Cuando hace años, muchos años, se
iban a instalar cámaras de vigilancia en las calles se habló de injerencia en
la privacidad de los ciudadanos. Hoy resulta ridículo recordarlo ya que incluso
se reclama su instalación.
Hubo un tiempo en que la
publicidad nos llegaba por las emisoras de radio –pocas- televisión –una pública con dos canales- y los
periódicos. Para los más jóvenes: la televisión y radio pública emitían
publicidad. Luego llegó la publicidad buzoneada y los medios de comunicación
privados cada vez dedicaron más tiempo al bombardeo publicitario. Hace unos
días – aunque parece que existe desde siempre – nos descubrieron internet y desde
entonces nos la cuelan por todos los lados, y no solo la publicidad.
Las cookies, esa información enviada por un sitio web que se almacena
en nuestro navegador, ya sea un ordenador, tableta o móvil, permite saber, a quien la emite, las páginas
que hemos visitado. En teoría lo hacen, así lo dicen, con el fin de mejorar el
servicio. ¡Y un jamón! Sencillamente se están entrometiendo en nuestra
intimidad.
Pues cómo éramos pocos ahora los
partidos políticos han decidido fisgonear a los ciudadanos para ofrecer
publicidad electoral personalizada.
Tal cual, los partidos políticos nos van a espiar. No exagero. El proyecto de ley de Protección de Datos y
Garantías de Derechos Digitales, aprobado hace unos días en el Senado,
permitirá a los partidos políticos recopilar datos de carácter político de
todos nosotros. El artículo 58 bis de ese proyecto de ley reconoce que “la
recopilación de datos personales relativos a las opiniones políticas de las
personas que llevan a cabo los partidos políticos en el marco de sus
actividades electorales se encontrarán amparadas por el interés público
únicamente cuando se ofrezcan las garantías adecuadas”.
No me río, de verdad, me
desternillo.
¿Interés público? Anda ya. Ni
ellos se lo creen. ¿Garantías adecuadas? ¿Quién garantiza? ¿Los partidos
políticos? Bueno, pues vale.
Los partidos políticos, las
empresas que contraten para ello, indagarán en nuestros perfiles digitales, escudriñarán
nuestras redes sociales y elaborarán perfiles ideológicos y de todo tipo. Esa
información no va a desaparecer sino que la irán ampliando y afinando hasta
saberlo todo de nosotros. ¿Se imaginan que crucen esa información con nuestros
datos bancarios? Eso sería total.
Pero no se preocupen, habrá quien
nos diga que es culpa nuestra por exponernos en las redes y qué como son
públicas cualquiera puede utilizar esa información. No pasa nada, ya hay
empresas que antes de contratar revisan la “vida digital” de los aspirantes.
Los apologetas del individualismo
defendían a ultranza el secreto y la inviolabilidad de la religión que profesa
cada cual, las enfermedades que padece y la ideología que profesa. ¿Dónde ha
quedado todo eso?
Tal vez en las próximas elecciones
generales nos llegue publicidad electoral a nuestros móviles. ¡Estoy ansioso
por recibirla!
Espiando a los ciudadanos by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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