Dependiendo del grado de
satisfacción que obtengamos el tiempo nos pasa más o menos rápido. A mí los dos
últimos años se me han hecho eternos. Rajoy y su partido han celebrado los
“logros” de este bienio.
Antes de seguir, les ruego que se
olviden de su preferencia política, reflexionen unos segundos y piensen cuando fue
la última vez que han pasado una etapa como esta, en democracia, claro.
Hubo momentos malos, muy malos,
pero estábamos saliendo de pobreza, de la miseria, y el futuro se nos antojaba
ilusionante. Hoy casi no nos han dejado ilusiones. El futuro sabemos que es
peor que nuestro pasado más reciente y además somos una sociedad cabreada e
indignada.
Los más fervorosos partidarios
del presidente Rajoy argumentarán eso de la herencia recibida y que se está
haciendo lo que hay que hacer. Pudo entender que lo digan, ahora bien, todos
sabemos que esa no es toda la verdad.
Está claro que el Partido Popular
sabía antes de llegar al gobierno cual era la situación. No pueden alegar
desconocimiento. Se presentaron con un programa determinado, con un contrato, y
lo han incumplido.
Una tras otra, sus afirmaciones
se han caído. Están haciendo todo lo contrario de lo que decían que iban a
hacer. Y eso tiene un nombre: nos han mentido.
En estos dos años se han empleado
a fondo para recortar derechos sociales, económicos y ahora van a por las
libertades individuales y colectivas. Cuando acaben con las reformas no vamos
a reconocernos.
Sus políticas, ultraconservadoras
en muchos aspectos, han vuelto a desatar debates -que creo- que ni una mayoría de sus afiliados o
votantes deseaban.
Temas como el matrimonio, el
aborto o la religión vuelven a ser motivo de controversia cuando sobre ellos ya
existía un amplio consenso social.
Otras medidas restrictivas se
camuflan con eso de la competitividad cuando son recortes puros y duros. Solo
tenemos que fijarnos en las rebajas salariales y su repercusión en la creación
de puestos de trabajo o la calidad de los mismos.
Acceso a la justicia, a la
educación, a una vejez digna, a la sanidad se están convirtiendo en un
espejismo cruel.
Todo sea por el déficit.
Pero no nos engañemos, esta es la
política del Partido Popular: privatizar, controlar e imponer.
Miren, mucho de lo que están
haciendo no lo comparto en absoluto, pero lo que no llevo con paciencia es su
prepotencia.
Les pido otra reflexión, sobre
todo a los más partidarios del PP, escuchen y vean la actitud de Montoro o de
Cospedal, sean sinceros con ustedes mismos. Tienen o no mucha chulería.
Recuerden, por favor, a Gallardón. ¿Qué les parece Wert? ¿Qué me dicen de Jorge
Fernández, ministro del interior?
Tenemos un presidente de gobierno
que da ruedas de prensa semipresenciales y qué como lo saques del guión, lo
hundes; unos ministros sobraos, otros
que no se enteran ni de lo que pasa en su casa; alguno que se ducha con agua
fría y que se come los yogures caducados. No me negarán que no son una tropa
muy peculiar.
Voy a dejarlo así, para qué más. Eso sí, estoy tranquilo, las
encuestas dicen que volverán a ganar.
Dos años de purga by M. Santiago Pérez Fernández is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Internacional License.
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