10 ene 2021

  Yo también vi a Pedroche

 Hay actos que sin tener ninguna trascendencia se convierten en rituales. Las Navidades concentran un buen número. La religión católica impone los suyos, la publicidad nos marca otros y luego están esos que surgen por un cierto consenso social.
 Las campanadas de fin de año, con la consabida tragantona de uvas, es un rito de paso que nos planta ante el televisor para ver el reloj de la Puerta del Sol de Madrid. La pugna entre las diversas cadenas por acaparar espectadores les lleva a tirar de famosos o famosillos. En esa pelea parece que la televisión pública sigue ganando. La tradición pesa mucho. Pisándole los talones a la pública está Antena 3 con Cristina Pedroche y Alberto Chicote.
  La táctica de Antena 3 de casi despelotar a Pedroche le está funcionando muy bien. Mantienen la intriga hasta el último segundo y cuando la audiencia está a tope se cae el edredón. Chicote de momento no ha enseñado nada.
  El motivo del incremento de espectadores de la 3 radica en la incertidumbre sobre los metros de piel que Pedroche enseñará. ¿Me habré pasado con eso de los metros? El cocinero gritón está muy pendiente de que la contemplemos en todo su esplendor y le pide que gire para que veamos bien su espalda. ¡Qué espalda ni qué leches! para verle el culo.
  El microvestido, de Pedro del Hierro, dicen que era la representación de una mascarilla. Pues vale, yo vi un mandil con piedrecitas.
  Somos millones de españolitos los que le echamos una ojeada y nos reímos, no vayamos ahora de no sé qué. Nos pudo la curiosidad y en eso se basan para hacer caja. Seguro que hay gente que se negó a ver ese espectáculo. Me parece bien, hicieron lo que les dio la gana.
  Pedroche no realiza sólo un acto de libertad individual al enseñar bastante de su cuerpo en público, hace negocio con su cuerpo. Desde luego es lícito y legal. Argumenta que es su derecho. Lo es. Apela a su libertad. La tiene. Lo hace por la pasta y la «fama» que le da. Según cuentan por los medios se embolsó 60.000 euros. Una pasta gansa.
 Algunas personas la critican, otras sencillamente pasan. Las feministas no consideran que actos como este, que monetizan la imagen del cuerpo femenino, contribuya para nada a la igualdad entre hombres y mujeres. Estoy de acuerdo con ellas, pero a pesar de todo, yo también vi a Pedroche.
  Todos los años es lo mismo. Bueno igual no, al menos para mí es nuevo. Estuve mirando por las redes y se levantó la polémica por la diferencia de salario entre una y otro, entre Pedroche y Chicote. Treinta mil euros de diferencia, no está nada mal. Pedroche cobró 60000 euros y Chicote 30000. Lo normal es que sea al contrario. En este caso los metros de carne enseñada y el frío que pasa la mujer se compensan con más pasta. Igual el año que viene vemos a Chicote en tanga. ¿Se atreverá él y la cadena?
  Pedroche no se quedó muy a gusto con lo de Nochevieja y decidió realizar un acto de introspección ya que «también es muy bonito e importante mirar hacia dentro» y para ello nada mejor que posar desnuda en la nieve. Eso sí, lo hizo en Instagram, donde tiene más de 2900000 seguidores y en esa foto tiene más de 341000 me gusta. Sí, también vi la foto. Esa «popularidad» acaba convirtiéndose en más dinerito.
  Así funciona el telar.
 Vemos a niñas y niños posando, vestidos como adultos, en las fotos que hacen sus papás como estrellas de ese firmamento fugaz. La máxima aspiración de muchos padres es que sus retoños se conviertan en influentes. No me extraña, eso requiere menos esfuerzo que llegar a ser un gran futbolista –sigue siendo cosa mayoritaria de chicos-.
  El año que viene se repetirá la escena y los comentarios serán parecidos, lo cual demuestra el nivel que nos gastamos. ¿Volveré a ver a Pedroche? No puedo hacerle un feo. Quiero contribuir a que el negocio de su cuerpo le vaya bien.

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