4 oct 2015

El laberinto patriotero de los nacionalistas catalanes

Sus caras no muestran una gran alegría.

Bueno, pues ya está, las elecciones en Cataluña ya pasaron. ¿Y ahora qué?

A la vista de los resultados electorales los ciudadanos catalanes están divididos por la mitad. Da igual que unos u otros se empeñen en hablar de su victoria. Dada la importancia de lo que está en juego, la diferencia en votos ha sido tan exigua que es inapreciable.

Dependiendo de la facción – y tristemente tenemos que hablar de facciones – el escrutinio lo explican basándose en el número de diputados o en el de votos.

Ya antes del 27 de septiembre, los independentistas dijeron que ellos iban a tener en cuenta el número de diputados; los no independentistas, a su vez, se reafirmaban una y otra vez en el número de votos.

Conclusión: las reglas no estaban claras y cada uno jugó con las suyas.

Otra de las cuestiones planteadas por los independentistas fue la del sentido plebiscitario de las elecciones, todo lo contrario de lo que argumentaban los no independentistas.

A la vista de los resultados las tornas se cambiaron. Los no independentistas hablaron del sentido plebiscitario, empezando por Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, y los nacionalistas pasaron del término.
Llegados aquí veamos que dice la RAE (Real Academia Española) sobre el significado de plebiscito:

plebiscito.
(Del lat. plebiscītum).
1. m. Resolución tomada por todo un pueblo a pluralidad de votos.
2. m. Consulta que los poderes públicos someten al voto popular directo para que apruebe o rechace una determinada propuesta sobre soberanía, ciudadanía, poderes excepcionales, etc.
3. m. Ley que la plebe de Roma establecía separadamente de las clases superiores de la república, a propuesta de su tribuno. Por algún tiempo obligaba solamente a los plebeyos, y después fue obligatoria para todo el pueblo.

De la tercera acepción vamos a pasar por no venir a cuento. Imagino que no se pondrá en duda lo que dice la RAE - ¿o sí? -.

Conclusión: Otro desacuerdo de partida y de llegada. Ni se contaron los votos por ambas partes ni fue una consulta directa a los ciudadanos.

El 27 de septiembre se celebraron unas elecciones autonómicas para elegir 135 diputados que a su vez son los que deciden quien va a ser el presidente de la Generalidad. Pues bien, una de las candidaturas presentadas, la coalicción Junts pel Sí, es en la que se integró Artur Mas, pero no como cabeza de lista, en cuarto lugar. Oriol Junqueras, de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), iba en quinto lugar.

Recordar que ERC es de izquierdas y Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), el partido de Mas, es liberal - vamos de derechas -.

Junts pel Sí estuvo encabezada por Raül Romeva que fue eurodiputado por Iniciativa per Catalunya-Verds, cuya ideología proviene del comunismo y del ecosocialismo.

De todo este batiburrillo ideológico, cuyo único nexo es la independencia, saldrá el presidente, que no será Romeva, sino Mas – o eso parecía -.

Volvamos atrás. Esas elecciones no estaba nada claro que fueran plebiscitarias - como se demostró a posteriori – por lo tanto fueron para elegir presidente.

Junts pel Sí prescindió de lo que es norma en las democracias – a la que tanto apelan – y su número uno no va a ser presidente sino el cuarto de la lista. Eso, por mucho que se empeñen, es inaudito en cualquier democracia. Que yo sepa es la primera vez que sucede.

Conclusión: Junts pel Sí dió gato por liebre a los catalanes. Han manipulado las formas democráticas. Han mezclado aceite con agua y han dado de beber el brebaje a los catalanes.

Por si este galimatías fuera poco, ahora Junqueras está diciendo que lo importante no es quien sea el presidente sino la independencia. Menuda hostia para Mas.
A su vez la CUP (Candidatura d´Unitat Popular) – izquierda anticapitalista e independentista – ha dicho que no votará a Mas y que quiere una terna de presidentes – sin comentarios -.

El panorama no puede estar más encabronado y de mano esa Arcadia feliz ya no lo parece tanto.

No han sido serios. Los ciudadanos catalanes se merecían responsabilidad, solvencia y rigor en los planteamientos, no se los han ofrecido. Han sido unas elecciones en las que creo que han votado más con las tripas que con la razón – no les han dado razones -. Independentistas y no independentistas han actuado como trileros.

Esto tendrá más capítulos.

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