24 ene 2011

Esquizofrenia social


Yo no sabía si esto de la esquizofrenia social existía o no, pero para eso esta Google. La verdad es que salen resultados: aproximadamente 695.000 (0,08 segundos). La cuestión es que existir existe, seguramente no como yo lo interpreto, pero me parece que la expresión da para muchos rotos y descosidos.

Echando una miradita a los medios de comunicación nos podemos encontrar con múltiples ejemplos de disociaciones peligrosas, que no me atrevería a llamar enfermizas, pero que a mi me producen desazón.
Empezaré por la más antigua. Lo de Aznar. Si, si, el expresidente del gobierno. Patriota, así se declara él y, sin embargo, una de las personas que peor habla de España. Así y todo es aclamado por su gente. ¿Tiene o no tiene mucho de esquizofrenia?

Alto, alto. No se me lancen sus fervientes partidarios. Vamos despacio y reflexionemos un poco. El señor Aznar ha sido presidente de este país y, como todos ellos, pidió siempre colaboración y apoyo a la oposición en las cuestiones de Estado. De acuerdo. Él cobra una pensión vitalicia pagada por todos los españoles. Me parece bien. José María Aznar ha demostrado ser un ardiente partidario de los principios y reglas que rigen en EEUU. Nada que objetar. En todos sus discursos habla de la importancia de que España sea uno de los grandes países del mundo. Estaría bien.
Si eso es así ¿no estaría mejor calladín? Es que este hombre lo confunde todo. Ya quisiéramos que se comportara como los ex estadounidenses. Su resentimiento le lleva a confundir la crítica al partido que gobierna con poner a caldo a España, que es lo que hace. Si las cosas que está diciendo las dijera Felipe González, entonces ¡Dios! menuda bronca.
Pues nada, los suyos erre que erre, lo ponen por las nubes y le aplauden las gracias. Como muestra de esa esquizofrenia desaforada, recuerdo –hace unos años- que una señora le llamó guapo en un mitin. De verdad, que llamó guapo a Aznar.

Segundo ejemplo. Las gentes del partido socialista, no todos y especialmente los cargos públicos, se están convenciendo de que la única salida para la crisis es la que se ha tomado. No importa que sea la misma que realiza Ángela Merkel, David Cameron o Sarkozy, lo que se hace en España son políticas de izquierdas. Que nadie lo ponga en duda. Ya saben, en tiempos difíciles: partido, partido y partido. ¿Esquizofrenia? ¿No sería mejor autocrítica, debates internos y sentido común? todo ello aderezado con eso tan viejo y obsoleto que se llama ideología.

Tercer ejemplo. De pronto, en los debates sobre las pensiones, aparece la energía nuclear. ¿Esquizofrenia o jugada del despiste? La verdad es que parecen las dos cosas juntas. ¿A quien se le cruzaron los cables? No se preocupen, habrá a quien le parezca bien.
Para que vean que hay otras interpretaciones lean este artículo sobre pensiones de Miren Etxezarreta, Catedrática emérita de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Cuarto. El PP es el partido de los trabajadores y de los más débiles. Esto ya no es esquizofrenia, directamente se trata de una broma. Se fueron con Aznar de vinos y fliparon todos.
¡Mira que hay gente que se lo cree! Es lo mismo que pensar que Rajoy nos va a sacar de la crisis. Eso ya es directamente de diván. ¿Y si no ganan? Entonces si que más de uno va a necesitar una terapia de choque. Pensándolo un poco, igual les venía bien a algunos.

Ya vale. Dejémonos de sostener y no enmendar nada. Basta ya de posturas numantinas y defensas cerriles de lo que consideramos mío y empecemos a hablar de lo nuestro. Antepongamos los derechos de los ciudadanos y apostemos por seguir asentando la democracia, que a la primera de cambio nos aparecen populistas y fanáticos extremistas. Nada de esquizofrenia, solo necesitamos sentido común.

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Esquizofrenia social por M. Santiago Pérez Fernández se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

1 comentario:

  1. Santiaguín, como siempre tienes más razón que un santo...

    Daniel Fdez.

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