No hay término medio, pasamos de una a otra con una velocidad pasmosa. O
damos mayorías absolutas o fragmentamos el voto. Ahora estamos en lo segundo.
Pues bien, eso supone pactar y para pactar hay que discutir y llegar a acuerdos.
Un momento, llegados aquí tengo que aclarar el termino discutir. Cuando
pronuncio esta palabra mi interlocutor suele poner cara de susto y pensar que
me voy a liar a golpes. Pues perdonen pero voy a recoger lo que dice
expresamente el diccionario de la RAE, que seguro que alguno “discutirá”. Dice
así: 1. tr. “Dicho de dos o más
personas: Examinar atenta y particularmente una materia. 2. tr. “Contender y
alegar razones contra el parecer de alguien”.
Ven, discutir no es malo, otra cosa es lo cabestros que nos pongamos al
hacerlo.
Sigo.
Tras fraccionar el voto cada uno sigue encastillado en sus posiciones,
sobre todo los que más perdieron. Sea como sea tienen que mantener la ilusión
de que nada cambió y que siguen siendo los gallitos de siempre o que sus
expectativas se han visto cumplidas. Pues no, pero tienen que mantener el
puesto al precio que sea. Y eso hacen: lo que sea y más.
El ejemplo más claro es el que ofrece Ciudadanos. Llegó augurando
cambios en la política española y pregonándose adalid contra la corrupción, además de
esgrimir la transparencia como enseña.
¡Y un jamón!
Después de todo lo visto, incluidas sentencias judiciales, Ciudadanos no
ha tenido ningún empacho en negociar con el Partido Popular. Negociar sí, pero
¿con el PP? ¿Ya no es un partido corrupto? Hace un día salió otro caso de
corrupción: el del ex ministro Piqué.
¡Ahora cuéntenme una película! Bueno, ya lo hacen. Dicen que no pactan
con la extrema derecha. Macron, Macronnn. ¡Piensan que somos gilipollas! De momento
utilizan como testaferro al PP.
Ciudadanos se hartó de decirnos que es malo, para la democracia y los
ciudadanos, que los partidos se mantengan años y paños en el poder. Se les
olvidó en estos días, los pactos lo demuestran. No hay de que extrañarse, es
mucho peor estar sin pillar cacho que mentir.
Oigan que han puesto a Almeida de alcalde de Madrid y están a punto de
hacerlo con Ayuso. ¡Madre mía, ¿pero han escuchado las cosas que dicen?!
Por cierto, todavía no nos hemos enterado de los acuerdos que han
firmado.
Rivera está espídico. Lo estuvo en la campaña y en ese estado sigue. Se
juega mucho. Hay quien se está cansando de que ese caballo no gane nada. No
sobrepasó al PP ni lo hará. Por la senda que van están abocando a Ciudadanos a
la desaparición.
Se fartaron de sermonearnos
con su pureza y acabaron recogiendo los excedentes de otros partidos. Daba
igual su procedencia, ahí recalaron. Fue, sin duda, una idea sublime.
Lo de Barcelona fue épico. Lo de Ada Colau está al nivel de Rivera y
Casado. No desentona con esta hornada de políticos. Otros partidos andan también en berengenales.
Ya veremos como acaban Pedro y Pablo. Estos dos van a dar para mucho, ya verán.
De momento, Albert Rivera y Pablo Casado se han salvado.
Lo dicho, los pactos se han quedado reducidos al pasteleo y
al mamoneo.
Pactos, pasteleo y mamoneo by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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