“No exagero al afirmar que la
Historia Sagrada que estudié en el colegio fue la primera fuente de verdadera
literatura a la que me vi expuesto”. Esta afirmación la hace Eduardo Mendoza en
Las barbas del profeta, obra de 2017
ahora reeditada.
No es una novela, tampoco me
atrevo a decir que es un ensayo. En esta
breve obra, 198 páginas, Mendoza rememora algunos de los episodios bíblicos que
le llamaron la atención. El diluvio, la travesía del desierto, la torre de
Babel, Salomón o el rey David, entre otros, son objeto de su análisis. No se
hagan a la idea de un sesudo estudio. Eduardo Mendoza realiza una breve
sinopsis del episodio de turno a la par que introduce sus comentarios, que
además de lúcidos tienen la carga irónica y humorística que le caracteriza.
Para las generaciones de la
posguerra la religión fue asignatura obligatoria y causa de haber recibido unas
cuantas hostias por parte de curas y maestros. Las batallitas eran escogidas con una intención moralizante, además de
por su atractivo para los tiernos infantes, con un claro objetivo: el
adoctrinamiento en la estricta observancia de la obediencia, cristiana, por
supuesto.
Eduardo Mendoza lee la Biblia con
el ojo crítico del no creyente: “La Biblia es el compendio de mitos
fundacionales más grande que existe” (pag. 16).
Hay una interpretación que me
llamó la atención, la que se refiere a las prohibiciones que hacen las
religiones de comer determinados alimentos, por ejemplo el cerdo. Mendoza
entiende que con esas medidas pretenden diferenciarse de los otros, no es esa
la interpretación que realiza el antropólogo Marvin Harris. Me quedo con la de
Harris y les recomiendo sus ensayos.
Las barbas del profeta está muy
lejos de La verdad sobre el caso Savolta,
las entregas del detective anónimo, El
asombroso viaje de Pomponio Flato… este es otra cosa. Como también lo son El rey recibe o El negociado del yin y el yang, en estos tres últimos
libros no es el Eduardo Mendoza que tanto me gusta. Creo que son obras forzadas
que no hacen justicia a su producción anterior.
Así y todo continuaré leyendo
todo lo que publique, tiene mucho que aportar y es uno de mis escritores
preferidos.
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