Viñeta de El Roto
El despliegue de policías
realizado por el ayuntamiento de Gijón fue, a tenor de lo visto,
desproporcionado. El motivo es sabido: impedir los botellones del fin de semana. Es lo de siempre. Primero consentimos
y luego matamos las moscas a cañonazos.
No se trata de ir de pureta por la vida. Todos hemos bebido –
bueno, seguro que hay excepciones- lo que pasa es que esto de ir al
supermercado o la tienda, comprar bebida y luego trasegársela en espacios
públicos en mogollón es una costumbre reciente. Otra cosa era y son las fiestas
populares.
Esta costumbre fue permitida e
incluso alentada por casi todos los consistorios. Muchos pueblos y ciudades
habilitaron botellódromos con el fin
de complacer los deseos de unos jóvenes. Los alcaldes facilitaron la
cuestión con el único objetivo de captar votos.
Excepto los vecinos implicados,
nadie decía nada.
Ahora, el ayuntamiento de Gijón quiere ganarse a los vecinos afectados y no se le ocurre otra que vallar espacios públicos. Lo dicho: matar moscas a cañonazos.
Si siguen con la misma, ningún
ciudadano podrá disfrutar de esas plazas o plazoletas. Da igual que no vayamos
a consumir alcohol, nos estará vedado su acceso. No es justo y tampoco parece
muy democrático.
Aunque bien pensado…ya tenemos
otro yacimiento de empleo: chivatos. A la señora Moriyón le interesa crear este
nuevo cuerpo. Imagine, señora alcaldesa, el dinero que iba a ingresar en las
arcas municipales.
La derecha suele confundir
autoridad con autoritarismo y es más partidaria de este último. Para qué andarse
con tonterías. La izquierda, por su parte - no vaya a ser que la tachen de
autoritaria - se olvida en ocasiones de ejercer la autoridad.
Por su parte, el gobierno
asturiano quiere velar por nuestra salud y decide elevar a dieciocho años la
edad permitida para consumir alcohol. Fue otro gobierno asturiano el qué la
había rebajado a dieciséis. Curioso.
Viñeta de Mingote
Otra que está trayendo cola es la
del tabaco. El gobierno autonómico no le da tregua al consumo. Hasta ahora
soportales, terrazas cubiertas pero abiertas y similares, eran espacios
propicios para las inhalaciones cancerígenas, ahora ya ni eso. Prohibido.
Argumento: la salud de los demás.
Cierto. Oigan, que se maten los fumadores, pero a los demás que nos dejen
tranquilos. Eso dicen desde altas instancias. Bien.
Perdón, perdón. ¿No se les ha
olvidado pedir que dejen de fabricar tabaco? ¡Ah! ya, la prohibición implicaría
la aparición de mafias y subidas de precios para los consumidores.
Perdón, perdón nuevamente. ¿Y las
otras drogas? Por esas mismas razones ¿las legalizamos? ¡Ah! ya, cuestión de
salud pública.
Gracias por la explicación.
Público, privado, derechos individuales-colectivos, ganas de juerga-derecho al descanso, autoridad-autoritarismo, salud-enfermedad, coherencia-populismo.
No es fácil pero tampoco lo están
haciendo bien. Primero crean el conflicto y luego se ponen a dialogar con las
partes implicadas ¿no tenía que ser al contrario?
Del botellón, el fumar, prohibiciones y salud por M. Santiago Pérez Fernández se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
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