31 mar 2020

Divagaciones coronovíricas (18)

  Hoy estamos en el día siguiente al décimo octavo. Empiezo bien. Menuda gilipollez para decir que llevo diecinueve días sin salir de casa. Pues eso.

  No es el confinamiento. Tampoco el paso de los días. Ni siquiera las rutinarias rutinas. Estar a solas. Eso es lo jodido, estar a solas con nosotros mismos. ¡Qué tontería! Siempre nos acompañamos. No nos pensamos. Quién sabe sí, ahora que tenemos tanto tiempo, descubrimos que somos un fraude. ¡Qué no nos aguantamos! Toda la puta vida convenciéndonos de que somos muy guais para llegar a esto. No nos aguantamos. Repensarse no es mirarse al espejo. ¿Cómo se asume tamaño despilfarro? Todos estos años malgastados y de pronto un jodido bicho nos pone frente a una patética realidad. Ahora sí, mirémonos a ese espejo y veamos esa melodramática existencia en la que nos hemos convertido.

  Ya ven, dando ánimos. ¿Se atreven a echarse una ojeadita interior? ¡Pues sí que tienen bemoles! Ni de coña me hago yo eso de una introspección. ¿Qué necesidad hay de revolver la porquería?

  Muchas personas sólo tienen tiempo para pensar en que han perdido su trabajo. Su futuro es una incógnita. Quiero pensar que en esta ocasión no los vamos a dejar tirados.

  No soy tan ingenuo, la economía es importante, la vida lo es más.

  En unos días han cambiado mucho las cosas. Quienes hasta ahora aplaudían las medidas del gobierno ahora lo atacan. ¿Motivo? El dinero. El dilema está claro: más muertos o seguir produciendo. Han optado por lo segundo. El cierre de empresas es duro pero más dura es la muerte.

  Las derechas se han puesto de acuerdo, como siempre, cuando se trata de la pasta. La extrema derecha y la derechita cobarde están que muerden. Cada día emponzoñan más sus argumentos. Los de extrema ya hablan de saltarse todas las leyes y tomar medidas drásticas. Ya sabemos lo que eso significa.

  Las libertades individuales están restringidas. Se habla de controlar a los ciudadanos vía móviles. Ya se hace en China, Corea y no sé cuántos países más. ¿Todo sea por controlar al bicho? Uf, la verdad es que asusta.  A los gobiernos, a todos los gobiernos, les encanta jugar a ser el Gran Hermano. Cuidado.

  El gran “hospital” del IFEMA ha recibido muchas quejas, incluida la del Colegio de Médicos de Madrid. Mal asunto. Los profesionales sanitarios protestan por la organización y la falta de materiales. Chungo.

  Los aviones de Díaz Ayuso siguen sin aparecer. Según cuentan algunos medios de comunicación en el gobierno de la señora Ayuso se temen haber sido víctimas de una estafa. Si es así dará gusto ver las explicaciones de la presidenta madrileña. Espero que no tenga necesidad. ¿Eran veintitrés millones?

  No sé como definir a la gente que se acerca a El Rocío. La alcaldesa de Almonte está pidiendo la presencia de la UME para evitar las concentraciones.

  Todavía no llegamos al pico. Contagiados 94417 personas. Fallecidos 8189. Dados de alta 19259. Todos andan en guerra de cifras: partidos políticos, países. ¿Alguien dice la verdad?

  Ánimo. Lo económico tiene arreglo, será duro, pero se arreglará. Deberíamos realizar cambios ¿seremos capaces? No sé, pero ánimo. No son tiempos para venirse abajo.

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