Las energías renovables tienen
buena prensa. Son inagotables, no contaminan, pero como todo tienen algunos
inconvenientes. El más visible, en el caso de los parques eólicos, es que son
enormes y golpean la vista desde la distancia. Bueno, eso para los más
tiquismiquis. Además protestan por la escabechina que producen entre las aves. Es
más, se quejan de que los ruidos de las aspas molestan a los animales salvajes.
No están conformes con nada, también se quejan de los caminos que se abren por
los montes para poder levantar y mantener los eólicos.
Eso pasa en el occidente y
suroccidente asturiano. Ah, claro, en el resto de Asturias no los hay, hasta
ahora.
El 3 de marzo de 2021, el BOPA
(Boletín Oficial del Principado de Asturias) publicó una disposición en la que
se recogen las modificaciones de las Directrices Sectoriales de Ordenación del
Territorio para el aprovechamiento de la energía eólica. Todavía están en la
primera fase pero por ahí van las cosas.
En esas modificaciones se recoge
que las zonas de baja capacidad de acogida de parques eólicos eran la central y
oriental, siendo de alta capacidad la zona que queda. No hay que ser muy listo
para llegar a la conclusión de que se trata de la occidental.
En las dos primeras, hasta esa
fecha, no tenían instalado, ni tenían en trámites, ningún parque eólico.
Por cierto, la disposición es de
la Consejería de Industria, Empleo y Promoción Económica y de Medio Rural y
Cohesión Territorial.
Una de las propuestas que consta
en las modificaciones es la de permitir parques eólicos en la zona central, de
baja capacidad, dejando al oriente como está. ¿Razones? No constan, aunque no
es muy difícil de suponer: el turismo. No creo que fuera muy buena la acogida
de eólicos en la Sierra del Cuera, Sueve o los Picos de Europa, o a la vista
desde las playas orientales.
El sexto punto de la disposición
es muy interesante: «Por otra parte para contribuir al desarrollo sostenibles
de los concejos incluidos en el Plan Especial para los concejos del
Suroccidente Asturiano 2015-2025 (Allande, Cangas del Narcea, Degaña, Ibias y
Tineo), muy golpeados en el aspecto socioeconómico por el cierre de la
actividad relacionada con el carbón (minería y centrales térmicas) se prevé,
previa conformidad de los correspondientes ayuntamientos, abrir la posibilidad
a permitir proyectos en zonas de esos concejos que, presentando un notable
recurso eólico, actualmente están calificadas en las Directrices eólicas como
de exclusión para la instalación de parques eólicos».
Pues sí, con un par, el Gobierno
asturiano mete en danza a los ayuntamientos para que den permiso para ubicar
parques en aquellas zonas que hasta ahora estaban excluidas. ¡Vaya manera de
colgarles el muerto! Los alcaldes, algunos por lo menos, encantados. Ya se
encargarán las empresas de limar las reticencias de los alcaldes. ¡Se los van a
comer!
Más arriba mencioné que la
disposición partía de la Consejería de Industria, pues bien, la directora
general de Industria del Gobierno asturiano es Rosana Prada. Vale, el nombre no
les dirá nada, a mí hasta ahora tampoco. Les diré que esta señora trabajó para
Capital Energy/Green Capital Power, la empresa que opta a más de 40 proyectos
eólicos en el occidente y suroccidente asturiano. ¡Vaya, qué casualidad!
No sean mal pensados que los veo
venir. El Gobierno asturiano niega que la Dirección General de Industria y su
directora, la mencionada Rosana Prada, intervengan en ningún procedimiento
administrativo para la creación de nuevos parque eólicos. Oigan, yo les creo.
Desde esa consejería de Industria, y por lo tanto desde su dirección general
sólo legislan sobre el sector. Para lo demás ya se ocupará la antigua empresa
de la directora y las otras del sector. Por cierto, cuando finalice su etapa
política ¿dónde creen que volverá a trabajar la señora directora? Ya no tendrá
importancia.
Los tiempos han cambiado y las
opiniones también. En el año 2009 algunos alcaldes del occidente se oponían a
la construcción de tanto parque eólico como proponía la Consejería de
Industria, unos cuarenta.
El alcalde de Taramundi de
aquella fecha, Eduardo Lastra, pedía calma para poder analizar los proyectos.
Él, y otros alcaldes, eran partidarios de aprobar aquellas propuestas de menor
impacto y que no estuviesen cerca de las poblaciones. Por su parte, José Ángel
Pérez, alcalde de Castropol y Eustaquio Revilla, alcalde de Grandas de Salime,
mostraban sus reticencias.
Lo dicho, eran otros tiempos.
En la actualidad los alcaldes
aplauden con las orejas a cada nueva petición para instalar otro parque eólico
en su concejo y los que no los tienen naguan
por ellos. Así el alcalde de Allande, José Antonio Mesa, o el de Tinéu, José
Ramón Feito, están encantados con los eólicos. A más mejor, más dinerito para
gastar. Quién demuestra estar ansioso es el alcalde de Cangas del Narcea, José
Víctor Rodríguez. Don José Víctor afirmó en los medios de comunicación su
satisfacción por la existencia de empresas que quieren «desarrollar proyectos
para generar energía limpia en nuestro concejo».
Los alcaldes de los Oscos-Eo
están a favor de regular la llegada de los eólicos, aunque les preocupa y piden
una actuación coordinada entre los concejos de la comarca. Pues me parece a mí que lo van a tener
complicado. Ya vimos lo que se pretende desde la Consejería de Industria, que
no es otra cosa que el divide y vencerás. Bueno, ganarán las empresas que se
van a encontrar con el terreno desbrozado.
Estos parques no solucionan problemas de empleo y generan escasos puestos
de trabajo. En la fase de instalación se nota que hay más trabajadores, pero
son especialistas que vienen de fuera de estos territorios. Cuando están en
funcionamiento el mantenimiento lo realizan empresas foráneas, dado su alto
nivel de especialización, y en todo caso con un par de trabajadores de la zona,
para tareas menores, libran.
Los ayuntamientos reciben unas
cantidades, que los alcaldes reciben con las manos abiertas, pero que son
ínfimas con respecto a las ganancias que se generan. Ese dinero, desde luego,
no se queda en estos concejos.
Con estas historias están
queriendo tapar los ojos a los ciudadanos que se ilusionan, pero con el paso
del tiempo descubrirán la realidad: no hay más puestos de trabajo. Para muestra
tenemos Tinéu, donde se instaló el primer parque eólico de Asturias. Unos años
más tarde nos los colocaron en la Sierra de Tinéu y desde la villa contemplamos
cómo nos vigilan. Tenemos que agradecérselo a Marcelino Marcos, exalcalde de
Tinéu y hoy Presidente de la Junta. En este concejo no apreciamos las ventajas
para la ciudadanía.
Los alcaldes hablan de la
importancia de generar energía limpia, ¡y una leche! lo único que les importa
son los ingresos adicionales que van a obtener, nada más. Así tienen más
liquidez para sus ocurrencias.
A la Consejería de Industria y a
la de Medio Rural les viene bien ya que así engordan sus estadísticas
económicas y pueden alardear de iniciativas empresariales para esta grandísima
comarca.
Oigan, no me opongo a ellos. Me
molesta que no se estudie su ubicación de forma rigurosa, que nos los vendan
como lo que no son y que pretendan especializarnos en otro recurso que no
genera riqueza en la comarca occidental y suroccidental.
Me reafirmo en mi opinión de que
les importamos un pito. ¡Qué tristeza!
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