21 dic 2018

Que te den 2018


¡Menudo año! Sí tuviese que resumirlo no me costaría nada: una mierda. Me han pasado cosas buenas, faltaría más, pero en general ha sido para olvidarlo.

La política no nos ha deparado ninguna buena noticia. Bueno, en estos momentos yo no me acuerdo, aunque igual hubo alguna. ¿Recuerdan ustedes alguna?

La situación no ha mejorado. En lo económico seguimos en las mismas. No voy a evocar lo de sobra sabido, que es lo que padecemos.

Tampoco han mejorado las cuestiones de igualdad y los asesinatos machistas no cesan. ¡Qué enorme infamia!

Todo ha sido Cataluña, hasta en las elecciones de Andalucía. Es agotador. Las miserias de unos y otros afloran y producen vergüenza y cabreo.

Los desbarres verbales, que me parece que son también mentales, han logrado poner a la extrema derecha en el parlamento andaluz. ¡No nos queda nada!

Se nos fue Rajoy - lo echaron - y no lo extraño. Llegó Sánchez y… pues bien, aunque tal vez no. Probablemente lo haga mejor, tal vez. Es más de fiar, quien sabe, tal vez no. ¿Me gusta o no me gusta? Ni sí ni no, sino todo lo contrario. ¿El gallego no era Rajoy?

Los casos de corrupción andan por los tribunales pero sentencias llegan pocas. Por cierto, ¿alguien sabe algo del ya no honorable Jordi Pujol?

Sigo intentando rememorar algo bueno. Ni siquiera el fútbol deparó alegrías. Acabo de comprobarlo y el Madrid va cuarto. Esto es el acabose, con el permiso de Nieves Concostrina.

No, que no. No es una buena noticia que Puigdemont siga en el exilio. ¿Y Marta Rovira? Ayyy, ahí me han dao. Mira que cogí tirria a esta mujer. No, tampoco es una buena noticia. ¿Y lo de los políticos presos? Tampoco, tampoco es una buena noticia.
Ven, ya salió Cataluña. Los nacionalismos me exasperan.

En lo que tengo más cercano, y me refiero a la política autonómica y local, pues no sé cómo explicarlo. Queda claro ¿verdad?

¡Es que no ves nada bien! ¡No te conformas con nada! Ya, es verdad. El año que viene voy tragar lo que me echen. Estaré calladín que además llegan elecciones y vete tú a saber. 

Ya tengo un propósito para el año que viene: seguir diciendo lo que me dé la gana.

¿Y en lo personal? ¿Cómo lo digo? Echaría a correr, sí pudiera. He aprendido unas cuantas cosas, sobre mí y sobre los demás. ¡Ya iba siendo hora! Sé lo que es vivir con dolor, sin movilidad, y los destrozos que eso provoca. Recibí cuidados y cariño impagables. Algo bueno dentro de lo malo.

Despido este año sin acritud - bueno, alguna sí – y me preparo para el siguiente con más vigor y fortaleza. Mantendré la sonrisa, la ironía, y cuando me parezca me cabrearé.

Lo dicho: 2018, que te den.

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