4 abr 2020

Divagaciones coronavíricas (22)

  Vigésimo tercer día de confinamiento. No hay que estresarse. Tendremos que estar enclaustrados hasta el 26 de abril. Ya adelantó el presidente que puede haber prórrogas. El partido está reñido y hay quien se olvida de los muertos.

  Desde hace unos días lo veo hacia el mediodía. Espero su paso.  No sé si es siempre el mismo. No le importa y menos aún le preocupa nuestro encierro. Es libre. Va y viene cuando quiere. Le motivan pocas cosas; dos, no creo que más: comer y reproducirse. Se desplaza con elegancia. Nos mira desde arriba sin altanería. Va a lo suyo. Sobrevuela mi espacio de visión y se va. Torpe de mí, no sé si es un milano. Puede ser. Mañana lo esperaré.

  De otros no espero nada. Tampoco es que me sorprendan, nunca albergué muchas esperanzas en ellos, por no decir ninguna.

  La CEOE, patronal de los empresarios, culpa al Gobierno de las cifras del paro y del aumento de los desempleados. Ya, ellos querían seguir produciendo. O lo que es lo mismo, les importa un pito el número de muertos. 

  Miren que no es plato de mi gusto el presidente Sánchez, pero esta gente me merece poco respeto.

  Unos que no me merecen ninguno son los de FAES, el chiringuito de Aznar. Se viene hablando estos últimos días de unos nuevos Pactos de la Moncloa – los millenials a Google – y esta gente no lo ve posible si participan “los comunistas presentes en el Gobierno español”.

  Oigan, esos comunistas tampoco me entusiasman, pero Aznar  me da repelús. ¿Se me nota mucho que paso de nuestros políticos?

  Los del PP han decidido que las banderas de sus sedes ondearán a media asta y con crespones negros. Esta gente sabe cómo animar al personal.
  ¡Oportunistas!

  Esto se venía venir. Nos hemos alejado de lo verdaderamente importante y así nos va. Esto es un castigo divino. ¡Descreídos! No me crean a mí si no al cura de una parroquia de Talavera de la Reina. Este hombre de un dios ha pedido al presidente y al vicepresidente que “se conviertan”, al catolicismo, desde luego. Ni vacuna, ni confinamiento ni leches: “España se salvará por la oración”. Amén.

  Según dicen pérfidos medios de comunicación, rojos desde luego, están proliferando las asociaciones de víctimas del coronavirus. Las mismas fuentes dicen que están vinculadas a la extrema derecha. Sí, a esa que va a realizar donaciones a asociaciones sin ánimo de lucro. Pues vale.

  El líder máximo de la extrema derecha hizo público un decálogo explicando los motivos por los que no le cogió el teléfono al presidente Sánchez, este sábado 4 de abril. El comunicado lleva fecha del 4 de marzo de 2020.
  Son de efecto retardado. No, todo lo contrario, visión de futuro. ¡La hostia!

  Ya están pidiendo firmas, desde hace días, para pedir la dimisión de Sánchez. ¡Menudos lumbreras! En plena crisis descabezamos al país. A continuación habría que pedir que una autoridad competente, militar, por supuesto - millenials otra vez a Google – tomase cartas en el asunto.
  ¡Y hay gente que apoya esa barbaridad!

  Hablando de barbaridades, ¿saben que se están produciendo ataques cibernéticos a hospitales?

  En este tiempo muchas empresas están afinando el teletrabajo. Van a seguir apostando por él cuando esto termine. Nada que objetar, bueno, siempre y cuando no acaben esclavizando a los trabajadores.

  Lo de Turquía y los respiradores da juego. Todo vale. ¿El segundo avión de Ayuso? Ven, todo vale.

  Ay,  pero qué disgusto más grande deben tener algunos. Menuda llorera. Resulta que Hungría va a incrementar los impuestos a las grandes empresas para luchar contra el Covid-19. Ay, que pena.

  Bueno es sábado, disfruten, pero no se olviden de que hay 124736 contagiados; 11815 fallecidos y 34219 recuperados.
  
  Esto va para largo, así que ánimo.

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