podrán localizar en su biblioteca
pública o librería preferida.
Los últimos casos del comisario Croce by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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