Publicado en La Nueva España el 18 de noviembre de 2018
El pasado 24 de octubre La Nueva
España tuvo la amabilidad de publicarme un pequeño artículo de opinión en el
que hablaba de los arreglos en el tramo de carretera que va desde La Florida
(Tineo) hasta Cangas del Narcea.
Permítanme que les aclare que
dicho artículo iba con mi firma, solo con mi firma, como siempre. En alguna
ocasión La Nueva España añade mi profesión y entiendo que lo hace con afán
informativo.
Algunas personas estarían de
acuerdo y otras en contra. Lo normal. Mi sorpresa llegó cuando en el Pleno de
la Junta General del Principado de
Asturias, del 8 de noviembre pasado, el diputado Andrés Fernández Vilanova del
Grupo Parlamentario Podemos de Asturias preguntó sobre el resultado de la obra
de las AS-15 al consejero de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y
Medio Ambiente, Fernando Lastra Valdés, y este último me menciona. El consejero
se refiere a la opinión del bibliotecario de Tineo, que lo soy. Me menciona por
mi profesión no por mi nombre.
No sé si es muy habitual que la
opinión de un ciudadano salga a colación en un debate parlamentario, a mí, les
repito, me sorprendió. Es poco elegante citar a quien no puede defenderse y
máxime desde esa tribuna parlamentaria.
Cuando leí y oí que en el tramo
de carretera entre La Florida y Cangas del Narcea se iba mejorar la seguridad
vial y renovar el pavimento esperaba una actuación relativamente importante. El
Corredor del Narcea es peligroso y así lo demuestran la cantidad de accidentes
ocurridos en él, algunos desgraciadamente mortales. Creía que era una aspiración
legítima. Desde luego no me leí el proyecto. Al ver el presupuesto estaba claro
lo que iba a pasar, no hacía falta ser un genio.
El consejero manifestó estar
satisfecho con las obras ejecutadas, yo no lo estoy. Él tiene una opinión, yo
la mía. No todas son ni sectarias ni dogmáticas como él afirmó ¿o queremos
pensamiento único? Mi opinión la ejerzo de acuerdo a mí criterio, es decir, en
base a mí juicio o discernimiento. No es recatada ni deja de serlo.
El consejero se parapetó en
informes técnicos que nada tienen que ver en el ámbito del debate político o
para rebatir la opinión de un ciudadano. Eso me parece feo. Las
responsabilidades últimas, en el caso de las administraciones, son políticas.
Dijo el consejero que no soy una
persona solvente en este caso. Y tiene razón. Según el diccionario de la RAE
solvente significa “capaz de cumplir una obligación, un cargo, etc., y más en
especial, capaz de cumplirlo cuidadosa y celosamente”. Como comprenderán no me
puedo dar por aludido en este caso, él sí.
El consejero aseguró que esa era
la opinión de tres personas. Seríamos el diputado de Podemos, yo y vayan
ustedes a saber quien más. Pues no. Era mí opinión que no pretendía representar
a los vecinos del suroccidente, ni tan siquiera a dos más. Y eso que yo hablo
con mis vecinos y vivo en el suroccidente, en Tineo, hace más de treinta años. Mi
obligación y devoción la tengo en esta comarca pero no represento a nadie.
En aquel artículo dije que se
tardaron ocho meses en ejecutar las obras y que causaron muchos problemas. El
consejero no lo negó. Manifesté que se habían estrechado los carriles de
circulación. El consejero no lo negó. Sostuve que el firme es irregular. El
consejero no lo negó. Afirmé que se habían cambiado muchas señales de
velocidad, reduciéndola, e incrementando su número de forma notable. El
consejero no lo negó. Argumenté que la capa antideslizante es muy delgada. El
consejero no lo negó. Informé de la caída de árboles en la calzada. Siguen
cayendo, por cierto. El consejero no lo negó. Expuse que habían reducido los
tramos para adelantar. El consejero no lo negó. Referí que ahora se tarda tanto
en llegar desde Tineo al Hospital Carmen y Severo Ochoa en Cangas del Narcea
como desde Tineo a Oviedo. El consejero no lo negó.
No entiendo que una opinión nada
solvente, sin criterio, no sé si hasta sectaria y dogmática y sobre todo de un
¡bibliotecario! pudo llegar al parlamento asturiano y ser referencia, desde
luego que negativa, para un consejero. ¡Quién me lo iba a decir a mí!
Una carretera, un consejero y un bibliotecario by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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