19 feb 2025

Mejor no meterse con Coveiro


  En la vida lo mejor es no agredir a nadie por una sencilla razón, no sabes con quien te estás metiendo. Es cuestión de precaución. Hubo quien hizo enfadar a Coveiro y lo pagó, vaya que si lo pagó.
  Coveiro es un viejo enterrador que vive en una casita en el cementerio en compañía de su sobrino Marco, chico autista, en un pueblo llamado Balanegra, cercana a una ciudad. Dos detalles significativos, en primer lugar Coveiro en portugués significa sepulturero y en segundo lugar, el nombre del pueblo, Balanegra, son dos pistas muy ilustrativas.
  Coveiro es el viejo protagonista de Hierro viejo novela de Marto Pariente, editada por Siruela. Tercer detalle, el título, Hierro viejo. Imagino que ya se habrán hecho a la idea de que es una novela negra, pues aciertan. Hay quienes la enmarcan en eso que han llamado «rural noir» y otros la califican como «western crepuscular». Vale, puedo entender lo de «rural noir» ya que la trama se desarrolla en una zona rural, no hace falta ser adivino, pero eso del «western crepuscular» ya me cuesta más llegar a ello. Referido al cine o a novelas del oeste, para entendernos, me vale, pero cuando lo aplican a este tipo de novelas me parece una tontería.
  Coveiro tuvo una vida agitada y cuando sustituyó a su hermano en el puesto de sepulturero pensó que ya era hora de descansar, no pudo ser, tuvo que desempolvar sus «habilidades». La desaparición de Marco y su búsqueda va a complicar la vida a más de uno.
  Rubí Miguel, empresaria cárnica, está forrada, su nombre ya nos da la pista. Tiene dos hijos, dos buenas piezas, pero el amor de madre les disculpa y por ellos hará lo que sea necesario. Craso error.
  Otros personajes destacados, peculiares, son los Bobby, matrimonio de sicarios con un peculiar sentido del humor.
  Como buena novela noir tiene crítica social. No necesita recrearse en ello y sin embargo ahí está.
  Es una novela corta, 208 páginas con un montón de capítulos que no sobrepasan las cinco páginas. Las frases concisas al igual que las descripciones. Los personajes no necesitan perfiles detallados, se van mostrando con pinceladas y con sus actos. Lo mismo ocurre con los espacios, la parquedad es norma de Marto Pariente. La verdad es que no necesita más. La lectura es rápida, a la que te descuidas te pasas de frenada. Es una novela muy cinematográfica. Imagino que no tardará mucho en llegar al cine, sería un desperdicio no hacerlo. Me recuerda a Tarantino, tanto por la simplicidad aparente, la violencia constante pero sin que resulte truculenta y el humor que destilan personajes y situaciones en momentos de máxima tensión. Matan sin remordimientos, es necesario liquidar a alguien se hace y aquí paz y después gloria. A otra cosa mariposa.
  Hay «flashbacks», término para quedar como un «entendido» cuando lo que se quiere decir es que la narración se interrumpe para presentar hechos ocurridos en un tiempo pasado. No tengan problema con eso. No es como en esas películas que van de sesudas, que abusan de los «flashbacks» que para lo único que sirven es para que el espectador se pierda, yo al menos.
  Hoy voy a ser breve, como la novela, pero se la recomiendo, me gustó. Las novelas negras, policíacas, me gustan y me proporcionan una evasión que agradezco.  Anímense y lean Hierro viejo y si no es esta novela tienen mucho donde elegir. Acérquense a su biblioteca pública o librería preferida. 

 

 


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