Estimado Alfredo:
Quiero agradecerte, en primer
lugar, la amabilidad que tuviste al ponerte en contacto conmigo telefónicamente
hace una temporada. Ahora estás muy
ocupado y no quiero robarte mucho tiempo.
Ya veo que no paras. La cosa está
difícil y todo lo que hagas será poco. Pides trabajo y esfuerzo a todos, es
comprensible, así debe ser, pero no solo ahora. Quiero recordarte que en los
últimos años entre cuatro se lo han guisado y comido todo. No se contó con nadie.
Eso sí, cuando las cosas se complicaron entonces todos a cerrar filas.
Hablando de estas cosas, estimado
Alfredo, quisiera sugerirte que cuando te pregunten quien es el que manda en el
PSOE no digas que tú. Hombre, eres el candidato pero el secretario general es
Zapatero. Decir eso no está bien. ¡Mira que muchos militantes socialistas se pueden
enfadar por ningunearlos!
Ya, ya, no me digas más. Eso son
vicios adquiridos en los últimos años. Es lo que tiene esto de las sucesiones.
Te nombran y ya ostentas todo el poder. Pues no. Sabes muy bien, Alfredo, que
eso en el PSOE no era así.
Puesto a ello, quiero decirte que
eso de que el partido tenga que
apoyar decisiones que no le gustan es mucho pedir. La labor institucional es
una cosa y la de partido es otra. Desde luego nadie lo discute. A eso solo
tengo que decir que es el partido quien sostiene a los gobiernos y está muy feo
que no se le informe de decisiones muy trascendentes. Y digo informar, por lo
menos. Si se sigue así, el partido solo servirá para recolectar votos y eso no
gusta a todo el mundo.
El discurso que mantienes está
bien… Alfredo, yo te aprecio, pero retomar ahora el tema del patrimonio es
complicado y no sé si muy creíble. Mira que te recuerdan aquello de “bajar
impuestos es de izquierdas” y ya la fastidiamos. Las cosas hay que pensarlas
más. Eres un hombre de ciencia y de política, no caigas en esas simplezas.
La situación actual me parece
calcada de lo sucedido con el Partido Laborista y Tony Blair. Empezó con la Tercera Vía. Muy populista
él, acabó enfrentándose a los sindicatos, a su propio partido, lo tuvo que
dejar, nombró a un sucesor y los Laboristas perdieron las elecciones. ¿Te
recuerda algo? Blair se pasó al catolicismo y otros fueron al Desayuno Nacional
de Oración. ¿Vidas paralelas? No hablemos de las Azores y las guerras, por
favor.
Tienes toda la razón cuando dices
que Rajoy no apoyó ninguna iniciativa del gobierno, ni en relación con la
crisis ni en otras cuestiones. Yo creo que quedó bastante descolocado. Tendrás
que reconocer conmigo que se le fastidió parte de su programa. Con callar tenía,
y tiene, bastante. ¿Para qué complicarse? Va a encontrarse con el terreno
abonado.
Alfredo, has reconocido que
tuviste que hacer de apagafuegos con
el tema de la modificación de la Constitución. Reconociste
que tú lo habrías hecho de otra forma ¿entonces por qué no se hizo? Por mucho
que te esfuerces es difícil de justificar.
No te enfades, te lo digo
sinceramente. Hay mucho que cambiar y ahora es muy complicado defender lo
realizado. Y no lo es por falta de tiempo, es que ¿cómo podemos probar lo
acertado de estas medidas? Tras más de dos años de severísimas medidas, de
recortes, no hemos mejorado. Es imposible demostrar que son correctas. Coño,
Alfredo -y discúlpame- son las medidas de Merkel y Sarkozy.
Leo, querido Alfredo, que quieres
tener gente con mucho conocimiento en el Congreso y en el Senado. Seamos
sinceros ¿no crees que además de un replanteamiento en lo programático habría
que hacerlo también con las personas? Fíjate que hablo del programa ya que
entiendo que la ideología del Partido Socialistas no ha cambiado ¿o sí?
Reconozcamos que en ocasiones eso también es difícil de explicar. Vamos, que la
mayoría de los ciudadanos piensan que el PSOE ha girado a la derecha.
Te pregunto, Alfredo, si no
estarían bien cambios de caras, que se vayan trallando otros. La política es dura, qué te voy a decir a ti, pero
ya sabes renovarse o… Recuerdo que ese término de la renovación hubo un tiempo
en que te gustó. Ahora que puedes, aplícalo a todos los niveles y empezarás a
ganarte a la gente.
Alfredo, lo mío es casi un
soliloquio, ya lo sé, pero no podía dejar de decírtelo. No quiero acabar sin
animarte en el esfuerzo que vas a realizar, que ya estás realizando. Aunque,
por favor, no olvides que si gana Rajoy no será por sus méritos, será por los
errores cometidos por el PSOE y eso jode, Alfredo.
Se avecinan tiempos aún más
difíciles, solo me queda desearte que impere siempre en ti el sentido común y
la ideología. Uno sin la otra, en política, es lo que puede conducir a las
galeras al PSOE.
Te agradezco tu tiempo y espero
que te lo tomes como lo que es: la sinceridad de un amigo.
Sincerándome, un poquito, con Alfredo by M. Santiago Pérez Fernández is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
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