14 abr 2020

Divagaciones coronavíricas (33)

  Tengo mi maleta preparada. Solo podemos llevar una. Me asomo a la terraza y entreveo movimiento en los edificios de enfrente. Ya tenía ganas de que llegase la Gran Trashumancia. En una hora pasarán a recogerme. No hay cambios. Nos embarcarán por ciudades, distritos y calles. Me toca de los últimos. Tengo tiempo. Me acuerdo de Euro, mi última novia virtual. La llamo. Está a punto de terminar. Nos saludamos con cariño. Le propongo un rato de sexo, acepta. Nos despedimos y quedamos en contactar cuando lleguemos a Tierra de la Luz.

  Espero que el transbordador sea cómodo y rápido. La última vez nos metieron a tres millones en una antigualla. Comprendo que no es fácil trasladar a la población al sur, pero el Collegium Pontificum tenía que controlar estas cosas. Han mejorado la rapidez de la Gran Trashumancia, en una semana realizaremos el traslado. Somos más diecisiete mil millones.

  Es un alivio dejar el frío norte. Estos últimos seis meses han sido duros. El Covid-5467.3456 no se propaga con las bajas temperaturas y eso nos tranquiliza. Desde hace cien años sabemos que cada seis meses muta, cuando sale el sol, y es cuando tenemos que migrar. El calor lo vuelve letal. En el sur, en Tierra de la Luz, la temperatura es agradable, pero no tanto como para encabronar al covid.

  Cuando lleguemos todo estará desinfectado. Las brigadas de esterilización son eficaces. Desharemos la maleta y ya instalados. Me gusta vivir allí, en el norte hace demasiado frío.

  Me han ofrecido un ascenso. No sé si lo aceptaré. No me apetece pasar mi jornada laboral en una granja de trabajo. Aunque si me niego el comisario de barrio me puede mandar a un apartamento más pequeño. Creo que aceptaré el puesto. No me vendrá mal, hace tres años que no tengo contacto físico con nadie fuera de la trashumancia. Mi trabajo de programador de nivel 3 en la sección de reciclaje de basuras es muy absorbente.

  Se me está ocurriendo que podía solicitar un permiso de tres días para recorrer algunos sitios de Tierra de la Luz. Quién sabe, tal vez podría establecer una relación estable. No me hago ilusiones.

  Todavía falta media hora para salir. Conecto las noticias. Un grupo de coviepidemiólogos están contando los últimos avances. Los tres mil seiscientos canales están retransmitiendo lo mismo. Menos mal ya terminan. ¡Ahora empiezan los opinadores! No entiendo que no hayan abolido la profesión. Finalizo la conexión.

  Ya es la hora. Cojo la maleta. Abro la puerta. Frente a mí está Euro, acaba de cerrar la puerta de su apartamento. Nos sonrojamos. Sonreímos.

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