Cualquier parecido con la vida, obra y milagros de Marta Ferrusola, dona del ya nada molt honorable Jordi Pujo es pura casualidad.
Estimada madre superiora:
Estimada madre superiora:
Por
fin tus méritos se han reconocido. Años, y paños, de ímprobo trabajo se ven
compensados en estos momentos, finales
de tu prolongada carrera. Los 82 que atesoras, nunca mejor dicho, te han dado
pingües beneficios. Hoy es justo que te los reconozcamos.
Tu
figura ha estado siempre a la sombra del “Papa” y luego a la del capellán de la
parroquia. Nunca ha sido más cierto aquello de que detrás de un gran hombre hay
una gran mujer. Gracias a ti ese menudo hombre, algunos se atreverían a
denominar retaco, siempre nos ha parecido un gigante. Y eras tú, la dona
fibrosa, la que le hacía enorme a nuestros ojos.
Tú,
en la sombra, has sido la matriarca, la urdidora de una tela compleja y
protectora.
Has
sido, madre superiora, la hormiga de la familia que miguita a miguita has
reunido un puñadín para los malos tiempos. Nunca has hecho ostentación de nada
que eso es pecado. Siempre has regateado la pesetas y ahora el céntimo. La pela
es la pela.
Has
evangelizado por todo el mundo y repartido esas migas con alegría y fervor. Has
dispersado el fruto de tu devoción por pequeños y lejanos lugares.
Amantísima
madre superiora, gracias a ti y los tuyos un pequeño principado vuelve a estar
en la mente de muchos. Gracias a vuestra constante presencia se le conoce por
algo más que el tabaco y las radios de
otros tiempos. Lo del esquí está muy bien pero necesitaban algo más. Nunca os
podrán agradecer el impulso que les habéis dado, aunque hubieran agradecido un
poco más de discreción.
Madre
superiora, tu afán de sabiduría te llevó al profundo deseo de acaparar
conocimientos y así te fuiste haciendo con una enorme biblioteca. La grandeza
de tu corazón hizo que no dudases en hacer lotes y repartirlos a lo largo y
ancho del mundo. ¡Qué nobleza! ¡Qué altruismo!
Tu
fe te llevó a inculcarles a los tuyos, a la carne de tu carne, esos profundos
valores. Son, sin duda, fieles ejemplos de su madre. El resto del tiempo lo
dedicaste a esa labor tan relajante que es la jardinería. Por medio de este
noble arte enraizaste con las esencias del pueblo dirigido por ese pequeño
hombre que se hizo grande a tu vera.
Como
gran devota, faltaría Mas, tu fe estuvo sustentada sobre la urna. El hombre
pequeño que has hecho grande se convirtió en un gran recolector de papeletas
que tú sabías invertir muy bien. Y en eso estaba Mas. En él tenéis una boca
agradecida que siempre os ha demostrado una fe inquebrantable. ¡Es lo que tiene
tu ejemplo madre superiora! Sirves de faro que ilumina a muchos en vuestra
Arcadia, tal vez un tres por ciento, incluso un cuatro.
Sin
darnos cuenta hemos descubierto que no sois los únicos con tanta devoción y
afán por acaparar libros. Todo los días comprobamos que sois muchos los hijos
de madres fervorosas como tú, madre superiora de todas las madres superioras.
¡Que
siga cundiendo tú ejemplo!
Agradecimiento a la madre superiora by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
No hay comentarios:
Publicar un comentario