23 ene 2021

El suroccidente asturiano sigue despoblándose

 

Los fríos datos del INE (Instituto Nacional de Estadística) no reflejan la tristeza de la realidad. El suroccidente asturiano se muere. La enfermedad y el diagnóstico viene de lejos, pero nadie ha sabido ponerle remedio. ¿Lo hay? Sí.

La despoblación no es un mal que afecte sólo a esta comarca, el occidente, Asturias en general lo padecen, pero el suroccidente, en particular, es el peor parado. Esto supone que es una de las comarcas más afectadas de España y de la Unión Europea. La despoblación va unida al envejecimiento con lo que el problema se intensifica, las soluciones son aún más complejas y los costes económicos se disparan.

En el último año, el 2019, el  censo de población del suroccidente ha disminuido en 530 habitantes. Cangas del Narcea perdió 223, Tineo 190, Ibias 44, Degaña 40 y Allande 33.

Se ha pasado de 25556 habitantes en 2019 a 25026 en 2020. Datos extraídos del INE.

Permítanme más datos, son esclarecedores y no se pueden manipular (Fuente:SADEI). En 1991 la comarca del Narcea, el suroccidente, tenía 41187 habitantes, en 2000 descendió a 36311, en 2010 la cifra siguió bajando y se quedó en 30415.

Es importante tenerlo en cuenta para comprobar que no se trata de un fenómeno reciente. Nada de eso, esta tierra siempre ha sido, desde del siglo XIX, vivero de emigrantes.  A finales de los años 70 y principios de los 80 del siglo pasado, hubo un pequeño repunte demográfico. Eran los años del despegue de las minas, la térmica de Soto de la Barca y un poco más tarde el hospital comarcal. Hoy aquellos años parecen un sueño.

Permítanme, nuevamente, que les ofrezca otros datos, estos de la comarca Eo-Navia. En 1991 tenía un censo de 60418 habitantes, en 2020 han bajado a 43844 (Fuente: SADEI).

De ahí para acá, cómo demuestran los números, todo ha ido de mal en peor en el occidente asturiano y especialmente en el suroccidente.

Ni hubo, ni hay, una política real que intente atajar este devastador problemón. No pueden decir lo contrario, los datos anteriores lo avalan.

En los últimos años nos han vendido un Plan Especial para los concejos del Suroccidente Asturiano que no es otra cosa que un camelo. Intentaron vendernos la moto de un comisionado para el reto demográfico que se ha demostrado inoperante. Por cierto, Jaime Izquierdo, el responsable de ese comisionado, declaró en la Junta General que su objetivo no pasaba “por elaborar nuevos planes demográficos” y no tuvo empacho alguno en afirmar que el Plan Demográfico 2017-2027 y el Plan especial del Suroccidente 2015-2015 “son herramientas válidas, a las que habrá que incorporar aportaciones” (Fuente: La Nueva España). Será un gran teórico, pero no ha realizado una sola aportación de futuro, ni a corto ni medio plazo.

La concentración de la población en las ciudades es un fenómeno mundial, por unas u otras razones, pero en nuestro entorno, la Unión Europea, países cómo Francia o Alemania han apostado desde hace muchos años por el mundo rural. Desde luego que también han perdido población, pero su calidad de vida es mucho mejor que en España. La receta fue invertir esfuerzos y dinero.

La pandemia de la COVID-19 ha confirmado lo que ya sabíamos: los problemas se multiplican y descontrolan en mayor medida en las grandes concentraciones urbanas. Otro factor a tener en cuenta y que debería servir para repensar nuestra forma de organizarnos socialmente.

En Tineo hay un polígono industrial, el de La Curiscada, que puede crecer muchísimo; dentro de poco tiempo, espero, y a pesar de los incomprensibles retrasos llegar al centro de Asturias será cuestión de media hora, ¿qué se hizo o se está haciendo para atraer empresas? Nada. ¿Es difícil? Sí,  pero hay que intentarlo.

Si no realizan políticas activas para atraer empresas y claramente diferenciadas en materia impositiva no hay salvación posible.

El año que viene volveremos a lamentar la pérdida de población y la situación habrá empeorado. ¡Ojalá me equivoque!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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