Los fríos datos del INE
(Instituto Nacional de Estadística) no reflejan la tristeza de la realidad. El
suroccidente asturiano se muere. La enfermedad y el diagnóstico viene de lejos,
pero nadie ha sabido ponerle remedio. ¿Lo hay? Sí.
La despoblación no es un mal que
afecte sólo a esta comarca, el occidente, Asturias en general lo padecen, pero
el suroccidente, en particular, es el peor parado. Esto supone que es una de
las comarcas más afectadas de España y de la Unión Europea. La despoblación va
unida al envejecimiento con lo que el problema se intensifica, las soluciones
son aún más complejas y los costes económicos se disparan.
En el último año, el 2019,
el censo de población del suroccidente
ha disminuido en 530 habitantes. Cangas del Narcea perdió 223, Tineo 190, Ibias
44, Degaña 40 y Allande 33.
Se ha pasado de 25556 habitantes
en 2019 a 25026 en 2020. Datos extraídos del INE.
Permítanme más datos, son
esclarecedores y no se pueden manipular (Fuente:SADEI). En 1991 la comarca del Narcea, el suroccidente, tenía 41187
habitantes, en 2000 descendió a 36311, en 2010 la cifra siguió bajando y se
quedó en 30415.
Es importante tenerlo en cuenta
para comprobar que no se trata de un fenómeno reciente. Nada de eso, esta
tierra siempre ha sido, desde del siglo XIX, vivero de emigrantes. A finales de los años 70 y principios de los
80 del siglo pasado, hubo un pequeño repunte demográfico. Eran los años del
despegue de las minas, la térmica de Soto de la Barca y un poco más tarde el
hospital comarcal. Hoy aquellos años parecen un sueño.
Permítanme, nuevamente, que les
ofrezca otros datos, estos de la comarca Eo-Navia. En 1991 tenía un censo de
60418 habitantes, en 2020 han bajado a 43844 (Fuente: SADEI).
De ahí para acá, cómo demuestran
los números, todo ha ido de mal en peor en el occidente asturiano y
especialmente en el suroccidente.
Ni hubo, ni hay, una política
real que intente atajar este devastador problemón. No pueden decir lo
contrario, los datos anteriores lo avalan.
En los últimos años nos han
vendido un Plan Especial para los concejos del Suroccidente Asturiano que no es
otra cosa que un camelo. Intentaron vendernos la moto de un comisionado para el
reto demográfico que se ha demostrado inoperante. Por cierto, Jaime Izquierdo, el
responsable de ese comisionado, declaró en la Junta General que su objetivo no
pasaba “por elaborar nuevos planes demográficos” y no tuvo empacho alguno en
afirmar que el Plan Demográfico 2017-2027 y el Plan especial del Suroccidente
2015-2015 “son herramientas válidas, a las que habrá que incorporar
aportaciones” (Fuente: La Nueva España).
Será un gran teórico, pero no ha realizado una sola aportación de futuro, ni a
corto ni medio plazo.
La concentración de la población
en las ciudades es un fenómeno mundial, por unas u otras razones, pero en
nuestro entorno, la Unión Europea, países cómo Francia o Alemania han apostado
desde hace muchos años por el mundo rural. Desde luego que también han perdido
población, pero su calidad de vida es mucho mejor que en España. La receta fue
invertir esfuerzos y dinero.
La pandemia de la COVID-19 ha
confirmado lo que ya sabíamos: los problemas se multiplican y descontrolan en
mayor medida en las grandes concentraciones urbanas. Otro factor a tener en
cuenta y que debería servir para repensar nuestra forma de organizarnos
socialmente.
En Tineo hay un polígono
industrial, el de La Curiscada, que puede crecer muchísimo; dentro de poco
tiempo, espero, y a pesar de los incomprensibles retrasos llegar al centro de
Asturias será cuestión de media hora, ¿qué se hizo o se está haciendo para
atraer empresas? Nada. ¿Es difícil? Sí,
pero hay que intentarlo.
Si no realizan políticas activas
para atraer empresas y claramente diferenciadas en materia impositiva no hay
salvación posible.
El año que viene volveremos a
lamentar la pérdida de población y la situación habrá empeorado. ¡Ojalá me
equivoque!
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