Las elecciones andaluzas han
deparado lo que se veía venir: que la extrema derecha estaba ganando terreno. Se
advertía en las redes sociales y en las conversaciones de bar por toda España.
¿De verdad qué no lo vieron venir? Eso sí, ni ellos se esperaban los resultados
que obtuvieron.
La última crisis económica ha
contribuido al desánimo social y los populistas encontraron las condiciones
adecuadas para expandirse. La extrema derecha siempre ha sabido aprovechar esos
momentos.
Otro factor que ha contribuido al
desembarco de la derecha más extrema en los parlamentos europeos, y ahora el
andaluz, es el vaivén de los partidos de izquierda y especialmente de los
socialistas. El alejamiento de planteamientos internacionalistas para recalar
en lo nacional y, sobre todo, competir con los nacionalistas en su terreno ha
llevado a parte de su tradicional electorado a dejar de apoyarles.
El ejemplo más claro de ese
progresivo aislamiento de los socialistas se puede contemplar en España: en el
País Vasco y Cataluña. Los trabajadores de esas comunidades, y de forma muy
especial los emigrantes, hace años que se sintieron abandonados por los
socialistas que se empecinaron en ir adoptando cada vez más postulados
nacionalistas a costa de echar por la borda el internacionalismo y aceptar, sin
control alguno, muchos de los postulados liberales.
Al inicio de la crisis Zapatero
miró para otro lado lo que no facilitó la reconciliación entre los ciudadanos y
el PSOE. La escasa coherencia posterior, los problemas internos y los bandazos
de Sánchez no están ayudando a mejorar las cosas.
Por su parte el Partido Popular
hizo todo lo que pudo, y lo consiguió, para desalentar aún más a los
ciudadanos. Desde la Transición ningún partido ha dilapidado una herencia de
forma tan rápida y desastrosa. Se cargaron de un plumazo todos los avances
sociales logrados desde 1978. Aznar no se atrevió a llegar tan lejos. La enorme
cifra de parados, las rebajas salariales y los recortes laborales a los que se
suma la desorbitada corrupción política alentaron a la extrema derecha y
desanimaron a la clase media y baja.
Otro elemento determinante es el
independentismo catalán. Ni PSOE ni Podemos se han enterado que la “cuestión
catalana” incide directamente sobre los votos fuera de esa comunidad y pesa
mucho en toda España. Lo que sucede en Cataluña está espoleando el nacionalismo
españolista en su versión más rancia. El Partido Popular y Ciudadanos se han
encargado de echar más gasolina. Los nacionalistas catalanes no se libran de una
culpa enorme.
No menos importante es el
“problema de la emigración”. En España tenemos una larga experiencia en achacar
todos nuestros males a los extranjeros, sobre todo en épocas de crisis. En
estos tiempos se ha convertido en el tema estrella de la extrema derecha europea.
Las redes sociales están plagadas
de mensajes xenófobos y racistas. No los repiten gentes extrañas, lo hacen
nuestros vecinos, nuestros conocidos e incluso familiares. Tanto han calado las
mentiras que resulta imposible razonar con muchas personas.
Hasta hace cuatro días VOX no se
conocía. Desde hace dos meses su presencia en los medios de comunicación ha
sido permanente y los otros partidos se hartaron de hablar de ellos. Publicidad
gratuita.
La extrema derecha está en contra
de las autonomías, de la Unión Europea, del aborto, de la libertad de
expresión, de los homosexuales y transexuales, de la libertad religiosa, de las
leyes contra la violencia machista, de las feministas, de la apertura de
fronteras…
¿Qué propuestas concretas tienen
para Andalucía o España? Nadie las conoce, esconden sus verdaderas intenciones
en mensajes populistas y apelan a sentimientos atávicos.
A quienes les votan, a quienes
los disculpan, se les olvidó la Historia de España y de Europa.
Las democracias son imperfectas
por estar en permanente construcción. No podemos cargarnos la mejor herramienta
que tenemos para desarrollar la convivencia pacífica. La humanidad no puede
permitirse el retroceder y volver a las fronteras, al nacionalismo y al enfrentamiento
entre diferentes.
La extrema derecha española tiene
sus raíces en el franquismo pero se asemeja a la europea. Todos esos partidos
están manteniendo relaciones y concertando políticas que van a converger en la
Unión Europea tras las próximas elecciones al parlamento europeo. Dependiendo
de la representación que obtengan peligrará o no la propia Unión. Allí veremos como se posicionan todos los
partidos.
Los resultados de Andalucía han
sido un serio aviso al que me parece que no harán demasiado caso ni los
partidos ni una parte de los españoles.
VOX ha llegado democráticamente
al parlamento andaluz, democráticamente podemos impedirles avanzar más.
Quiero recordar que en Francia el
Frente Nacional logró inicialmente parte de sus votos en barrios obreros y
entre antiguos votantes del partido socialista e incluso del comunista, hoy los
recoge en todos los espectros sociales. Podría mencionar a Italia, Hungría,
Polonia, Eslovaquia, República Checa, los países nórdicos, Holanda o Estados
Unidos, pero para qué.
No han llegado por sus méritos si no por deméritos de los demás.
Asumamos nuestra responsabilidad
individual y colectiva para seguir progresando en democracia y libertad. Estamos
a tiempo, no vayamos a lamentarnos más adelante.
La extrema derecha ya está aquí by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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