La Historia es un gran caladero
de ideas para Arturo Pérez-Reverte. En esta ocasión nos remonta hasta el siglo
XI con uno de los personajes más famosos en el hogar patrio: el Cid. Por
cierto, ¿se lee ahora el Cantar de mio
Cid? Me parece que no. El título de la novela es Sidi. Sí, es una novela no un tratado de Historia. La libertad del
autor es total a la hora de narrar, aunque no por ello deja de contener información
histórica. Además, bueno es Pérez-Reverte para no hacer y decir lo que le da la
gana.
Una vez más no resistí la
tentación de leer su última obra. No le puedo negar que es un “profesional que
cuenta historias de manera eficaz”, como afirma rotundamente. Tiene oficio y
sabe como atrapar al lector.
La narración está acotada en el
tiempo y se refiere a las primeras andanzas del “héroe” por la inestable
frontera que dividía los reinos cristianos de los musulmanes en tierras
hispanas.
Sidi y su hueste, tras el
destierro, no son otra cosa que mercenarios. Tienen que ganarse el pan y matan
en favor de quien les pague. Eso sí, Sidi solo pone una condición: “Nunca
guerrearé contra Alfonso VI. Es mi señor natural”. Vamos, que es un hombre de
principios, con honor. Aunque eso de cortar cabezas no me parece a mí muy
honorable, por muy necesario que fuese.
La etapa de la denominada
Reconquista estuvo plagada de enfrentamientos, de escaramuzas y guerras de
todos contra todos. El que hoy era amigo mañana era enemigo. Cristianos y
musulmanes tuvieron igual comportamiento.
En la frontera no cabía la
tibieza. Se mataba o se moría. Se hacían esclavos, se violaba y se llevaban por
delante todo lo que fuese menester. Sidi y sus mercenarios no eran la
excepción, todo lo contrario, eran experimentados guerreros que conocían su oficio
y lo hacían muy bien. Nada de remordimientos, era su trabajo.
Arturo Pérez-Reverte dice, según
leí en alguna entrevista, que quería crear su Campeador sin sacralizarlo,
poniéndolo en su contexto y con la libertad narrativa que conlleva una novela.
Pues bien. Al Cid lo convirtieron, de manera especial, en un “héroe” las
huestes intelectualoides franquistas. El dictador necesitaba un pasado que se
ajustase a sus necesidades propagandísticas y que de alguna manera le justificase
y uniese a una historia “imperial y heroica”.
No digo yo que este sea el caso, desde luego. Así y todo, Sidi queda
como un héroe en la novela. Es un líder en toda regla. Sabe como conducir a los
hombres, a los que se gana con su valentía y “honorabilidad”.
Moros, judíos, cristianos se
mezclan y con ellos algunos de los estereotipos que han llegado hasta nosotros.
No por ello deja de haber un reconocimiento a la refinada forma de vida de los
musulmanes peninsulares en contra de los fanáticos almorávides. Por cierto,
estos almorávides no eran más intolerantes que la mayoría de los cristianos.
Una vez más, Reverte introduce un
personaje femenino muy independiente y que toma la iniciativa. No tengo yo tan
claro que en el siglo XI eso fuera posible. Pero no nos engañemos, es un mundo
de hombres duros en un duro mundo.
La trama no es novedad. Los
libros de Historia, los serios no los apologéticos, describen con claridad la
sociedad de ese tiempo. No se refieren a los reinos cristianos como los buenos
y los musulmanes como los malos, tampoco el Cid Campeador es un héroe. Otra
cosa bien distinta es la mitificación franquista y el desconocimiento de
nuestra Historia.
Se lee bien y de tirón. Puede
estar contento Arturo Pérez-Reverte ya que ha contado la historia con oficio y
de manera eficaz.
Ahora solo tienen que ir a su
biblioteca pública o librería preferida y hacerse con él. Reverte tiene muchos
fans así que sé que lo van a leer. Disfrútenlo y de paso, si les apetece, lean
algo de Historia de la Reconquista y ya verán que resulta muy ilustrativo y
explica muchas cosas de eso que llamamos la conformación de España.
Sidi cabalga de la mano de Pérez-Reverte by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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