Comentario para Cangas del Narcea en la Onda, de Onda Cero Radio (29/10/2013)
Las noticias nos llegan tan
rápido que no somos capaces a digerirlas. No asimilamos una y ya nos están
atragantando con otras.
Esta semana pasada tuvo de todo
un poco. En lo más cercano a nosotros, la posibilidad de una moción de censura
en Cangas del Narcea tuvo su espacio. En Tineo la piscina sigue acaparando
páginas de periódicos cada cierto tiempo. Otra vez nos volvieron a repetir que
la autovía Oviedo-La Espina tiene que esperar. Nada nuevo por otra parte. Y eso
sin entrar en la huelga de la enseñanza o la sentencia del Tribunal de
Estrasburgo.
Como pueden comprobar, temas
sobre los que opinar hay en abundancia. Eso sin mencionar la crisis,
corrupciones varias o juicios diversos.
Pues de ninguno de ellos voy a
hablarles. Hoy me quedo con los Premios Príncipe de Asturias.
Durante cuatro días, gracias a
estos premios, Asturias es foco de atracción para los medios de comunicación
españoles y muchos extranjeros. Y eso está muy bien. Otra cosa es la
rentabilidad posterior, pero eso es otro tema.
Tengo que reconocer que la
elección de los premiados es buena. Todos ellos tienen méritos científicos o
artísticos sobrados.
Los encuentros públicos de los
premiados cada año adquieren más relevancia. Son un elemento imprescindible y
cada vez más central. Todos ellos fueron seguidos por un gran número de
personas, de manera muy especial el celebrado entre Antonio Muñoz Molina y los
clubes de lectura de las Biblioteca Públicas asturianas.
Además de ese reconocimiento a
los galardonados, repito que bien merecido, hay una parte de folclore que
también resulta atractiva a la vez que jocosa. Oigan, que hay gente que mataría, espero que metafóricamente, por
estar invitado.
No importa la ideología o el
dinero, no importa nada. Quieren poder decir: yo estuve allí. ¡Anda qué si
además pudieran sacarse una fotografía al lado de los príncipes! Eso sería
orgásmico.
Lucir las galas en el hotel La Reconquista
y el Campoamor es una de las máximas aspiraciones para algunas personas. Pensar
que además pudieran salir en alguna televisión o fotografía de prensa les
proporciona un inmenso placer íntimo.
Tampoco pasa nada. La vanidad es
universal.
Me podrán preguntar, y con razón,
¿y tú? ¿Sí te invitan vas? ¡Anda ya! Eso no se pregunta. ¡Vamos! salgo
disparado a comprarme un traje y me planto en primera fila. ¡Estaría bueno perderse
un espectáculo como ese! Pero estoy tranquilo, eso no va a pasar.
Las declaraciones y discursos de
los premiados suelen ser muy prudentes y contenidos. En esta ocasión, las
opiniones personales -menos encorsetadas- afloraron de forma más nítida.
Miguel Carballeda, presidente de la ONCE, ante las preguntas que le formularon respondió cosas como que “no
entiendo que políticos que hacían un discurso convencido a su favor nos
intenten convencer ahora de que el estado del bienestar no sirve de nada” o “ya
no existe el ladrillo y muchos creen que pueden arreglar todos sus problemas a
través del juego”.
Muñoz Molina fue uno de los más
claros al manifestar su opinión sobre la actualidad: “no podemos tener un modelo productivo distinto si no tenemos un modelo educativo sólido”. Incluso
en su discurso en el acto central no dejó de realizar afirmaciones personales
muy claras: “es difícil hablar de la perseverancia y el gusto del trabajo en un
país en que tantos millones de personas carecen angustiosamente de él”
La socióloga Saskia Sassen fue
otra que no se anduvo con remilgos y sus entrevistas fueron una incitación a la
movilización social: “la ciudadanía tiene que movilizarse contra la corrupción política”.
No fueron las únicas
declaraciones de carácter crítico, hubo más, pero estas sirvan de ejemplo.
La situación es tal que el propio
Felipe de Borbón -a su manera, claro- dijo que “los hombres y las mujeres de España han hecho frente con gran coraje a la adversidad y han mostrado una
capacidad de sacrificio fuera de toda duda”.
La frase, traducida de forma muy
libre y personal por mí, podría quedar así: que os han jodido bien y habéis
aguantado como campeones.
Perdón por la libertad, Alteza.
En la calle hubo ciudadanos que
realizaron otro tipo de declaraciones,
pero de esas casi ni nos enteramos así qué poco se puede decir de ellas.
Total, todo bien y bonito. El año
que viene más y quién sabe…perder no pierdo la esperanza de ser invitado.
Ustedes tampoco la pierdan.
Los Premios Príncipe de Asturias 2013, algo más que glamour by M. Santiago Pérez Fernández is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
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