Comentario para Cangas del Narcea en la Onda, de Onda Cero Radio (01/10/2013)
Sin nostalgia ninguna: los veranos ya no son lo que eran.
Hace unos años el período estival
servía para desconectar. Playa, fiestas, meriendas, o familia se convertían en
tópicos veraniegos. No faltaban a la cita la canción del verano, los posados de
Ana Obregón o de la famosilla de turno.
La política no daba sobresaltos.
De economía no se hablaba. La corrupción parecía algo residual y la mayoría de
la gente solo se cabreaba con los niños si molestaban un poco.
Los meses veraniegos resultaban
hasta aburridos y monótonos, por lo que a la cosa pública se refiere.
¿Dónde ha quedado todo esto?
Este año hemos comprobado que esa
languidez social se ha terminado. Ya nada es lo que era. Tal es así que ni
Anita Obregón nos hizo el posado playero: lo hizo en una plaza madrileña. Ven,
esto no puede ser. Repito que no es nostalgia pero no vamos a comparar.
Yo, se lo confieso, hice todo lo
posible por estar desinformado. No hubo forma. A la que me despistaba me
tragaba una noticia. Y lo malo de ello es que ninguna era agradable.
El número de parados sigue en
cifras aterradoras y eso a pesar de la balandronadas del gobierno. Bárcenas
sigue dando mucho que hablar, a pesar de sus silencios. ¿Se avecinará tormenta
o pacto?
Científicos y profesionales de
todo tipo siguen emigrando en busca de la dignidad de un trabajo. Aunque es
cierto que no todos los emigrantes lo hacen en las mismas condiciones, sobre
todo si se van a Suiza.
Los clubes de fútbol pagan cifras
de escándalo por algunos jugadores. De las deudas que estas empresas tienen con
Hacienda no se habla. Aunque bien pensado ¿para qué? Con tal de que metan goles
y vendan camisetas ya vale.
Asistimos al esperpento de Buenos
Aires desconcertados, abrumados y descojonados.
El presidente autonómico andaluz
se va, o algo similar. Al tercer, cuarto, quinto alcalde de Cudillero lo echan.
Artur Mas sigue cuesta abajo y sin frenos. El lendakari asoma de vez en cuando.
Lo de Valencia hace tiempo que dejó de tener nombre.
Ya me embalé. ¿Díganme ustedes sí
con este panorama se puede descansar?
Los ERE andaluces siguen erre que
erre. Y todavía nos pueden deparar sorpresas. Lo de las pensiones…Me callo. Es
qué si hablo me pierdo.
Tampoco se me ocurrirá hablarles
de cómo solventaron los diputados asturianos el “problemilla” de sus sueldos.
De esto ni una palabra más. Lo que hicieron bien les parece.
Entre tanta noticia hubo una que
me alegró en los últimos días -y que me reafirma en mí confianza en el trabajo
bien realizado- Rodrigo Rato ha sido fichado por el Banco Santander como asesor
internacional.
Ya ven, no hay que desesperar.
Hablando de alegrías, les
recuerdo que hoy estaremos ajustando un poco más el déficit tarifario
eléctrico. Para ello nada mejor que subirnos la luz otro tres por ciento más.
También debemos alegrarnos por ser uno de los países donde la energía es más
cara.
De la sanidad también tuvimos una
buena nueva: la privatización de la sanidad pública en Madrid, de momento, se
paró.
Como pueden ver no lo pude evitar
y de algo me enteré. Si el verano fue así ¿qué nos deparará el largo invierno?
Escalofríos me entran.
Yo quisiera hablarles de otras
cosas pero la realidad es tan tozuda que no me deja.
El otoño está dando sus primeros
pasos. Las manzanas empiezan a caer de los árboles. Las uvas ya están. Las
avellanas recogidas. En poco tiempo tendremos las castañas y más tarde se
iniciará el ritual sangriento de la matanza del cerdo.
Sacaremos la ropa de
abrigo y nos quitaremos el frío con opíparas comidas. Contemplaremos las
primeras nieves con ilusión infantil y entre uno y otro -me parece a mí-
seguiremos sufriendo con incredulidad como nos ningunean, nos empobrecen en
todos los sentidos y ellos siguen a lo suyo, nunca mejor dicho.
Los veranos ya no son lo que eran por M. Santiago Pérez Fernández se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
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