1 oct 2020

Balones fuera y seguimos jodidos

  Cualquier astrólogo o adivino de poco pelo podrá encontrar explicaciones que justifiquen lo que está pasando. El mundo es un caos por la conjunción de vayan ustedes a saber que astros. Las fuerzas del mal convergen para acabar con nosotros y reinar hasta el advenimiento… Joder, me dejo llevar y acabo como esos telepredicadores yanquis.

  Hay gentes instaladas en un milenarismo mental que petan las redes sociales. Sus seguidores se cuentan por millones. El terruño hispánico es una buena muestra del seguidismo acrítico. Da igual lo que les pongan en la mesa, tragan lo que les echan, siempre y cuando sean de los suyos. ¿Y yo no me como nada? Pues sí, pero varío mi dieta.

  Hasta hace bien poco la ruptura de España era el pan de cada día. El confinamiento sosegó los ánimos y ahora se despereza.

 Cualquier zahorí alunado sabe que la culpa la tiene el gobierno de Sánchez. Tras el levantamiento del estado de alarma hay quienes le siguen achacando todos nuestros males. No deja de resultar curioso que siendo uno de los países más descentralizados del mundo los gobiernos autonómicos, a ojos de muchos ciudadanos, apenas reciban críticas.

 Los que más vociferan, PP y extrema derecha, cierran filas ante los suyos, aunque sea llame Ayuso. No solo exculpan a la mayor acémila que hoy tenemos en política – ya no tiene que competir con Torra – si no que incluso el masterizado Casado la puso como ejemplo, cosa que ya no hace. 

  El PP se ha instalado en la desobediencia legal. Andalucía, Galicia, Madrid, Murcia, junto a Cataluña y Ceuta, se niegan a cumplir los acuerdos del Consejo Interterritorial de Salud. Es una decisión política.

  La política consiste en negociar. Es bueno y necesario para no andar a garrotazos o caer en manos del dictador de turnos. Los adversarios encuentran la forma de acercar posturas y llegar a acuerdos. Eso es la política, repito. Se habrán fijado que no menciono para nada eso de pactar en bien del interés general. Así debiera ser pero hace mucho que chalanean por interés partidistas y de grupos afines de poder, sin olvidar los personales, por supuesto. Aquí no negocia ni el Tato.

 Fuera de los hooligans, de toda clase y condición, hablemos del Gobierno.

  El gobierno de coalición anda liado en lo de la pandemia y además él solo se sobra y basta para liarla.

  No cabe duda de que hay muchas cosas que hicieron mal, las cifras lo confirman. Tras siete meses la pandemia sigue campando a sus anchas y en los que se avecinan no parece que la cosa vaya a mejorar, todo lo contrario. Su responsabilidad es enorme, no ya por lo que hizo o está haciendo, sino por lo que no hizo. Las decisiones iniciales llegaron con retraso; las medidas de protección para los sanitarios tarde y mal; no pusieron a disposición de los ciudadanos los hospitales privados; las informaciones que nos proporcionaron, nos proporcionan, se contradicen de un día para otro; no fueron capaces de coordinarse con los gobiernos autonómicos y así siguen… No lo hicieron bien. La novedad de la situación no les exime de su responsabilidad.

  Por si esto no fuera suficiente tienen que capear a Casado, Díaz Ayuso y Almeida. A los partidarios del PP les pediría que por un momento pusieran la cara de algún socialista a lo que dice Ayuso. Se hacen una idea ¿verdad?

  La situación económica prolongará su caída por la precipitación en la desescalada. Lo peor de todo es que van a ser los trabajadores, como siempre, quienes más vamos a perder y más vamos a pagar.

  Unos y otros piensan en la rentabilidad que pueden obtener en unas elecciones. No les importan los muertos, ni la crisis económica. Sí les preocupara un poco ya se habrían puesto de acuerdo para salir de este lío mortal. Lo de Madrid no cuenta como un acuerdo. Ese paripé diluye las responsabilidades del gobierno madrileño y del central en un café para todos.

  En esta ocasión y por respeto a los muertos, los habidos y los que vendrán, pónganse de acuerdo para atajar esta pandemia. En el mes de marzo o abril se podía comprender el desconcierto, en el mes de septiembre no es aceptable. Ahora, todos y cada uno de los gestores públicos, son responsables de lo que está sucediendo.

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