Hubo un tiempo en el que los asturianos
sentíamos que un banco, una caja de ahorros, era algo nuestro. ¿Lo recuerdan?
Se trataba de la Caja de Ahorros de Asturias, luego Cajastur, más tarde
Liberbank, y ya era otra cosa, y hoy Unicaja, otro banco más que nada tiene que
ver con nuestra caja.
No es necesario relatar el expolio al que
fuimos sometidos, aunque tal vez sí ya que que como sociedad no nos importó
demasiado. Igual se ofenden los directivos de Unicaja por eso de expolio, si es
así tal vez podemos hablar de incautación, confiscación, apropiación. Ah,
claro, que la fusiones bancarias fueron recomendaciones del Banco de España.
¡Menuda alegría!
Bueno, dejémoslo correr, lo hecho está hecho.
Aquellos que adentraron a nuestra caja de
ahorros por la senda de los bancos, o lo que es lo mismo por el beneficio y la
especulación pura y dura abandonando la finalidad social y el marcado carácter
territorial ¿dónde están ahora? Me vienen a la cabeza los más conocidos para mí
como son Manuel Menéndez o Felipe Fernández ¿ocupan algún puesto relevante en
Unicaja? La felicidad de Manuel Menéndez duró dos años.
Hoy Unicaja está totalmente desvinculada de
Asturias. Al igual que el resto de los bancos, beneficiarios de la desaparición
de las cajas de ahorros, ha cerrado sucursales, reducido plantillas e impone
unas condiciones leoninas a los clientes. Los más jóvenes no saben que hubo un
tiempo en que el que los bancos pagaban un interés por los depósitos bancarios.
Increíble pero cierto. Ahora imponen horarios de atención al público e intentan
camelar a los pensionistas para que se sumen a la banca digital, se hagan con
una tarjeta de crédito o pongan sus exiguos ahorros en fondos o bolsa.
Por seguir con lo del expolio ¿qué sabemos
del patrimonio cultural acumulado por nuestra caja de ahorros? por ejemplo. El
inmobiliario les reportará pingües beneficios en su momento.
Todo el proceso de «fusión» no preocupó ni a
los gobiernos asturianos, diputados autonómicos o alcaldes, pero eso sí, todos
querían estar en el Consejo de Cajastur. ¿Motivos? Me parecen bastante obvios.
La Obra Social y Cultural de Cajastur
realizaba una labor muy interesante e importante por toda Asturias ¿qué hace
Unicaja? Nada de nada.
Después de la enorme tarta asturiana que se
llevó Unicaja resulta que es muy tacaña. Llegan al extremo de no poner unas
luces de decoración navideña en el edificio principal de la entidad en la plaza
La Escandalera de Oviedo. Esa plaza se convierte en la principal en estas
fechas navideñas. Todo el entorno está profusamente iluminado, miras hacia el
edificio de Cajastur y solo vemos la frialdad de su fachada, que por cierto ahí
sigue el viejo rótulo que imagino que no se han atrevido a quitar, de momento.
No soy de los que se suman al síndrome «Abel
Caballero» pero si los dirigentes de Unicaja tuvieran un poco de consideración
y gratitud por el pelotazo dado en Asturias decorarían ese edificio emblemático
en la capital asturiana.
Al señor alcalde de Oviedo ni se le ocurre pedirle que pongan alguna de esas luces que tanto le gustan. No, igual se enfadan.
Señores directivos de Unicaja, no sean tan
miserias, tan tacaños, y decoren el edificio de la Caja de Ahorros de Asturias.
Ahora que lo pienso, vaya pobreza la mía.
Pido a Unicaja unas luces navideñas y no compromiso con este territorio y sus
gentes. Así nos va. Pero ¿qué digo? Parezco nuevo. Los bancos solo tienen un
objetivo: el beneficio, después el beneficio y más tarde… pues sí, aún más
beneficio. A este banco, de origen malagueño, le importamos un pimiento, al
igual que el resto de los territorios en los que «absorbió» cajas de ahorros.
Me viene a la cabeza que ese edificio es muy grande, las oficinas centrales no están ahí ¿acabarán reconvirtiéndolo en viviendas o para usos comerciales? No me parece descabellado.
Pues nada, felices fiestas. El nuevo año nos
traerá muchas emociones, los dioses se apiaden de nosotros.
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