El recurso de hablar del tiempo,
y me refiero al meteorológico, está trascendiendo a la típica conversación de
escalera o de cola en la caja del supermercado. Los medios de comunicación nos
dan cuenta de todo lo que acontece en este aspecto y, en más de una ocasión, lo
hacen con un cierto alarmismo.
Esta cuestión, la del tiempo, da
para muchos equívocos. Lo que creemos recordar lo convertimos en verdad
absoluta y no nos bajamos de la burra. Veamos ¿no fue este uno de los inviernos
más fríos que recordamos? Estoy seguro de que muchos podríamos afirmarlo. ¡Anda
que no nevó ni nada este año! Por lo tanto, tuvo que hacer mucho frío.
Pues la verdad es que no.
La Agencia Estatal de
Meteorología (AEMET) nos dice que ha sido un invierno normal en precipitaciones y temperaturas. Sus datos así lo aseveran. Lo demás son apreciaciones
personales. Es más, diciembre y enero fueron más cálidos de lo normal.
Ahora que eso sí, marzo fue extremadamente lluvioso, superando el triple del valor normal para este mes.
Bueno, pues así y todo, el tema
da para discusiones. Vamos, que da para pasar el rato en una buena conversación
de bar, hasta ahora. Al ritmo que van nuestros líderes de la patria, tanto de
la grande como de las más pequeñas, estas disputas
se van a quedar reducidas a conversaciones de escalera. Los bares se están
quedando vacíos.
Esta España de ellos -no sé de
quien, pero como nos la empufaron del
todo ya no es nuestra- se caracterizaba, entre otras cosas, por desarrollar
parte de su vida social en los bares, en los chigres. Pues hasta con eso están
acabando. Si sumamos precios considerados altos, paro terrible, sueldos a la
baja, botellón en aumento nos da un
igual a cierre de chigres.
Un bar sin discusiones es un bar
aburrido. Antes se cantaba y eso animaba, ahora quedan cuatro en los que se
puede hacer.
Otro de los temas estrella es el
de poner de vuelta y media al alcalde de turno y a los concejales. Aunque esto
con más discreción y según quienes sean los contertulios. En esto hay menos
diferencias. Unos los ponen de vuelta y media y los otros de media y vuelta.
Eso hasta tiene su gracia. Al segundo día que los tertulianos se juntan,
aparece, como por arte de magia, el oidor
que rápidamente va dar cuenta de las buenas nuevas al poder establecido. En
todos los pueblos hay uno o varios. Forman parte del paisaje de la barra
chigrera.
Pero esto de la política da cada
vez menos juego para la discusión. La coincidencia es cada día mayor.
Ni tenemos dinero ni tema de qué discutir.
Pobres de los bares y pobres de nosotros.
Una encuesta de un periódico nacional dice que los dos grandes partidos tienen cada vez menos consideración
ciudadana. PP y PSOE no llegarían en unas elecciones al 50 por ciento del
electorado. Eso dice la encuesta. Si llegan a preguntar en cualquier bar, no
sacaban ni el 5 por ciento de los votos.
Ahora que lo pienso ¿se dan
cuenta de que los políticos cada vez se ven menos en los bares?
Tras el paro y la crisis
económica, la clase política es el tercer problema de este país. En los bares
se entremezcla todo y al final la unanimidad es total. Da igual que uno tome
Rioja o Ribera del Duero, San Miguel o Mahou, en los calificativos políticos
coincidimos todos.
Miren si hay unanimidad que hasta
los asesores del Presidente de Asturias están de acuerdo sobre el “bajo
rendimiento del sistema político autonómico respecto a las necesidades de
modernización de la región”
De verdad, así no hay forma. No
nos dejan ni un resquicio para la discusión. Van a acabar con todo. Al final ya
verán como hasta el vino se nos agría.
Menos mal que nos queda el
tiempo, el Madrid y el Barca.
Disfruten de la vida y recuerden
que una buena charla con los amigos es impagable.
Llueve sobre mojado y no tiene pinta de escampar por M. Santiago Pérez Fernández se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
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