Para que luego digan que entre
Madrid y Barcelona no es posible el entendimiento. Queda demostrado, una vez
más, que el dinero no tiene colores ni entiende de fronteras. La fusión entre
Bankia y Caixabank se está realizando en el momento oportuno. Mientras los
demás nos preocupamos por la COVID-19 ellos a lo suyo. Sin alharacas y en
secreto ejecutan sus planes. Nos cuentan que era necesario ese silencio para
evitar especulaciones y otras historias. ¡Especularon los que estaban en el
ajo!
Inversores, la derecha política y
mediática, el PSOE y varios más están de acuerdo con la operación. Hasta
aquellos que veían en Caixabank la herramienta financiera de los
independentistas catalanes aplauden. Es más, algunos quieren ver en esta
operación el caballo de Troya del centralismo madrileño, teoría a la que se
apuntaron rápidamente algunos indepes.
Ambos bancos se beneficiaron de
la debacle de aquellas cajas de ahorros creadas con dinero público, destrozadas
por gestores políticos ineptos, luego saneadas con dinero del Estado y que
ahora están en manos privadas. ¡Menudo chollo!
El caso de Bankia es aún más
sangrante. Lo hemos saneado –sí, nosotros, con nuestro dinero- con más de
veinticuatro mil millones de euros y ahora, limpito, pasa a manos privadas.
Bueno, no es cierto del todo, de momento el Estado tiene participación en él
pero eso se va a acabar pronto.
Ya nos podemos olvidar de
recuperar el dinero invertido.
El banco resultante de esta
fusión será el mayor de España. Sus negocios están diversificados y serán
accionistas de un montón de empresas de todo tipo. Su capacidad de presión será
brutal.
El panorama bancario español está
despejado. De una pléyade de cajas de ahorros repartidas por todo el territorio
pasamos a una concentración que más bien parece un oligopolio. Al final quedan
unos diez bancos que controlan toda la vida económica del país. La escasa
competencia ya ha desaparecido y ahora estaremos aún más expuestos a las
arbitrariedades bancarias. Para ello seguirán contando con la inapreciable
colaboración del Banco de España.
La primer consecuencia será el
despido masivo de trabajadores y el cierre de sucursales. Mejor dicho será la
segunda, la primera fue el pelotazo de los enterados del asunto.
Se argumenta que con esta medida
nuestra economía y el sector bancario español se hacen más fuertes y
competitivos a nivel mundial. Será, no digo yo que no, pero eso la mayoría de
los ciudadanos no lo vamos a percibir.
La jugada nos va a salir muy
cara, no tengo dudas.

Bankia-Caixabank o la demostración de lo que une el dinero by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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