Un desconocido

  Espero que a ustedes también les pase. De vez en cuando no reconozco a una persona. Sé que la he visto, incluso muchas veces, pero no soy capaz de asociarla a un nombre o una situación. Quién sabe, tal vez es cosa de la edad o sencillamente que mi mente selecciona la información que almacena. Sea  cómo sea ahí está el problema.

  Me pasó ayer. Vi al tipo y no tuve duda de que en otro tiempo lo conocí. Estaba parado, lo pude ver con tranquilidad, iba a saludarlo, me callé. ¿Y sí me pregunta algo a lo que no sé responder? Desvío la mirada un momento, él hace lo mismo. ¿Le estará pasando también?

  El encuentro fue breve. Duró unos segundos. Me jodió la mañana. ¿Quién era ese tío? No tenía nada destacable. Los cuarenta y unos cuantos más tiene encima. Eso seguro. Sí, está talludito. Pelo… poco. Barba blanca. Gafas. Desde luego no fue portada de ninguna revista de moda. Ropa… sí, no iba desnudo. ¿Color de ojos? Ni idea. ¿Marrones? ¡Cómo si me preguntan el color de los calzoncillos!

  No se imaginan la cantidad de vueltas que le di a la cabeza. No hubo forma. La sensación de conocerle sigue ahí. ¿Relacionado con el trabajo? ¿Camarero? No digo que no. ¡Ah, qué agobio! ¿Alguien del pasado?

  Espero volver a verle, tal vez tenga más suerte. No es por nada especial, tampoco me pareció que ese hombre tuviese algo interesante. Cara de espabilao no tenía. Bueno, fue una sensación.

  ¿A que no se imaginan lo qué me pasó hoy? Lo volví a ver. Sí. Ya caí de la burra. Me levanté, fui al baño, miré al espejo y allí estaba el puñetero desconocido. Joder, no me extraña que no lo conociera. Ese no soy yo, ni de coña.

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