La
donación de equipos oncológicos a la sanidad pública por parte de Amancio
Ortega ha supuesto una confrontación entre los ciudadanos. Esos 320 millones
han provocado agrios enfrentamientos, insultos y desprecios entre partidarios y
detractores en las redes sociales, medios de comunicación y lugares públicos.
Opiniones
como la del chulesco Carlos Herrera, y otras de igual tipo, no me merecen
ningún respeto.
Antes
de seguir quiero decir que yo acepto esa donación. Lo contrario sería tonto.
Desde luego no es cuestión de devolverla.
Dicho
esto, continúo.
No
voy a hablar de cómo Amancio Ortega se ha convertido en una de las personas más
ricas del mundo. No voy a discutir sobre la deslocalización de sus empresas. No
voy a opinar sobre sus impuestos o los de sus empresas. No voy a comentar si en
sus fábricas hay o no explotación infantil. No voy a considerar si tiene su
fortuna en paraísos fiscales o no. No voy a averiguar si tiene intereses en
empresas sanitarias o no. No me voy a plantear si esta donación lleva pareja
una desgravación fiscal o no.
Voy
a dejar de lado todo eso y las demás cuestiones colaterales.
Pienso
que los servicios públicos son buenos y necesarios. La sanidad, la educación,
las pensiones, entre otros, son servicios públicos imprescindibles. Estos
servicios tienen que ser financiados con los presupuestos generales del Estado
y la fuente de ingresos más importante, con enorme diferencia, deben ser los
impuestos directos.
En
esto no tengo dudas.
Hay
quienes argumentan que no hay dinero suficiente. No estoy de acuerdo. La
confección de los presupuestos generales o autonómicos clarifica la importancia
que se da a unas cuestiones u otras.
Puede
que si alguien ha llegado hasta aquí se muestre en desacuerdo con esta opinión.
Permítanme que les recuerde algo que sucedió hace unos días: la aprobación de
los Presupuestos Generales para el 2017. El Gobierno para sacarlos adelante
realizó enormes concesiones económicas al PNV, en mucha menor medida a Nueva
Canarias y aún menos a Foro Asturias. Ese reparto no fue en función de las
necesidades sociales, se realizó por necesidad e interés del Gobierno. Por lo tanto
si no hay dinero para determinadas necesidades es porque el Gobierno decide
gastarlo de otra manera. Los mismo es aplicable a los gobiernos autonómicos.
Hay
quienes razonan que con los equipos donados se detectarán muchos cánceres y eso
salvará vidas humanas. Cierto. Ahora se me ocurre una pregunta: ¿por su falta
se pueden haber perdido vidas?
Quienes
se manifiestan a favor de la donación de Amancio Ortega claman por más
aportaciones de este tipo. No estoy de acuerdo. Amancio Ortega es multimillonario desde hace muchos años y hasta ahora nunca hizo ninguna donación de
este tipo. En España hay muchos millonarios que no hacen donaciones. Y además,
vuelvo al principio, los servicios públicos tienen que cubrirse con los
presupuestos y no con la voluntad de uno o unos individuos.
Nuestra
salud no puede estar a la espera de una donación particular.
Se
achaca a quienes no les parece bien la donación que no piensan, que no
pensamos, en los enfermos. Estoy totalmente en desacuerdo. Pienso en los
enfermos, yo puedo ser cualquier día uno de ellos, y por esa misma razón quiero
una sanidad bien dotada de personal y equipamientos.
Repito,
quiero una sanidad pública cubierta por los presupuestos generales con dinero proveniente
de los impuestos directos. No quiero que la salud de los ciudadanos dependa de
la voluntad de algunos individuos.
La donación de Amancio Ortega nos divide by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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