Vigésimo tercer día de
confinamiento. No hay que estresarse. Tendremos que estar
enclaustrados hasta el 26 de abril. Ya adelantó el presidente que puede haber
prórrogas. El partido está reñido y hay quien se olvida de los muertos.
Desde hace unos días lo veo hacia
el mediodía. Espero su paso. No sé si es
siempre el mismo. No le importa y menos aún le preocupa nuestro encierro. Es
libre. Va y viene cuando quiere. Le motivan pocas cosas; dos, no creo que más:
comer y reproducirse. Se desplaza con elegancia. Nos mira desde arriba sin
altanería. Va a lo suyo. Sobrevuela mi espacio de visión y se va. Torpe de mí,
no sé si es un milano. Puede ser. Mañana lo esperaré.
De otros no espero nada. Tampoco
es que me sorprendan, nunca albergué muchas esperanzas en ellos, por no decir
ninguna.
La CEOE, patronal de los
empresarios, culpa al Gobierno de las cifras del paro y del aumento de los
desempleados. Ya, ellos querían seguir produciendo. O lo que es lo mismo, les
importa un pito el número de muertos.
Miren que no es plato de mi gusto
el presidente Sánchez, pero esta gente me merece poco respeto.
Unos que no me merecen ninguno
son los de FAES, el chiringuito de Aznar. Se viene hablando estos últimos días
de unos nuevos Pactos de la Moncloa – los millenials
a Google – y esta gente no lo ve posible si participan “los comunistas
presentes en el Gobierno español”.
Oigan, esos comunistas tampoco me
entusiasman, pero Aznar me da repelús.
¿Se me nota mucho que paso de nuestros políticos?
Los del PP han decidido que las
banderas de sus sedes ondearán a media asta y con crespones negros. Esta gente
sabe cómo animar al personal.
¡Oportunistas!
Esto se venía venir. Nos hemos
alejado de lo verdaderamente importante y así nos va. Esto es un castigo
divino. ¡Descreídos! No me crean a mí si no al cura de una parroquia de
Talavera de la Reina. Este hombre de un dios ha pedido al presidente y al
vicepresidente que “se conviertan”, al catolicismo, desde luego. Ni vacuna, ni
confinamiento ni leches: “España se salvará por la oración”. Amén.
Según dicen pérfidos medios de
comunicación, rojos desde luego, están proliferando las asociaciones de
víctimas del coronavirus. Las mismas fuentes dicen que están vinculadas a la
extrema derecha. Sí, a esa que va a realizar donaciones a asociaciones sin
ánimo de lucro. Pues vale.
El líder máximo de la extrema
derecha hizo público un decálogo explicando los motivos por los que no le cogió
el teléfono al presidente Sánchez, este sábado 4 de abril. El comunicado lleva
fecha del 4 de marzo de 2020.
Son de efecto retardado. No, todo
lo contrario, visión de futuro. ¡La hostia!
Ya están pidiendo firmas, desde
hace días, para pedir la dimisión de Sánchez. ¡Menudos lumbreras! En plena
crisis descabezamos al país. A continuación habría que pedir que una autoridad
competente, militar, por supuesto - millenials
otra vez a Google – tomase cartas en el asunto.
¡Y hay gente que apoya esa
barbaridad!
Hablando de barbaridades, ¿saben
que se están produciendo ataques cibernéticos a hospitales?
En este tiempo muchas empresas
están afinando el teletrabajo. Van a seguir apostando por él cuando esto
termine. Nada que objetar, bueno, siempre y cuando no acaben esclavizando a los
trabajadores.
Lo de Turquía y los respiradores
da juego. Todo vale. ¿El segundo avión de Ayuso? Ven, todo vale.
Ay, pero qué disgusto más grande deben tener
algunos. Menuda llorera. Resulta que Hungría va a incrementar los impuestos a
las grandes empresas para luchar contra el Covid-19. Ay, que pena.
Bueno es sábado, disfruten, pero
no se olviden de que hay 124736 contagiados; 11815 fallecidos y 34219
recuperados.
Esto va para largo, así que
ánimo.
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