Nuevo jefe para RTVE

Los que gobiernan tienen, en muchas ocasiones, la capacidad de sorprenderme. La última ha sido el nombramiento de Alberto Oliart como presidente de RTVE.
Resulta que en esa empresa –RTVE- se han realizado expedientes de regulación de empleo en los que la edad tope para seguir trabajando era, no se si sigue siendo, 52 años y ahora nombran a este señor con 81 años. Cuando menos la decisión es sorprendente, por no decir claramente contradictoria.

Alberto Oliart puede estar, y no dudo que sea así, en plenas facultades, pero no cumple el requisito que se ha aplicado a profesionales de esa casa: sobrepasa en 29 años la edad para trabajar en ella. Ya, ese criterio no es para los que mandan. Bueno, vale, pero que se lo expliquen a esos trabajadores que fueron “obligados” a dejar su trabajo por el mero detalle de tener más de esos 52 añitos. Curioso y sobre todo ejemplar. Vaya que sí. Prediquemos con el ejemplo, que diría el berroqueño Camino.

Pero nada, por si esto fuera poco, no tiene experiencia en medios de comunicación. Conclusión: cualquier persona sirve para desempeñar no importa que puesto de trabajo. Al menos en la cosa pública. Así nos va. No me extraña que en muchas ocasiones, demasiadas, se denigren los servicios públicos.

¿Méritos alegados del señor Oliart? Que con él se reconoce a la generación que hizo la Transición. Olé. A esto se le añade que tiene un perfil más institucional, de gran autoridad moral y con sentido de Estado. Completo, si señor.
Sean serios, por favor.

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