19 sept 2011

Sincerándome, un poquito, con Alfredo



Estimado Alfredo:

Quiero agradecerte, en primer lugar, la amabilidad que tuviste al ponerte en contacto conmigo telefónicamente hace una temporada.  Ahora estás muy ocupado y no quiero robarte mucho tiempo.
Ya veo que no paras. La cosa está difícil y todo lo que hagas será poco. Pides trabajo y esfuerzo a todos, es comprensible, así debe ser, pero no solo ahora. Quiero recordarte que en los últimos años entre cuatro se lo han guisado y comido todo. No se contó con nadie. Eso sí, cuando las cosas se complicaron entonces todos a cerrar filas.

Hablando de estas cosas, estimado Alfredo, quisiera sugerirte que cuando te pregunten quien es el que manda en el PSOE no digas que tú. Hombre, eres el candidato pero el secretario general es Zapatero. Decir eso no está bien. ¡Mira que muchos militantes socialistas se pueden enfadar por ningunearlos!
Ya, ya, no me digas más. Eso son vicios adquiridos en los últimos años. Es lo que tiene esto de las sucesiones. Te nombran y ya ostentas todo el poder. Pues no. Sabes muy bien, Alfredo, que eso en el PSOE no era así.

Puesto a ello, quiero decirte que eso de que el partido tenga que apoyar decisiones que no le gustan es mucho pedir. La labor institucional es una cosa y la de partido es otra. Desde luego nadie lo discute. A eso solo tengo que decir que es el partido quien sostiene a los gobiernos y está muy feo que no se le informe de decisiones muy trascendentes. Y digo informar, por lo menos. Si se sigue así, el partido solo servirá para recolectar votos y eso no gusta a todo el mundo.

El discurso que mantienes está bien… Alfredo, yo te aprecio, pero retomar ahora el tema del patrimonio es complicado y no sé si muy creíble. Mira que te recuerdan aquello de “bajar impuestos es de izquierdas” y ya la fastidiamos. Las cosas hay que pensarlas más. Eres un hombre de ciencia y de política, no caigas en esas simplezas.

La situación actual me parece calcada de lo sucedido con el Partido Laborista y Tony Blair. Empezó con la Tercera Vía. Muy populista él, acabó enfrentándose a los sindicatos, a su propio partido, lo tuvo que dejar, nombró a un sucesor y los Laboristas perdieron las elecciones. ¿Te recuerda algo? Blair se pasó al catolicismo y otros fueron al Desayuno Nacional de Oración. ¿Vidas paralelas? No hablemos de las Azores y las guerras, por favor.

Tienes toda la razón cuando dices que Rajoy no apoyó ninguna iniciativa del gobierno, ni en relación con la crisis ni en otras cuestiones. Yo creo que quedó bastante descolocado. Tendrás que reconocer conmigo que se le fastidió parte de su programa. Con callar tenía, y tiene, bastante. ¿Para qué complicarse? Va a encontrarse con el terreno abonado.

Alfredo, has reconocido que tuviste que hacer de apagafuegos con el tema de la modificación de la Constitución. Reconociste que tú lo habrías hecho de otra forma ¿entonces por qué no se hizo? Por mucho que te esfuerces es difícil de justificar.
No te enfades, te lo digo sinceramente. Hay mucho que cambiar y ahora es muy complicado defender lo realizado. Y no lo es por falta de tiempo, es que ¿cómo podemos probar lo acertado de estas medidas? Tras más de dos años de severísimas medidas, de recortes, no hemos mejorado. Es imposible demostrar que son correctas. Coño, Alfredo -y discúlpame- son las medidas de Merkel y Sarkozy.

Leo, querido Alfredo, que quieres tener gente con mucho conocimiento en el Congreso y en el Senado. Seamos sinceros ¿no crees que además de un replanteamiento en lo programático habría que hacerlo también con las personas? Fíjate que hablo del programa ya que entiendo que la ideología del Partido Socialistas no ha cambiado ¿o sí? Reconozcamos que en ocasiones eso también es difícil de explicar. Vamos, que la mayoría de los ciudadanos piensan que el PSOE ha girado a la derecha.

Te pregunto, Alfredo, si no estarían bien cambios de caras, que se vayan trallando otros. La política es dura, qué te voy a decir a ti, pero ya sabes renovarse o… Recuerdo que ese término de la renovación hubo un tiempo en que te gustó. Ahora que puedes, aplícalo a todos los niveles y empezarás a ganarte a la gente.

Alfredo, lo mío es casi un soliloquio, ya lo sé, pero no podía dejar de decírtelo. No quiero acabar sin animarte en el esfuerzo que vas a realizar, que ya estás realizando. Aunque, por favor, no olvides que si gana Rajoy no será por sus méritos, será por los errores cometidos por el PSOE y eso jode, Alfredo.

Se avecinan tiempos aún más difíciles, solo me queda desearte que impere siempre en ti el sentido común y la ideología. Uno sin la otra, en política, es lo que puede conducir a las galeras al PSOE.

Te agradezco tu tiempo y espero que te lo tomes como lo que es: la sinceridad de un amigo.

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Sincerándome, un poquito, con Alfredo by M. Santiago Pérez Fernández is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.

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