Los ciudadanos somos, como
siempre, una fuerza de trabajo a los que tras ofrecernos unas migajas en forma
de salario se nos exprime por todos los medios.
No contentos con ello, los que se
encuentran en posiciones dominantes, política o económicamente, se benefician
de forma impúdica. Así vemos cómo políticos sin escrúpulos se saltan las normas
acordadas.
Olvidan
que en una democracia el acatamiento a la ley y las normas es fundamental. No,
no lo olvidan, sencillamente se creen que ellos están por encima del resto de
los ciudadanos. Llegan a autoconvencerse de que su trabajo público, además de
un buen salario, lleva consigo todo tipo de prebendas.
Vemos,
con renovado estupor, como se desgañitan para explicar eso de saltarse el turno
para vacunarse. En el caso de los militares no hay nada que explicar, primero
los oficiales, empezando por los de más alto rango.
Por si
estas pequeñas-grandes miserias no fueran suficientes, nos enteramos que la
Unión Europea se pliega a los criterios de las farmacéuticas. La UE, los
Estados, han puesto un dineral para acelerar la investigación, pero no sabemos
cuanto. El precio acordado por dosis les parece poco y ahora las farmacéuticas le
están haciendo chantaje. Se saldrán con la suya.
Al
parecer la comisión europea firmó unos contratos muy deficientes. Deben ser tan
vergonzosos que los eurodiputados que han podido verlos, unos pocos, lo
hicieron con medidas restrictivas y sin posibilidad de explicar su contenido.
No es la primera vez que sucede.
¿Qué
contienen para no ser públicos? ¿Cómo es posible que la UE firme contratos o
acuerdos que los ciudadanos no podemos conocer?
Las
críticas se reducen a muchos insultos en las redes sociales y poca reflexión
crítica. Los partidos políticos apelan a las tripas y el personal se parapeta
mientras todo sigue de mal en peor.
Esta
puñetera pandemia está dejando al descubierto todas las debilidades de nuestras
democracias y las carencias de los partidos políticos y sus representantes.
Pero no nos equivoquemos, la democracia es lo mejor que tenemos. Hay que
mimarla y mejorarla.
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