Joaquín Ordieres Meré en la antigua Universidad Laboral de Gijón
Hace años, en el verano, a no ser noticias
relevantes lo lúdico, e incluso lo intrascendente, tenía cabida en los medios y
nos venía muy bien para desintoxicarnos de tanta información. ¡Qué tiempos
aquellos! En la actualidad no hay tregua veraniega. Sin embargo, los medios de
comunicación siguen dando cuenta de artistas, deportistas, gente de la cultura
e incluso de advenedizos de cualquier cosa que han tenido su minuto de gloria y
que vienen a Asturias a pasar unos días.
Hay otras personas que regresan a su tierra,
a Asturias, tras un año de trabajo lejos. La mayoría pasa desapercibida, y sin
embargo…
Miren, quiero contarles algo de una de esas
personas, Joaquín Ordieres Meré. Con toda razón se preguntarán quién es este
hombre y el motivo por el cual tendríamos que saber de su existencia. Se lo
explico. Joaquín Ordieres está incluido en el grupo del dos por ciento de
investigadores de todo el mundo incluidos en el ranking de Stanford, también
conocido como «Wold´s Top Scientists» o «Wolrd´s Top 2% Scientist List». Este
ranking recoge, principalmente, el número de citas recibidas por los
investigadores y así identificar a los científicos más influyentes en diversas
áreas del conocimiento.
Creo que esto es motivo suficiente para saber
que un asturiano, nacido en Venta Las Ranas, Villaviciosa, en 1961, se merece
algo más que un minuto en los medios de comunicación. Hay otra razón, Joaquín
es fruto de eso que denominamos «ascensor social» y es un ejemplo de un modo de
entender lo público y la sociedad que parece que está acabando.
Les confieso que conozco a Joaquín desde
nuestra etapa en el Instituto Jovellanos de Gijón. Allí comenzamos el BUP
(Bachillerato Unificado Polivalente) al mismo tiempo y nos acercó, además, el
jugar a voleibol a las órdenes de José Luis García, gran entrenador y mejor persona.
Como se supone que en estas cosas hay que
empezar hablando del «seno familiar» ya les digo que procede de una familia
trabajadora. Su padre era carpintero y su madre ama de casa, a modo y manera de
la mayoría de las mujeres en aquellos años. Fue a la escuela pública en
Castiello de la Marina y en Villaviciosa, en las Escuelas Graduadas. El último
año de EGB (Educación General Básica) en el San Eutiquio, en Gijón. De ahí pasó
al Jovellanos, donde nos conocimos.
Ya habrán imaginado que fue un magnífico
estudiante, de esos de matrículas de honor, la mayoría, y sobresalientes.
Reconoce Joaquín su escasas habilidades para
los deportes, pues así y todo se apunta a voleibol. La disciplina le acompaña ya desde joven. Esa
actividad le sirvió de válvula de escape y para socializar. En algunos
desplazamientos dormimos en la misma habitación y yo, pobre de mí, albergué la
ilusión de que algo de sus capacidades intelectuales se me contagiase por
ósmosis o por lo que fuera. Vana esperanza.
Recuerda con una sonrisa que ya desde muy
joven acompañaba a su padre en la construcción de hórreos. Todavía se siente
capacitado para hacerlo. Estoy seguro. No duda en afirmar que hoy acusarían a
su progenitor de explotación infantil, cosa totalmente alejada de la realidad.
Eran otros tiempos.
Las referencias a sus padres en este momento
de la conversación son emotivas y llenas de orgullo por los esfuerzos que
realizaron para que él pudiera estudiar. Su madre tuvo un papel relevante ya
que cuando tuvo que desplazarse a Gijón fue
la que le acompañó. Su padre seguía en la carpintería.
Al llegar el momento de elegir carrera opta
por Física, que le gustaba mucho, pero había que ir a Santander y el dinero no
sobraba en casa. Al final se decanta por Ingeniería Industrial que podía
hacerlo en Gijón.
Siempre esfuerzo, tesón y disciplina.
En cuarto de carrera tuvo que elegir
especialidad. En aquel momento le interesaba mucho lo relacionado con el
incipiente mundo de la informática aplicada a la ingeniería, pues no, no eligió
ese camino, se decantó por la mecánica, que no le gustaba tanto, pero
consideraba que iba a ser importante en su carrera profesional.
Lo dicho: esfuerzo, tesón, disciplina.
No se arrepiente de la elección, todo lo
contrario. Le gustó, tanto que fue número uno de su promoción, con premio
extraordinario.
Al finalizar los estudios, Celestino González
Nicieza, lo fichó para dar clases de Construcción en la Escuela de Minera de
Mieres de la Universidad de Oviedo. En 1986 obtuvo una plaza de matemática
aplicada en la Universidad de Oviedo.
Mientras daba clases de dos materias tuvo tiempo para hacer la tesis,
que recibió un sobresaliente cum laude.
En esos años tuvo alguna mala experiencia
dentro de la universidad, sobre la cual pasa de largo. Con posterioridad logra
la plaza en Proyectos de Ingeniería. Ahí tenía complicado mejorar ya que se
trataba de un área de conocimiento pequeña. Habla con su compañera de vida, la
mencionará muchas veces, y al salir una plaza que le interesaba en la
Universidad de la Rioja se presenta y la gana. Era 1997 y se convierte en
catedrático de Proyectos. En la Rioja estuvieron once años.
Vuelvo a su compañera, María Dolores. Habla
de ella no solo con amor, si no con agradecimiento infinito por los esfuerzos
que realizó para que él pudiera seguir adelante con su carrera. No dudó en
marcharse de Asturias y apoyarle incondicionalmente. Reconoce que es ella quien
le pone ante la realidad de la vida y le recuerda que no todo es trabajo. Las
mujeres han tenido, y tienen, una enorme importancia en su vida.
La pareja tiene dos hijas, Lucía, la mayor,
es médica y Olaya es periodista y tiene un máster en Motion Design en el RIT
(Instituto de Tecnología de Rochester, en USA). Le pregunto si son buenas
estudiantes y, sin dudarlo, dice que mucho mejor que él.
No deja de especializarse y así es Consultor
de gestión de residuos, con contratos desde la universidad para realizar
trabajos en empresas privadas.
Con el paso del tiempo es consciente de que
es necesaria la combinación de técnicas analíticas con la informática. Ya está
en el terreno que quería. La informática había avanzado y le resulta
imprescindible para desarrollar su trabajo con más eficacia y le proporciona un
valor añadido. Cuando tuvieron que proyectar grandes estructuras para
generación de energía en Chile, allá por 1993, que además tenían que soportar
terremotos, la informática supuso una gran ayuda y desde ese momento forma
parte de su trabajo profesional.
En 2008 obtiene la plaza de Catedrático de
Proyectos e Ingeniería en la Universidad Politécnica de Madrid. Como pueden ver
su carrera ha sido siempre ascendente.
Sigue trabajando, siempre desde la
universidad, en proyectos internacionales. Esto necesita una aclaración. Nunca
cobra, personalmente, por esos trabajos. El presupuesto va destinado a las
compras de materiales necesarios para la universidad. Lo razona: «¿para qué
quiero más dinero ahora? Llegará un momento en que no lo gane y tendré que
adaptarme a mí salario. Estoy satisfecho con lo que tengo».
Ya lo ven, ¿cuántos lo harían? Estoy seguro
que pocos. Su sentido de servicio público es absoluto.
Su capacidad de trabajo es inmensa. No, no
exagero. Tiene dedicación exclusiva. Siete u ocho horas semanales de asignación
docente que él reúne en un semestre con el fin de poder dedicar el resto del
año a la investigación. Treinta libros publicados. Ha dirigido unas treinta
tesis, no lo recuerda muy bien. Su nombre, en colaboración, es responsable de
unas quince patentes. Tampoco está seguro. Los artículos publicados superan los
doscientos.
Este año ya ha estado trabajando en Portugal
e Inglaterra y sabe que el año que viene estará en París. Estuvo como profesor
visitante en el INRIA (Institut National de Recherche en Informatique et en
Automatique) en Francia; en ESTI (École supérieure des technologies de
l´information en Francia); en la University of Iowa (USA); en Beijing Institute
of Technology (China) y en la Ecole Polytechnique de Francia.
Lo suyo es optimizar los recursos existentes
en una empresa y mejorarlos haciéndolas más operativas, para lograr ese fin
utiliza como herramienta la informática. Esto, dicho de forma básica y
comprensible para todos, es el mundo en el que se desenvuelve con reconocidos
méritos. Son muchas las empresas para las que ha realizado trabajos, como
Thyssenkrupp, por citar un solo ejemplo.
Como comprenderán habla inglés y francés.
Le pregunto por la situación de las
universidades públicas en Madrid. Deja claro que no le gusta, pero reconoce que
esa es la política que está llevando la presidenta madrileña. Tiene un modelo
de lo público que fue apoyado por la mayoría de los ciudadanos y la está
llevando a la práctica. En el caso de las universidades eso significa que la
financiación autonómica está por debajo del umbral de gastos. Una mala señal.
No tengo dudas de que eso supondrá el encarecimiento de las matrículas, él
tampoco las tiene.
El sábado estuvimos comiendo con amigos del
equipo de voleibol y otros de esa época, el lunes le mandé un mensaje para una
aclaración, estaba en Sarajevo trabajando.
Joaquín Ordieres Meré es «hijo» de un sistema
educativo y un momento en el que se estaba dando relevancia a los servicios
públicos que permitieran a cualquier alumno, independientemente de su estatus
social y económico, acceder al máximo nivel educativo. Joaquín lo logró al
igual que otros muchos hijos de trabajadores que pudimos coger ese «ascensor».
Todavía tiene unos años por delante como
profesor y los piensa aprovechar. Desarrollan su vida en Madrid y Asturias es
el lugar al que regresan y quieren.
Hay más asturianos que realizan un trabajo
excelente allende el Pajares y creo que también es importante conocerlos.
Joaquín Ordieres Meré es uno de ellos y tengo el placer de conocerlo.
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