28 abr 2021

Un naufragio de trascendencia mundial

 

 
  Amin Maalouf reflexiona sobre el mundo actual en El naufragio de las civilizaciones, traducido del francés por María Teresa Gallego Urrutia. Lo hace partiendo de referencias autobiográficas y del análisis de los países del mundo árabe musulmán de lo que el autor denomina Levante, lo que para nosotros es Oriente Medio.
  Maalouf afirma que cuando la coexistencia fracasó en el Levante el mundo entró en una senda dominada por el nacionalismo exacerbado que enrareció las relaciones internacionales.  El autor localiza el inicio de El naufragio de las civilizaciones en esa zona del mundo por ser el lugar de nacimiento de las grandes religiones monoteístas y en el que en un determinado momento la convivencia fue posible. Luego vendrían los enfrentamientos y los conflictos armados en esa región tan emblemática y se trasladó al resto del mundo la idea de que era imposible entenderse y convivir. La consecuencia más directa ha sido que los países han tendido al aislamiento y según Maalouf «las turbulencias del mundo árabe musulmán se han convertido en estos últimos años en manantial de una angustia predominante para la humanidad entera» (pág. 73).
  Amin Maalouf afirma que Occidente se ha convertido en más tolerante mientras que el mundo árabe lo es cada vez menos. Creo que eso era así hasta hace unos años, en la actualidad la intransigencia campa a sus anchas en el mundo.
  El comienzo del naufragio tiene para el autor unas referencias temporales bastante concretas, entre ellas destaca 1967, 1973 y 1979.
  En 1967 se produjo la denominada Guerra de los Seis Días que enfrentó a Israel con una coalición árabe en la que participó la República Árabe Unida (que integraba a Egipto y Siria), Jordania e Irak. La victoria israelí dejó muy tocado el orgullo árabe musulmán del que aún no se han repuesto.
  En 1973 se produce la Crisis del petróleo. Esa crisis se inició cuando la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) se negaron a suministrar más crudo a los países que habían apoyado a Israel en la Guerra del Yom Kipur contra Egipto y Siria. Además de la escasez se produjo un aumento del precio por barril lo que hizo que la economía mundial se resintiese y la inflación se disparase.
  Como consecuencia de ese hecho el autor hace una reflexión que nos ayuda a comprender lo sucedido a partir de ese momento: «En el seno del mundo árabe, la consecuencia más inmediata de la crisis del petróleo fue que los países exportadores de tan valioso producto se hallaron en posesión de cuantiosos activos líquidos, lo que les dio una ventaja innegable sobre aquellos que no contaban con los mismos recursos… Un efecto más duradero de ese desplazamiento de poder ocurrió en las mentalidades y en el ámbito intelectual. Las ideas imperantes hasta entonces, inspiradas en el nacionalismo, el socialismo o el modelo de las sociedades occidentales, las fueron eclipsando poco a poco otras, que procedían de países desérticos que habían vivido mucho tiempo apartados de las grandes corrientes de pensamiento que recorrían el mundo. Y aparecieron en la esfera política nuevos actos de perfil infrecuente: hombres jóvenes, educados en entornos  muy conservadores y que disponían a veces de recursos financieros considerables que estaban dispuestos a gastarse en la propagación de su fe» (pág. 188).
  La otra fecha clave, 1979, lo es para Amin Maalouf ya que fue el momento en que Thatcher llegó al poder en Gran Bretaña. Poco antes, en octubre de  1978, Juan Pablo II había accedido al papado y que con el paso del tiempo adquirirá gran relieve político.  A estos dos se uniría a partir de 1981 el presidente estadounidense Ronald Reagan. Ese trío, Thatcher, Reagan y Juan Pablo II se convertirán en los máximos propagandistas del neoliberalismo y conservadurismo.
  Junto a estas coincidencias en el tiempo se produjeron otras no menos importantes como fue el triunfo de la Revolución iraní, que dio todo el poder al ayatolá Jomeini, o la asunción del puesto Líder Supremo de la República Popular China por parte de Deng Xiaopin en diciembre de 1978.
  Estos personajes representan una línea de pensamiento que modificó el mundo y las relaciones existentes. Con ellos las cosas fueron a peor. El propio autor dice lo siguiente: «Entre las transformaciones capitales que trajeron consigo las revoluciones conservadoras, he tenido ocasión de mencionar, además de la puesta en tela de juicio del papel del Estado, la creciente exasperación de los sentimientos identitarios. Me parece que el efecto conjugado de ambos elementos explica en muy gran medida la deriva que aqueja a la humanidad en el presente siglo» (pág. 218).
  En las páginas finales Maalouf sigue afirmando su tesis inicial: «Sigo, efectivamente, convencido de que si el Levante plural hubiera podido sobrevivir y prosperar y florecer, el conjunto de la humanidad, con todas las civilizaciones fundidas en un solo crisol, habría sabido evitar la deriva que estamos viendo en nuestros días» (pág. 272).
  Maalouf considera que el capitalismo está desbocado y deshumanizado y necesita cambiar. El triunfo del neoliberalismo más radical se olvida de las personas y fija su atención solo en los datos económicos. Piensa, asimismo, que la izquierda está en crisis desde hace tiempo en todo el mundo y necesita refundarse.
  El papel activo que todos creían que debía tener EEUU en el desarrollo de las democracias y la convivencia internacional se fueron al garete y la Unión Europea no ha sabido convertirse en un nuevo líder. Y ese es otro de los factores del naufragio de las civilizaciones, la carencia de un líder que sirva de ejemplo al mundo.
  Seguro que como todo análisis sintético puede recibir críticas pero merece la pena leerlo. Está muy bien escrito y no se hace nada pesado. Me ha servido para repasar un poco la Historia contemporánea.
  Les recomiendo El naufragio de las civilizaciones de Amin Maalouf.




 


                         
                            Ser Occidente


 




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