Decir que Seis cuatro, novela de Hideo Yokoyama traducida del inglés por
Jofre Homedes Beutnagel, es una novela policíaca no se ajusta del todo a lo que
se lee en ella. Más bien es una novela sobre la policía japonesa en la que hay
un crimen.
Cuando leo un libro que ha pasado
por la traducción de dos idiomas diferentes me asalta la duda sobre sus
posibles pérdidas. Este es el caso de Seis
cuatro que pasó del japonés al inglés y después al español. No lo digo como
crítica a los traductores, desde luego.
La novela fue publicada en Japón
en 2012 y hasta ahora no llegó a España y eso a pesar de que en una semana
vendió más de un millón de libros. Yokoyama no es un recién llegado a la
literatura, pero para nosotros cómo sí lo fuera.
Pincelada a la trama. Yoshinobu Mikami,
jefe de prensa de la Jefatura de Policía de la prefectura D, tiene que hacer
frente a cuestiones personales y profesionales que le asfixian. Por un lado, su
hija está desaparecida y su matrimonio se tambalea; por otro, el caso del
asesinato de una niña está a punto de prescribir. Fin.
De ahí surgen 651 páginas. Pues a
pesar de lo que pudiera parecer el crimen sin resolver es marginal en la trama,
aunque lo impregne todo.
Los conflictos entre policías
pertenecientes al departamento de Asuntos Administrativos y el de
Investigaciones criminales se lleva muchas de las páginas. Asimismo, las luchas
personales y grupales por el control en la prefectura D así como la oposición a
ceder su autonomía a Tokio genera muchas tensiones. Por si esto no fuera
suficiente, surgen dudas sobre la investigación del caso Seis Cuatro, secuestro y asesinato de una niña, que provoca aún más
roces entre los policías que investigaron el caso.
Otra cuestión que ocupa páginas y
páginas es la gestión de la información que la policía ofrece a los medios de
comunicación. No sólo trata de la opacidad policial, también refiere los
tejemanejes de los periodistas y su ética profesional.
Muy de refilón surge el papel de
las mujeres en la policía, muchas de las cuales abandonan su trabajo al casarse
y en el que no suelen ostentar cargos de relevancia. Es un destello, pero ahí
está.
Cómo pueden ver hay muchos
frentes en Seis cuatro.
Mikami duda ante la toma de
decisiones. Las sopesa y les da mil vueltas pensando en las repercusiones que
pueden tener sobre su futuro profesional. No es para menos. Cualquier desliz
puede predisponerle en contra de sus jefes y estaría acabado. La policía es un
reflejo de la sociedad nipona en la que el respeto, la obediencia y la jerarquía
se encuentran en la base de las empresas y de la vida.
Seis cuatro nos pone frente a un mundo muy desconocido para la
mayoría de los occidentales pero no es lo que esperaba – ese es mí problema,
desde luego -. Puede tener sentido para la sociedad japonesa, muy poco dada a
las críticas públicas, y por esta vía el autor puede manifestar su opinión sin
meterse en berenjenales. Bueno, será eso o no.
No le acabé de coger el gustillo.
La información proporcionada bien, la extensión de esas informaciones no tan
bien, me parecieron excesivas para una novela. Hubo momentos en los que la
lectura me resultó lenta, hasta un poco pesada. La minuciosidad, el detallismo
al describir en esta ocasión…
No sé, hay libros que tal vez no los aprecio y no
soy capaz a ver lo que otros ven. Pero no me crean, esa fue mi impresión. Antes
de escribir estas líneas leí algunas críticas periodísticas y lo ponen por las
nubes. Las ventas me contradicen. Pues bueno, para gustos…
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