Una estación de metro, un abrigo
amarillo y el hielo donde había quedado atrapada se empezó a derretir. Esa visión
del abrigo amarillo reventó en Martine-Thérèse-Joyita los sentimientos
aprisionados y desbordaron su interior. Ese podría ser el burdo resumen de Joyita, novela de Patrick Modiano (1945)
traducida por María Teresa Gallego Urrutia. Publicada, por primera vez, en
2001.
Narrada en primera persona nos
conduce por un París triste, oscuro, nada de eso de la Ciudad de la Luz. La
protagonista cree reconocer a su madre, la daba por muerta, y la conduce a una
crisis de identidad fruto del abandono que sufrió. La tensión va en aumento
hasta que la situación la vence.
He visto que algunos la definen
como una novela melancólica, ¡y una leche! es triste, casi obsesiva. Joyita no para de darle vueltas a los
motivos de su abandono y si era o no su madre la mujer del abrigo amarillo. La
localiza pero la verdad la asusta. ¿Será su madre? ¿Por qué la abandonó? ¿La
quería? Muchas preguntas sin respuestas que acaban convirtiéndose en una bomba.
Nada es normal -¿qué es eso de la
normalidad?-. La protagonista se topa con una familia de despegados, de
insensibles, que tienen una niña a la cual no hacen ni puñetero caso. No, no es
muy normal. Tiene dos encuentros fortuitos con unos personajes que serán su
tabla de salvación: uno es un traductor de programas de radios extranjeras y la
otra es una farmacéutica. No sabremos nada de ellos. Dos desconocidos que
detectan el sufrimiento de Martine y la acogen. Así de sencillo, pero esa
relación no es normal.
Patrick Modiano nos desconcierta y
profundiza con esos personajes secundarios en ese ambiente donde lo desconocido
descompone y asusta. No es un miedo físico, es mental.
A través de frases cortas Modiano
va describiendo la tensión que emana Joyita.
Acaba siendo agobiante, aunque no sea esa la mejor forma de describirlo. Nada
se salva. Los personajes, la ciudad, la historia, las descripciones de las
viviendas, son opresivas. Los personajes viven en ambientes desangelados. Más
que agobio me produjo desasosiego. Tengo claro que no me provocó melancolía. No
es un libro para dar saltos de alegría.
Después de lo dicho voy a
destriparles el final: “Estuve mucho más rato oyendo el rumor de las cascadas,
una señal de que también para mí, a partir de aquel día, era el inicio de la
vida”.
Ven, al final un atisbo de luz.
Para caer en el desasosiego, la
melancolía, la tristeza o lo que les pueda sugerir tienen que leerlo. Lo
tendrán disponible en su biblioteca pública o librería preferida.
Joyita y el abrigo amarillo by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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