Amin Maalouf reflexiona sobre el
mundo actual en El naufragio de las
civilizaciones, traducido del francés por María Teresa Gallego Urrutia. Lo
hace partiendo de referencias autobiográficas y del análisis de los países del
mundo árabe musulmán de lo que el autor denomina Levante, lo que para nosotros
es Oriente Medio.
Maalouf afirma que cuando la
coexistencia fracasó en el Levante el mundo entró en una senda dominada por el
nacionalismo exacerbado que enrareció las relaciones internacionales. El autor localiza el inicio de El naufragio de las civilizaciones en
esa zona del mundo por ser el lugar de nacimiento de las grandes religiones
monoteístas y en el que en un determinado momento la convivencia fue posible.
Luego vendrían los enfrentamientos y los conflictos armados en esa región tan
emblemática y se trasladó al resto del mundo la idea de que era imposible
entenderse y convivir. La consecuencia más directa ha sido que los países han
tendido al aislamiento y según Maalouf «las turbulencias del mundo árabe
musulmán se han convertido en estos últimos años en manantial de una angustia
predominante para la humanidad entera» (pág. 73).
Amin Maalouf afirma que Occidente
se ha convertido en más tolerante mientras que el mundo árabe lo es cada vez
menos. Creo que eso era así hasta hace unos años, en la actualidad la
intransigencia campa a sus anchas en el mundo.
El comienzo del naufragio tiene
para el autor unas referencias temporales bastante concretas, entre ellas
destaca 1967, 1973 y 1979.
En 1967 se produjo la denominada
Guerra de los Seis Días que enfrentó a Israel con una coalición árabe en la que
participó la República Árabe Unida (que integraba a Egipto y Siria), Jordania e
Irak. La victoria israelí dejó muy tocado el orgullo árabe musulmán del que aún
no se han repuesto.
En 1973 se produce la Crisis del
petróleo. Esa crisis se inició cuando la OPEP (Organización de Países
Exportadores de Petróleo) se negaron a suministrar más crudo a los países que
habían apoyado a Israel en la Guerra del Yom Kipur contra Egipto y Siria.
Además de la escasez se produjo un aumento del precio por barril lo que hizo
que la economía mundial se resintiese y la inflación se disparase.
Como consecuencia de ese hecho el
autor hace una reflexión que nos ayuda a comprender lo sucedido a partir de ese
momento: «En el seno del mundo árabe, la consecuencia más inmediata de la
crisis del petróleo fue que los países exportadores de tan valioso producto se
hallaron en posesión de cuantiosos activos líquidos, lo que les dio una ventaja
innegable sobre aquellos que no contaban con los mismos recursos… Un efecto más
duradero de ese desplazamiento de poder ocurrió en las mentalidades y en el
ámbito intelectual. Las ideas imperantes hasta entonces, inspiradas en el
nacionalismo, el socialismo o el modelo de las sociedades occidentales, las
fueron eclipsando poco a poco otras, que procedían de países desérticos que
habían vivido mucho tiempo apartados de las grandes corrientes de pensamiento
que recorrían el mundo. Y aparecieron en la esfera política nuevos actos de
perfil infrecuente: hombres jóvenes, educados en entornos muy conservadores y que disponían a veces de
recursos financieros considerables que estaban dispuestos a gastarse en la
propagación de su fe» (pág. 188).
La otra fecha clave, 1979, lo es
para Amin Maalouf ya que fue el momento en que Thatcher llegó al poder en Gran
Bretaña. Poco antes, en octubre de 1978,
Juan Pablo II había accedido al papado y que con el paso del tiempo adquirirá
gran relieve político. A estos dos se
uniría a partir de 1981 el presidente estadounidense Ronald Reagan. Ese trío,
Thatcher, Reagan y Juan Pablo II se convertirán en los máximos propagandistas
del neoliberalismo y conservadurismo.
Junto a estas coincidencias en el
tiempo se produjeron otras no menos importantes como fue el triunfo de la
Revolución iraní, que dio todo el poder al ayatolá Jomeini, o la asunción del
puesto Líder Supremo de la República Popular China por parte de Deng Xiaopin en
diciembre de 1978.
Estos personajes representan una
línea de pensamiento que modificó el mundo y las relaciones existentes. Con
ellos las cosas fueron a peor. El propio autor dice lo siguiente: «Entre las
transformaciones capitales que trajeron consigo las revoluciones conservadoras,
he tenido ocasión de mencionar, además de la puesta en tela de juicio del papel
del Estado, la creciente exasperación de los sentimientos identitarios. Me
parece que el efecto conjugado de ambos elementos explica en muy gran medida la
deriva que aqueja a la humanidad en el presente siglo» (pág. 218).
En las páginas finales Maalouf
sigue afirmando su tesis inicial: «Sigo, efectivamente, convencido de que si el
Levante plural hubiera podido sobrevivir y prosperar y florecer, el conjunto de
la humanidad, con todas las civilizaciones fundidas en un solo crisol, habría
sabido evitar la deriva que estamos viendo en nuestros días» (pág. 272).
Maalouf considera que el
capitalismo está desbocado y deshumanizado y necesita cambiar. El triunfo del
neoliberalismo más radical se olvida de las personas y fija su atención solo en
los datos económicos. Piensa, asimismo, que la izquierda está en crisis desde
hace tiempo en todo el mundo y necesita refundarse.
El papel activo que todos creían
que debía tener EEUU en el desarrollo de las democracias y la convivencia
internacional se fueron al garete y la Unión Europea no ha sabido convertirse
en un nuevo líder. Y ese es otro de los factores del naufragio de las
civilizaciones, la carencia de un líder que sirva de ejemplo al mundo.
Seguro que como todo análisis
sintético puede recibir críticas pero merece la pena leerlo. Está muy bien
escrito y no se hace nada pesado. Me ha servido para repasar un poco la
Historia contemporánea.
Les recomiendo El
naufragio de las civilizaciones de Amin Maalouf.
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